Ciudadanía
La expansión urbana 'ahogó' los huertos de Ambato
Sin duda Ambato es la ‘ciudad jardín’ del Ecuador. Gran parte de la producción nacional de frutas andinas, entre ellas manzanas, claudias, duraznos, capulíes, etc., así como de verduras, granos, tubérculos y hortalizas, se cultivan en esta ciudad.
Huachi, Izamba, Unamuncho, Quisapincha y Pinllo, entre otros sectores, históricamente han sido los mayores productores de vegetales comestibles de la zona centro y del país.
Pese a que la denominación de ‘ciudad jardín’ fue acuñada en tiempos de la Colonia, el desarrollo agrícola de la urbe data de mucho antes de la llegada de los europeos, según textos históricos, y se debe a las propiedades del suelo.
Por tal razón en la capital tungurahuense existe el Mercado Mayorista más grande del Ecuador, en el cual se fijan precios de muchas hortalizas y frutas, y se exporta hacia otras provincias. Sin embargo en las 2 últimas décadas el crecimiento demográfico ha afectado a los huertos que existían en el centro de la ciudad.
Hasta 1975, en Ambato era todavía posible apreciar en cada casa, un huerto, jardín o almácigo con especies vegetales propias de la zona, y que servían para el consumo propio.
Así, en los barrios El Español, Obrero, Ferroviario, Ficoa, Atocha y Miraflores, entre otros, las pequeñas casas de 1 y 2 pisos eran adornadas y aromatizadas de forma natural, por rosas, claveles, y frutas.
Pese a que aún quedan pocos vergeles urbanos, cada vez es más difícil encontrar casas y villas donde aún se cultiven de forma tradicional, rosas, claveles, margaritas, mora, uva y hasta fresa.
Huertos de Atocha
Uno de los pocos rincones urbanos de Ambato donde aún el aire es purificado por estas especies es el barrio Atocha.
Este sector es uno de los más conocidos a escala nacional, junto con Pinllo, Medalla Milagrosa y Quisapincha. Norma Salinas es la propietaria de un jardín ubicado detrás de la iglesia del barrio.
Ella cuenta que la riqueza del suelo ha facilitado desde hace 2 siglos el cultivo de frutas, hortalizas, cereales y vegetales de clima frío.
“Los jardines de Atocha tienen mucha historia. Aquí se asentaron 4 familias de colonos andaluces, en el siglo XVIII, y desde la fecha empezaron a cultivar frutas de su natal Sevilla que, pese a ser de temperaturas templadas, echaron raíces perfectamente, como las uvas y fresas”.
Estas dos especies se siembran en marzo y se cosechan en septiembre. Por tal razón el huerto de la familia Salinas rebosa de color y aromas frutales en estos días.
Los últimos albaricoques
No muy lejos de allí, en el barrio Ficoa, otro jardín centenario aún conserva su esplendor. Está ubicado en la parte trasera de la vivienda de la familia Morejón-Almeida. Allí se cultiva desde hace 2 siglos una especie de melocotón que fue insertado por los colonos españoles.
Se trata del albaricoque, una clase durazno que pese a ser originario de China, se adaptó al clima y condiciones climáticas de la Sierra ecuatoriana.
Alberto Morejón, dueño del huerto, cuenta que “mis abuelos sembraban esta fruta que en sus tiempos era abundante. Hoy, lamentablemente este árbol se está perdiendo, en parte debido a la presencia de duraznos traídos del Perú, y por el desconocimiento de la fruta, por las nuevas generaciones”.
Dos de sus hermanos, a fin de mantener la tradición de los huertos, conservan en sus viviendas del centro de la urbe, jardines con especies florales como rosas, margaritas, claveles y girasoles.
En total en el casco urbano de Ambato apenas quedan 12 jardines y vergeles. En todas estas parcelas la producción sirve para el consumo propio y se siembra de la manera tradicional, es decir evitando el uso de pesticidas y herbicidas, y otras sustancias o técnicas nocivas para los vegetales y la salud humana. (I)