3 meses duraron los ensayos de la obra que dirige Víctor Acebedo
14 pacientes superan sus trastornos con el teatro
Vestidos con trajes coloridos, narices rojas y pelucas brillantes un grupo de actores salieron al escenario para presentar la obra teatral ‘Una libra de carne’. No era una obra común. El elenco lo integraban pacientes del Instituto de Neurociencias de Guayaquil, quienes reciben tratamiento para controlar la esquizofrenia, trastornos bipolares, comportamientos compulsivos, trastornos obsesivos, y otros tipos de enfermedades de orden biológico.
-Silencio, silencio en la sala -pedía la jueza. Orden que reproducía su ayudante al decir “sienso... sienso”, un diálogo que provocaba las carcajadas de las decenas de presentes.
-El señor abogado del acusador tiene la palabra. Había entonces comenzado el juicio contra Elías Belluver y también la obra de los 14 pacientes del Instituto.
En la trama se pedía cortarle una libra de carne a Elías por no haber pagado la deuda que se había comprometido a cancelar en 30 días.
Pero antes de que empezara el juicio los asistentes a la obra fueron advertidos: “Si alguna vez fue a un juicio (circo), no se asuste de cualquier parecido de lo que verán”, se proyectaba en la pantalla.
La pieza teatral del Instituto de Neurociencias es parte del proyecto Desarrollo de la Creatividad, que reciben los pacientes internados y quienes asisten a consulta externa. También participan del proyecto los que pertenecen a la Unidad de Conductas Adictivas (UCA).
¿Cuál es el fin de la obra teatral?
El actor y director de la obra Víctor Acebedo, explica que el proyecto está relacionado con encontrar herramientas.
No se trata de una mera terapia sino de un proceso vivencial, y precisamente el arte tiene mecanismos propios para ayudar a manifestar las conductas del ser humano.
“A través del teatro reestablecemos todos los vínculos sociales que la persona pierde”, dice el director.
Mientras que la danza y el aprendizaje de coreografías permiten a los pacientes recuperar los hábitos perdidos.
Por otra parte, la música fortalece el concepto de neuroplastia, la capacidad de que las personas sientan y puedan estimular sus estados de ánimo. “Más allá de un proceso de reinserción, las 3 habilidades (teatro, danza y música) están orientadas a lograr un autoempoderamiento en el paciente, es decir que vuelva a ser y a sentirse una persona, además de retomar su autonomía”, explica Acebedo.
Es el caso de Cristian Navarrete y su madre Yolanda Muñoz, quienes encontraron en el teatro una forma para manejar sus problemas. Él tiene autismo y ella sufre problemas físicos. Yolanda hace el papel de la jueza y Cristian el de ayudante.
“Nosotros hemos visto lo mucho que ha evolucionado nuestro sobrino Cristian. Antes él solo pasaba callado, ahora se integra en las conversaciones”, comentó Manuel Toledo, quien asistió junto a su esposa a presenciar la obra.
Como ellos, desde los asientos habían amigos, familiares que fueron a apoyar a los actores con aplausos y gritos: “Vaya Duque, así se hace”.
Duque, quien personificaba al perverso abogado acusador, es uno de los pacientes que pertenecen a la Unidad de Conductas Adictivas y la actuación lo ha ayudado a mejorar su comportamiento.
Su firmeza y convencimiento al señalar al acusado (Elías) como el cáncer de la sociedad, consiguió que el público no dudara en aplaudirlo en cada una de sus apariciones.
Otro de los personajes que arrancaron carcajadas fue el de la enfermera, quien interpretó cada escena con mucha soltura. El papel fue interpretado por Raquel Martinelli. Ella sufre de esquizofrenia y lleva internada en el Instituto de Neurociencias desde los años 70, para tratar su trastorno.
Martinelli es italiana y ya ha participado en otras obras de Acebedo.
“Me he quedado admirada de ver cómo ellos pueden memorizan el texto y hacen tan bien el personaje sin cometer errores”, dice Lourdes Ortiz, actriz de profesión.
Jenny Andrade, quien llegó acompañada de su familia, había visto en Facebook el estreno de la obra y decidió acudir. “Para mí esto es una lección, porque a pesar de los problemas que ellos tienen, pudieron meterse en estos personajes y hacernos reír tanto”.
Acebedo indicó que los avances de los pacientes son documentados por los médicos del hospital. “Los psiquiatras nos han reportado que ya no tiene ideas delirantes de pérdida o de autoeliminación y eso nos indica que vamos por buen camino”.
Adelantó que junto con el grupo de usuarios de la institución ya empezaron a trabajar en la nueva obra, que presentarán próximamente. (I)