En la toma de decisiones hay muchos aspectos que deben tenerse presentes: Primero, hay que decir que el elegir una opción implica factores cognitivos, pero también emocionales. Nuestro cerebro es social, es decir, cuando tomamos una decisión de cualquier tipo no solo está implicado el conocimiento que tengamos (la parte racional), sino las experiencias previas y también la emoción.

Si en este momento tengo que decidir dónde voy a vivir, no es solamente la razón la que entra en juego, porque, seguramente, me dejaré llevar por los recuerdos.

“Hay muchas personas que deciden comprar una vivienda en un determinado sector, porque allí vivió su familia”.

También hay casos en los cuales las personas deciden comprar un aparato tecnológico solo porque al hijo le gustó, pero no se detienen a pensar que quizás el equipo no cumple con los requerimientos técnicos que se necesitan.

Por lo general, la emoción es muy determinante a la hora de optar por una u otra opción y eso se aplica en diferentes ámbitos de la vida.

Me atrevo a decir que los seres humanos toman muchas resoluciones basadas en las emociones más que en el raciocinio. Muchas veces creemos que nuestras determinaciones son racionales, pero, en realidad, no es así. Hay que indicar también que las decisiones siguen un proceso que tiene mucha relación con la región frontal del cerebro, el lugar donde los seres humanos tienen una función cognitiva que básicamente es la función ejecutiva. Esta es la que, en definitiva, nos permite seguir ciertos procesos e influye en la toma de decisiones.

En esta región nosotros decimos: “Voy a tomar este lápiz; voy a caminar por esta ruta”, y nuestro cuerpo sigue esta determinación, pero esta orden está influida por muchos aspectos. Por ejemplo, en la zona temporal del cerebro está la memoria (el hipocampo) y en esta se registran todas las memorias, tanto las buenas como las malas, pero, sobre todo, permanecen las que más impacto nos han causado.

Lo que quiero decir es que las personas nos acordamos más de unos episodios que de otros cuando está involucrada una emoción muy intensa y eso también influye al decidir.

Estas emociones fuertes que permanecen guardadas por mucho tiempo pueden aflorar a la hora de tomar una decisión en cualquiera de los ámbitos de nuestra vida.
También hay sentimientos del momento. Entonces, la decisión es todo ese círculo, donde están involucradas algunas áreas del cerebro.

Esto no es algo meramente instintivo o psicológico, porque siempre hay un trasfondo orgánico. (I)