El proyecto nació primero con colegiales hace 5 años
120 nuevos líderes se forman en Guayaquil
En los últimos 50 años el filósofo Peter Drucker se dedicó a analizar el papel del líder, su comportamiento, sus metas. Él concluyó que, si bien los líderes natos existen, estos son demasiado escasos para las necesidades urgentes actuales. El liderazgo, por tanto, puede y debe aprenderse, dice Drucker.
En Ecuador, desde hace 5 años siguen los preceptos de Drucker mediante la creación de la Escuela de Líderes, una iniciativa que empezó primero formando a jóvenes de colegio. Hace pocos días se presentó en Guayaquil la I Escuela de Emprendimiento y Liderazgo Ciudadano para adultos, como continuación a lo iniciado en años anteriores.
José Luis Macas, director de la institución, explicó que el liderazgo es un proceso que empieza desde la niñez, continúa en la juventud y se consolida en la etapa adulta.
“Quien se atreve a liderar es porque cree o apuesta una causa y de alguna forma reúne ciertas condicionantes que permiten influir en otros para pelear por ello, liderarlo, hacer sinergia de equipos, fortalecer, potenciar a los participantes y que la causa no sea solo de él sino de todos”, manifestó Macas.
Aseguró que la primera variable que despierta el liderazgo es la circunstancia. “Como las mujeres que luchan contra el cáncer. Esa vivencia hace que luchen por una causa y se conviertan en líderes”.
Para Antonio Santos, de la Universidad Católica, el líder de ahora debe ser ético. “No es una vedette que espera que le caigan las luces sino alguien con un compromiso para poder servir, porque ese líder puede ser un conserje, el policía. No es un tema de poder sino de entregar algo a la comunidad”.
No hay edades para formarse
Narcisa González tiene 51 años y trabaja como asistente del departamento de atención y educación al usuario en la Superintendencia de Bancos. Ella es una de unas de las 120 becadas seleccionadas por la Escuela de Líderes, dirigida por Macas. “Siempre me ha llamado la atención ayudar y quiero sumarme a quienes van a transformar la cara del mundo. En la medida que te educas vas a ir escalando y ayudando a tener un mundo mejor”.
Recordó que cuando cursaba la universidad fue elegida presidenta de su curso y siempre ‘peleó’ por sus compañeros cuando tenían notas injustas.
Carlos Revelo, quien también es parte de esa lista, cuenta que en el colegio lo han llamado necio, “pero es imposible serle fiel a un protocolo o reglas sin ser fiel a mí mismo. Yo tengo mis principios marcados, defiendo lo que es correcto. Pienso que muchas personas, por interés propio, intentan callar a las personas o las califican como rebeldes por querer manifestarse”.
Ahora en la Escuela de Líderes lleva una idea consigo: mejorar su comunidad. Precisamente todos los becados por la iniciativa participarán en una jornada de clases, que reforzarán sus ideas con la finalidad de cristalizarlas luego de los cursos.
Ninguno fue escogido sin un proyecto previo a cumplir. Algunos plantean crear fundaciones de ayuda para niños con discapacidad, otros quieren que el deporte sea fuente de inspiración y trabajo, y también hay quienes buscan asistir a otros seres vivos.
Para Macas, un líder cumple con un perfil determinado: es un disidente, quiere siempre empujar un cambio y defiende sus opiniones, aunque se involucre en problemas. “En el colegio lo que ocurre es que el sistema educativo no está preparado para educar a un chico contestatario, por lo que se malinterpreta ese ánimo positivo de hacer que las cosas sucedan de mejor forma.
Por lo general, la balanza de poderes siempre se inclina hacia el maestro y la idea no se cumple”, dijo Macas al definir la importancia de esta escuela única en el país.
Según el docente Hoover Mora, una escuela de formación de líderes funciona bajo 2 métodos: en el primero se reconoce que hay líderes innatos, y en el segundo se perfeccionan estas habilidades naturales con el aprendizaje de nuevas técnicas y destrezas.
Con estas premisas se escogió a los 120 becados de entre 8.000 aspirantes y proyectos de todo el país.