El ministro de Finanzas británico, George Osborne, anunció este miércoles que introducirá antes de 2 años un impuesto especial a los refrescos azucarados para combatir la obesidad. "Introduciremos un nuevo impuesto a la industria de los refrescos que será recaudada a las empresas e introducida en dos años para darles tiempo a cambiar la composición" de las bebidas, que se han convertido "en uno de los principales factores de la obesidad infantil", dijo en el Parlamento, durante la presentación del presupuesto 2016-2017. Finlandia, desde 1940, Francia desde 2012, y México desde 2013, ya tomaron esta medida, y Sudáfrica lo hará a partir de 2017. Dinamarca fue pionera en la gravación de estas bebidas con la adopción en 1953 de un impuesto sobre la Coca Cola, pensado para proteger a los fabricantes de cerveza, pero lo eliminó en 2014. "No estoy preparado para mirar atrás, a mi tiempo aquí en el Parlamento, haciendo mi trabajo, y decirle a la generación de mis hijos, 'perdonad, sabíamos que existía un problema con las bebidas azucaradas, sabíamos que causaban enfermedades, pero eludimos tomar decisiones difíciles'", lanzó Osborne. El Reino Unido es uno de los países con mayores niveles de obesidad de la Unión Europea. Según datos del gobierno británico de mayo de 2015, el 61,9% de los adultos y el 28% de los niños entre 2 años y 15 sufren de sobrepeso. El anuncio del impuesto hizo caer inmediatamente las acciones de las empresas fabricantes de refrescos, pero fue recibido con alegría por quienes han hecho campaña por él. Como el cocinero Jamie Oliver, una estrella televisiva que reclamaba esta medida hace tiempo: "¡lo logramos!", escribió en su cuenta en la red social Instagram. "Las empresas no deben interponerse en la salud de nuestros hijos", dijo el chef. La profesora Isabelle Szmigin, de la Universidad de Birmingham, defensora de este impuesto, dijo que "el desafío ahora es los fabricantes de refrescos cambien los ingredientes de sus productos, en vez de limitarse a aumentar los precios". (I)