Con aire perezoso, un gato amarillo se acuesta frente a la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil, observando indiferente a la gente. Lleva algún tiempo en el lugar y es un conocido de los miles de visitantes que a diario recorren las instalaciones.          

Este es uno de los felinos que viven en el campus universitario, cuya presencia es habitual para docentes y alumnos. Durante años esta colonia creció de manera indiscriminada y por eso actualmente, según un censo realizado por la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, hay cerca de 300 gatos distribuidos en todas las facultades. La preocupación por esta sobrepoblación llevó a implementar el programa UGatos, cuyo objetivo es capturar a los felinos y esterilizarlos.

Si son dóciles y pueden adaptarse a la vida en una casa, se los da en adopción. En caso contrario, se los regresa a las colonias, donde seguirán viviendo sin reproducirse.

La doctora Georgia Mendoza Castañeda, veterinaria, máster en Epidemiología y docente en la Universidad de Guayaquil, está al frente del programa. Explica que los gatos se reproducen cada dos meses, lo cual desemboca en una sobrepoblación que causa no solo problemas de insalubridad y salud pública, sino también vulnerabilidad en los animales. “Como la gente ve tantos gatos, no sabe qué hacer, entonces los envenenan o los golpean”.

El programa que están aplicando en la alma mater es el que se utiliza en diferentes países para el control de colonias ferales o salvajes: CES (captura, esterilización y suelta). “Es capturar los animales en sus colonias, esterilizarlos y luego se los suelta en el mismo lugar”, señala la doctora. Además de esterilizarlos, los felinos son vacunados contra la rabia y se les aplica la vacuna triple felina.

En el centro educativo hay personas que alimentan a los animalitos, pero como no se los opera siguen reproduciéndose. El campus ha sido dividido en seis sectores para este trabajo. Cuando un felino es capturado se le pone un código para identificar de qué sector es y luego poder dejarlo en esa colonia, a la que ya está habituado.

El proceso de captura requiere gran paciencia, ya que al ser gatos ferales, son desconfiados y se alejan en cuanto un humano se acerca. Por eso se utilizan jaulas trampa, que se cierran en cuanto el animal entra para alcanzar la comida que se ha puesto en un extremo y acciona un mecanismo que deja caer la puerta, aprisionándolo.

Las jaulas se distribuyen por diferentes facultades y se espera que algún gato sea atrapado. Después de ello se lo pasa a otra jaula y es llevado al sitio de cirugía. Todo esto requiere un trabajo de planificación.

Los encargados de operar a los felinos son alumnos de octavo semestre de Medicina Veterinaria y Zootecnia, que tienen entre sus materias la de Técnicas Quirúrgicas. “Ellos están en dos quirófanos, siempre acompañados por docentes que supervisan su trabajo”, explica la doctora Mendoza, quien señala que cuentan con los permisos sanitarios respectivos para efectuar esta labor.

Las cirugías se efectúan los martes y miércoles. Luego está la parte de hospitalización, ya que no se los libera al momento, sino que se sigue el proceso de recuperación de los felinos. Los estudiantes realizan el cuidado del animal y la limpieza de la herida, hasta que es liberado en la colonia. Todo siempre bajo la supervisión de los docentes.

Cuando un animal ya ha sido esterilizado, se le hace un pequeño corte en una oreja para identificarlo posteriormente. El proyecto comenzó en noviembre pasado y ya han sido operados más de 30 felinos, algunos de los cuales fueron entregados en adopción.

Cuando un gato es capturado, se identifica el sector donde vive para, después de operado, liberarlo ahí mismo.

Creando conciencia
Actualmente, en el proyecto participan cinco docentes y cerca de 40 alumnos que están haciendo sus horas de gestión social de conocimiento y sus horas comunitarias.

Según Georgia Mendoza, es un proyecto de largo alcance porque a una colonia siempre hay que monitorizarla para saber si entran nuevos individuos, así que esto es algo que se irá reactivando en cada semestre, con nuevos grupos de alumnos.

Según la docente, cada vez se ve más gente involucrada en la temática animalista. “Pero necesitamos de más, que aprendan que a un animal no lo pueden tirar a la calle; ahora hay campañas masivas de esterilización a costos asequibles. Es la única manera en que podremos controlar el problema de sobrepoblación”.

Jonathan Vizuete, estudiante de séptimo semestre de Veterinaria, considera que lamentablemente, dentro de la universidad, hay un poco de apatía. Incluso, para algunas personas que no les gustan los gatos, la solución es envenenarlos. “Esperamos que al ver que los mismos jóvenes están trabajando, cambie la idiosincrasia de años. La gente evoluciona, hay que cambiar esa mentalidad tan retrógrada”.

Según la doctora Mendoza,  una vez se cubra cerca del 80% de las colonias universitarias, se piensa extender el campo de acción a otros puntos de la ciudad donde también hay grupos de gatos. Esto es en respuesta a solicitudes de ayuda que han recibido por parte de ciudadanos que desean esterilizar las colonias en diferentes sectores.

El grupo de UGatos vende souvenirs para recaudar fondos y solicita donaciones de productos necesarios para las cirugías. Entre lo que se requiere hay jaulas trampa, mascarillas, guantes quirúrgicos, alimento para gatos, jeringuillas, desinfectante y fundas para basura.

Quienes estén interesados en colaborar con esta campaña pueden contactarse a través de las redes sociales del grupo (Facebook @GatitosUG, Instagram gatitosug, Twitter @gatitosug) o al 0997862604, con María del Carmen Zambrano, o al 0998402810, de Georgia Mendoza. (I)

Las jaulas son instaladas en diferentes facultades. Atrapar a los felinos es una labor que requiere paciencia.