La primera menstruación no debe asustarlas
El crecimiento de las mamas en la niñas anuncia que la pubertad ha iniciado. El proceso de transición entre la niñez y la edad adulta comienza con una serie de cambios hormonales, psicológicos y físicos. En Ecuador se estima que esta transformación inicia a los ocho años.
Esta evolución natural culmina dos años después con la primera menstruación, denominada menarca. Es decir que niñas de 10 u 11 años ya enfrentan este acontecimiento y muchas lo hacen en las escuelas. Pero, ¿están listas para encontrar sangre en su calzón o que el agua del inodoro de repente se torne rojiza?
La educación que reciben en el hogar y en las unidades educativas cumple un papel fundamental para que la menor enfrente estas situaciones.
Preparar a la niña sobre los cambios que existirán en su cuerpo y sobre qué es la menstruación es importante para que no se asuste y sepa qué hacer cuando vea su primer sangrado. María de los Ángeles Núñez, psicóloga clínica especialista en sexualidad, considera que los a ocho años es la edad ideal para que los padres empiecen a explicar a su hija sobre la transformación que vivirá su cuerpo, tanto interna como externamente. En primer lugar se debe explicar cómo sucederán estos cambios. Por ejemplo, decirle que sus órganos genitales están madurando, que su cintura se afinará, su cadera se redondeará, que sus glúteos y senos crecerán y que aparecerá vello en todo su cuerpo, principalmente en las axilas y alrededor del pubis. La niña debe saber que estos cambios preparan al cuerpo para la menstruación. La educación en torno a este tema debe estar alejada de prejuicios, de ideas negativas como por ejemplo que menstruar es algo malo o que son los peores días del mes para la mujer. Además, los cambios que vive una menor durante la pubertad es un tema que se debe impartir tanto a niñas como a niños, así incluso sus compañeros de aula tendrán una actitud de solidaridad con su compañera en el caso de que se manche la falda o el pantalón con sangre.
Y es que la menarca llega sin previo aviso, puede darse en casa, en la calle o en el aula de clases. De ahí que Silvia Mancheno, psicóloga clínica y Decana de la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad Central del Ecuador, considera que la preparación de los niños sobre estos cambios debe estar enfocada en que son procesos normales y naturales. Las burlas o vergüenzas no deberían tener cabida en estos casos. Las escuelas deben tener todos los instrumentos, como por ejemplo toallas sanitarias y otros implementos, para atender a la niña adecuadamente.
Recuerde, los padres son los principales responsables de educar y acompañar a sus hijos en su desarrollo.