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Morejón prefirió la raqueta, a pesar de su talento en el fútbol

 Luis Adrián reside en Guayaquil; sus hermanos y familiares viven en Miami, por lo que viaja constantemente. Sin embargo, reconoce que su trabajo está en Ecuador, donde es organizador del Masters de Quito.
Luis Adrián reside en Guayaquil; sus hermanos y familiares viven en Miami, por lo que viaja constantemente. Sin embargo, reconoce que su trabajo está en Ecuador, donde es organizador del Masters de Quito.
Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
13 de marzo de 2016 - 00:00 - Fanático Web

Rápido y hábil con la pelota. Inteligente y “entrador” en el área chica. Así describen dos exglorias de Barcelona, a Luis Adrián Morejón, quien antes de ser tenista tuvo un paso fugaz por el fútbol. El guayaquileño, que hoy en día tiene 42 años, paseó su talento por las canchas de césped antes de hacerlo en las de arcilla (su favorita) de todo el mundo.

‘More’ vistió la camiseta del ‘Ídolo’ por 3 años -desde los 8 hasta los 10- tiempo en el que se ganó la admiración de su entrenador Washington Muñoz y de su compañero, Raúl Noriega.

“¿Cómo no voy a acordarme de Morejón?”, lanza el ‘Chanfle’ Muñoz, quien hace aproximadamente 21 años estuvo a cargo de las divisiones infantiles de Barcelona en la escuela que fundó Isidro Romero Carbo; allá por el año 1982. La escuela funcionaba en el Rey Park, explanada donde ahora se encuentra el hospital para niños Roberto Gilbert.

Luis Adrián, hincha del Club Sport Emelec confeso, no oculta su breve paso por el club rival de los ‘eléctricos’. Y cree que si a lo mejor el cuadro azul le hubiera abierto sus puertas, hoy en día sería recordado como una exgloria del ‘Bombillo’ y no del tenis (dice entre risas).

El tiempo en el balompié fue corto. Todo porque tomó la dura decisión de abandonar el fútbol e iniciar su carrera tenística.

Pero... ¿por qué motivo no se animó a seguir en el balompié? El mismo Morejón confiesa que todo nació a raíz de que perdió la titularidad en el ‘Ídolo’.

“No tomo como excusa el hecho de haberme ido al banco de suplentes, ya que la decisión del ‘profe’ se respeta, pero ese creo que fue el punto de mi retiro... (reflexiona)”.
A pesar del corto tiempo que estuvo en el elenco demostró ser un buen jugador, encarador, que pudo haber tenido buen futuro en el fútbol. Así dice el ‘Chanfle’ Muñoz.

Creo que le fue bien en el tenis; igual o mejor le pudo ir en el fútbol”.

Morejón iba de pequeño a jugar pelota en el Anexo del Guayaquil Tenis Club (AGTC); y fue en aquel lugar donde lo vio jugar Isidro Romero.

“Morejón llegaba junto con el hijo de Isidro y otro amigo a las prácticas del Rey Park. Él (Luis Adrián) jugaba bien como puntero diestro”, expresa el ‘Pavo’ Noriega, con quien fue parte del equipo infantil en 1982.

Su juego atraía al entrenador y deleitaba al público barcelonista que gritaba, sin conocer, los goles de un hincha emelecista confeso.

El extenista nunca se declaró fanático del ‘Ballet’; eso lo confirma Noriega que dice: “recién ahora -por esta entrevista- me vengo a enterar de que era seguidor de Emelec” (sonríe).

“Luis A. desbordaba alegría. Era bastante amiguero y se ganó la confianza de los integrantes del equipo por su gran técnica”, relata el ‘Pavo’. Su buen toque de balón hacía que se complementara con los demás. Noriega cree que hubiese tenido un futuro en el balompié, aunque en el tenis, confiesa, él tuvo una carrera exitosa, y en especial por la Copa Davis.

El exdefensa no dejó perder la amistad de Morejón, por eso es que cuando se topan en lugares o actos públicos aprovechan para intercambiar anécdotas y pactar un encuentro -en cancha sintética- con quienes fueron parte de la camada de peloteros de la escuela del ‘Ídolo’.

Desde que Luis Adrián dejó el fútbol, el ‘Pavo’ se quedó admirado por el talento que “perdió Barcelona”. Sin embargo, se sintió muy orgulloso cada vez que lo vio jugar la Davis.

“Gracias a él es que he estado al tanto de todos los pormenores del tenis nacional, ya que era emocionante verlo jugar junto a otros grandes, como Pablo Campana y Nicolás Lapentti, vistiendo la camiseta de Ecuador en la Davis”, acota Noriega, quien espera que Morejón haya hecho lo mismo: “siguiendo mi carrera en Barcelona”.

La alegría de marcar goles en el cuadro ‘canario’ le duró poco al extenista guayaquileño. Y eso llegó luego de un partido que fue previsto para día de fin de año (30 de diciembre) y al que Morejón no asistió. Se presume que eso le costó la titularidad. “Al profesor no le gustó que me haya ido a pasar fin de año a la playa con mi familia -no pude hacer nada-”, comenta el extenista que asegura no guardarle rencor al ‘Chanfle’ Muñoz.

Llegó a ser el número 12° del mundo en la categoría juvenil

Después de su paso por el fútbol la vida de Morejón cambió. Tras su diferencia con el DT, le dijo a su mamá, Rosa Ripalda, que ya no quería ser futbolista y que su futuro estaba en el tenis.

Luis Adrián recuerda que no hubo “poder humano” que le hiciera cambiar de opinión. Y así nació el exitoso tenista que jugó 40 partidos por Copa Davis, de los cuales ganó 19 de sus encuentros.

“Siempre me mentalicé para llegar a ser un deportista profesional y creo que lo conseguí. No se dio en el fútbol, pero lo hice en el tenis”, argumenta.

El ascenso de Morejón en esa disciplina llegó casi de forma inmediata, ya que al poco tiempo de haber empezado a entrenar en el AGTC (tuvo 15 días de intensa práctica) se inscribió en un Nacional de Ibarra.

Su mamá, recuerda Morejón, incluso lo trató de “loco”, ya que decía que era muy prematuro para él debutar en el tenis. Sin embargo, Luis Adrián no le hizo caso y empezó su camino.

“Me fui a mi primer campeonato juvenil con apenas 11 años. Recuerdo que perdí en primera ronda del certamen en Ibarra”, dice Morejón, que se dio cuenta de que el futuro estaba en las pistas y no en el gramado. Su interior le decía que debía hacer carrera en un deporte en el que su familia -de parte de madre y en especial sus tías- era pionera en practicarlo. El extenista no se quedó con la “pica” de su caída en Ibarra, por lo que al año siguiente regresó y por cosas de la vida se clasificó a la final (que perdió). Así, en su primera temporada logró la segunda posición del ranking nacional en la categoría 12 años.

“A los 13 (años) ya era el N° 1 de la sub-14. Y a mis 14 ya ganaba partidos en la sub-16. Ahí empezó todo para mí”, expresa.

Pero uno de los motivos que le inspiró para jugar tenis, además de ver a sus tías jugando a un alto nivel, fue que en esos años (1983-1984) el tenista Andrés Gómez empezaba a despuntar a nivel internacional.

“Siempre es y será mi ídolo a nivel nacional. Cuando empecé, el ‘zurdo de oro’ ya estaba entre los primeros 20° del ranking ATP; ese mismo año lo vi ganar el torneo de Roma. Y en 1984 llegó a ser ‘Top5’ del mundo”.

A los 15 años nadie le ganaba a Morejón en la categoría juvenil; incluso llegó a ganarles a los de 18. Eso lo confirman sus excompañeros: Nelson Ramos y Fabricio Solís. A partir de allí decidió con su entrenador, Ricardo Icaza, irse del país. “Fui a la academia Nick Bollettieri en Miami Florida, donde también hice mi carrera colegial (secundaria)”. La considerada mejor academia del mundo de tenis acogió por 2 años a Morejón, tiempo en el que comenzó a jugar torneos juniors mundiales: Roland Garros, US Open, Australian Open y Wimbledon (Grand Slam).

A nivel juvenil fue N°2 de Sudamérica a los 16 años. A los 18 casi no jugó juniors porque estaba jugando profesionalmente. “En juniors estuve entre los 12 mejores del mundo y mi mejor ranking ATP fue 120° en single en 1996”, cuenta Morejón.

El finalista de 10 torneos de Challenger jugó 30 torneos del circuito ATP y por 12 años defendió la ‘tricolor’ en la Copa Davis. “Estuve en el Grupo Mundial en el 2000, año en que ganamos a Colombia y Perú (de visitantes) y a Inglaterra en Wimbledon, donde se recuerda aquella hazaña”.

A Luis Adrián le hubiese encantando estar entre los 50 mejores del mundo ATP, no lo pudo lograr y cree que fue porque faltaron cosas extratenísticas.

“Mi padre murió cuando tenía 2 años. Mi madre hizo una increíble tarea al hacer de padre y madre. Pero, lamentablemente no era lo mismo; sí me hizo falta una imagen paterna”.

Morejón cuenta que tampoco tuvo un coach permanente porque no tenía las facilidades económicas para pagarle. Por temporada confiesa que necesitaba cerca de $ 100.000 para cubrir los gastos e ir a 25 torneos en el año. En esa cantidad dice que no se estima el dinero para cancelarle a un estratega ‘full-time’.

“Tuve a mucha gente que me apoyó. Mi tío Álex Ripalda fue uno de ellos. También me ayudó una fundación que se formó entre varios empresarios de Guayaquil, donde estuvieron Danilo Carrera, Isidro Romero, Roberto Dunn (dueño de Saeta que facilitaba los pasajes) y Nicolás Febres-Cordero”.

El tenis le ha dejado grandes amistades que aún mantiene

Morejón tiene la suerte de tener muchos amigos, con quienes chatea a menudo. “Tengo buena relación con los argentinos Gastón Gaudio y Mariano Zabaleta, que son mayores a mí”. También confiesa que compartió mucho con ‘Guga’ Kuerten, quien le abrió las puertas de su casa para ir al Mundial de Fútbol, en Brasil 2014. Luis Adrián habla constantemente con Carlos Moya, de España. Y ni qué hablar de ‘Nico’ Lapentti, a quien lo considera como un hermano.

Por su carisma y facilidad de palabra es que, entre sus contactos, tiene al exnúmero 1 de la ATP: Rafael Nadal, y al argentino Juan Mónaco.

Sus negocios salen avanti con su ‘ídolo’ Andrés Gómez

Lleva 11 años organizando, junto con Andrés Gómez, el Challenger Ciudad de Guayaquil, y además es el organizador del Masters de Quito, al que han venido grandes exglorias del tenis.

“Han venido exnúmeros 1 del mundo. Ahora, en enero, estuvo Juan Carlos Ferrero, vino Jim Courier, Ivan Lendl, Emilio Sánchez Vicario, Guillermo Vilas, entre otros”. En mayo dice que vendrá al Ecuador, para la XI edición del Masters de Quito, Jimmy Connors.

“Trabajar con Luis Adrián es intenso, él es un apasionado del mundo del tenis”, dice Gómez. Morejón forma parte de la Comisión Técnica de la FET y colabora con Andrés y otras entidades en los torneos ‘Futures’. “Es visionario”, dice el zurdo. (I)

Kenny Castro, RRPP de la FET

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