Turismo
La vida de Zaruma gira en torno a un viejo reloj alemán
El Oro
Según el mapa político del país el cantón Zaruma, en la provincia El Oro, forma parte de la Costa ecuatoriana. Aunque guarda ciertas características de esta región, su clima, cultivos y geografía, recuerdan a la Sierra.
Este interesante y a la vez colorido sincretismo regional ha convertido a esta ciudad en una de las más fascinantes del país. El recuerdo y aroma de la labor minera y cultivo de café, actividades que hace un par de décadas sostenían económicamente a la población, aún se conserva en las casas, callejuelas y plazas.
Más de un centenar de viviendas y edificios de Zaruma tienen por lo menos un siglo de existencia, lo cual es un atractivo urbano, sin nombrar la calidez y hospitalidad de los lugareños y la deliciosa gastronomía.
No obstante existe un artefacto que llegó al lugar el siglo pasado y hasta hoy llama la atención de propios y extraños, y es muy fotografiado. Se trata de un antiguo reloj situado en la parte alta del Santuario de la Virgen del Carmen, frente a la plaza principal.
El aparato fue adquirido en 1928 por el Concejo Cantonal de Zaruma, en 2.747 sucres a la casa alemana Hansa. Mineros, agricultores, cafeteros, ganaderos y estudiantes de 8 décadas consecutivas, vieron pasar sus mejores años por el minutero y horario de este viejo cronómetro.
José, además revisa con frecuencia el buen funcionamiento de las campanas del Santuario de la Virgen del Carmen, ubicadas cerca del cronómetro. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
Custodio del ‘tiempo’
José Galarza, de 81 años, custodia el artefacto desde 1986. Este trabajo lo hace de forma voluntaria y además da mantenimiento cada once días a la esfera y engranajes que mueven el horario. El anciano cumple esta labor con tal pasión y fineza que se ha ganado el cariño y respeto de todos sus vecinos.
“No cobra ni un centavo por conservar ‘vivo’ al reloj y aún así lo hace con excelencia. Este es sin duda el mayor atractivo del centro histórico pues es el más antiguo de la provincia de El Oro, único en el país y pese a sus 88 años de funcionamiento, aún marca los minutos”, dijo Ana Vinueza, amiga de José.
‘Pepito’, como lo conocen sus allegados, explicó que el aparato tiene 8 años más que él, por lo que lo mira cariñosamente como a su hermano mayor. Pese a estar en la parte alta de la basílica, no hay fin de semana que los visitantes de Zaruma no soliciten subir a ‘echar un ojo’ al llamativo sistema horario.
El aparato tiene tres balanzas, sujetadas por una manivela cada una, a las que cada semana y media José da 55 vueltas para que el reloj funcione. Además de generar la energía que facilita la mecánica del cacharro, el ‘custodio del tiempo’, como prefieren llamarlo otros amigos, limpia los cristales, engrasa los engranajes y remueve el óxido de las partes metálicas.
Una de ellas es la sirena, la cual emite un sonido grave y muy fuerte a las 06:00, 12:00, 18:00 y 22:00, y audible hasta 8 kilómetros a la redonda. Por tal razón el reloj marca las jornadas educativas y laborales de escuelas, colegios, fábricas y locales comerciales. Después de dar mantenimiento al cronómetro, José acude con sus allegados a los restaurantes del cantón para degustar el plato típico de la ciudad: el tigrillo acompañado de una taza de café caliente. (I)
DATOS
El tigrillo se prepara con plátano verde, huevo frito, refrito de cebolla y queso fresco. Una vez listos estos ingredientes, se forma una masa multicolor que es servida con chocolate o café.
Es ideal para el desayuno pues su contenido en proteínas y carbohidratos es alto y otorga fuerza para la jornada laboral.
Otras comidas que se elaboran en Zaruma son los bolones de verde, bollos, chicharrón de cerdo, patacones, seco de gallina criolla y lomo de res al jugo. (I)
Tres balanzas, a más de un completo sistema de engranajes, dan vida al reloj. Estas tienen manivelas a las que el custodio da 55 vueltas cada once días. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo