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La educación sexual de sus hijas, un reto

La educación sexual de sus hijas, un reto
17 de junio de 2018 - 00:00 - Marcia Andrade

Por años, hablar de sexualidad con las hijas fue un tema tabú delegado a las madres. Pero ¿qué pasa cuando ellas están ausentes temporal o definitivamente?

Si no hay otra figura femenina en la familia, esa gran responsabilidad seguramente la asumirá el padre. ¿Cómo hacerlo en tiempos  en los que las relaciones sexuales entre chicos son cada vez más precoces y existe el riesgo latente de un embarazo no deseado o de contraer enfermedades de transmisión sexual?

Son situaciones que pueden derivar en consecuencias mayores y en los más grandes temores que sienten los padres. De acuerdo con un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), las principales situaciones de salud que afectan a las mujeres son embarazo, aborto y maternidad.

Ecuador ocupa el primer lugar en la región andina, y el segundo en América Latina, en embarazos en adolescentes: según el rango de edad, el 3,4% de las mujeres ecuatorianas que son madres tienen entre 12 y 19 años, es decir, 122.301 madres son adolescentes. “El embarazo impacta en las adolescentes representando un obstáculo para su desarrollo pleno así como en el ejercicio de sus derechos”, señala un informe de Unicef.

Educar sexualmente a sus hijas puede resultar para los padres un reto que derive en una tarea un poco incómoda, pero la confianza que se les brinde desde pequeñas es clave para proveerles una buena educación sexual, coinciden especialistas consultados.

Para Carlos J., fue un reto quedarse durante 6 meses, al cuidado de sus 3 hijas de 15, 10 y 8 años, tras separarse de su esposa. “Gracias a Dios, la mayor ya había recibido información previa en la escuela y con la explicación que me dio mi madre sobre la menstruación, cuando llegó el momento, la niña lo tomó muy tranquila porque la preparé”.

En temas más ligados a la sexualidad, este profesional de 52 años, le comentó a su hija sobre las enfermedades de transmisión sexual y sus consecuencias. Le dijo que el cuerpo humano es un “templo sagrado” y por eso no podía tomar situaciones a la ligera. También le dijo que llegaría el momento en que aparezca “alguien que le haga sentir mariposas en el estómago”, pero eso no significará que es la persona indicada, ya que todo tiene su momento y que deberá ser muy cuidadosa y selectiva.

Así fue involucrando a sus otras 2 hijas menores en las charlas donde recordaba su etapa de adolescente. “Todas las noches conversábamos. Les contaba lo que yo sentía por las chicas cuando era muchacho. Que muchos solo buscan a las niñas para tener sexo y que cuando alguien se lo proponga no se dejen llevar por la emoción del momento porque podrían arrepentirse por involucrarse con la persona equivocada”.

Nueve años después, Carlos, que también tiene un hijo de 8 años, mantiene una relación afectiva muy estrecha con sus hijas que ahora tienen 24, 19 y 17 años. “Es muy importante la confianza padre-hija. Creo que eso las vuelve más seguras”, expresa este padre que sonríe al recordar “cosas que en su momento fueron retos y que ahora son un bonito recuerdo”.

Fabrizzio O., de 45 años, también tiene 3 hijas de 11, 13 y 16 y confiesa que nunca ha tenido un diálogo sobre educación sexual con ellas.  “La verdad no había pensado en conversar sobre eso con las niñas porque es mi esposa quien las orienta en este sentido”.

Aunque confía en la intervención de su cónyuge, admite la importancia de involucrarse en el tema, pues como hombre cree que puede aportarles mayor información a sus hijas para prevenir consecuencias que luego puedan frenar sus metas. “Es importante que sepan cómo piensan los hombres. No quiero que se dejen llevar por emociones y luego resulten lastimadas”.

Abrir y mantener un espacio de diálogo
Ricardo Berrios, psicólogo del Hospital Los Ceibos, recomienda a los padres hablar de forma natural con las niñas sobre temas sexuales cuando ellas tienen entre 6 y 11 años, debido a que en este periodo desarrollan (también los niños) un pensamiento concreto intencional, dentro del desarrollo psicosexual.

El profesional destaca la importancia de hablar sobre la diferencia entre sexualidad y sexo, los métodos para prevenir embarazos y enfermedades de transmisión sexual. Este dialogo fomentará mayor bienestar emocional en la adolescente, fortalecerá el vínculo afectivo desde los primeros años de vida y dará paso a espacios de comunicación, confianza. “Será más fácil que escuche”.

¿Cómo abrir ese espacio de confianza entre hijas y padres y, especialmente, cómo mantenerlo? Berrios indica  que los padres deben estar receptivos para que las hijas puedan preguntar sin miedo y que no sientan que se las va a castigar o reprender.

La psicóloga Pamela Castro Jalil resalta la importancia de que los padres se involucren en la orientación sexual de sus hijas e hijos, desde toda perspectiva.

“El aporte desde la masculinidad que puede aportar un padre puede ser muy útil en el plano de educación sexual y/o afectiva”, manifiesta la especialista del Hospital Los Ceibos. Una buena relación padre e hija ha de determinar las relaciones afectivas futuras, por lo tanto es importante que esta relación se desarrolle desde un marco de respeto, confianza, transparencia y reciprocidad.

Puntualiza que existe la necesidad de un diálogo comprensivo entre padres e hijos desde la primera infancia. “El tema de la sexualidad puede ser abordado y adaptado de manera gradual desde los 6 a 7 años empezando a abarcar temas como afectividad con demostraciones apropiadas y diferencias físicas entre hombres y mujeres”.

Afirma que después que la hija cumple 13 años de edad, el padre puede discutir con ella temas de sexualidad más profundas como el mutuo consentimiento, el acto sexual, las relaciones afectivas y otros relacionados.

“Si se socializa el diálogo de la sexualidad desde la infancia a la llegada de la adolescencia se evitarán conversaciones mal informadas o que el tema en sí sea un tabú”.

Cuando la adolescente despierte su curiosidad respecto a las relaciones sexuales, es importante proporcionarle un abordaje explicativo y amplio sobre el tema. “Desde luego esto incluye métodos anticonceptivos, enfermedades venéreas, riesgos de embarazo, entre otros”.

Recomienda quitar el factor de riesgo de la relación en sí y traspasarlo a las consecuencias del acto sexual no planificado. El espacio de diálogo empieza a muy temprana edad, cuando la niña entiende que su padre puede responder sus interrogantes y cuestionamientos referentes a temas de sexualidad.

“Es importante, sin embargo, entender que los chicos pueden y van a obtener información de otras fuentes ya que esto es inevitable, pero lo importante es constatarla a través de la óptica parental”.

No hablarles como si fuera algo negativo
La sexualidad todavía es vista como un tema tabú en muchas familias ecuatorianas y aquello deriva en una educación sexual apropiada, ya que si los adolescentes no hablan con sus padres, buscarán información por medio de sus amigos o internet y no es lo más apropiado.

Una investigación realizada en Estados Unidos, basada en más de 50 estudios en los que participaron 25.314 adolescentes en un periodo de 30 años, demuestra que si los adolescentes hablaran con sus padres al respecto, sería más probable que utilizaran métodos anticonceptivos, publica JAMA Pediatrics.

“El mensaje es que los padres sí son importantes y que tener estas conversaciones también es importante”, afirmó Laura Widman, académica y autora principal del documento. No obstante, ese diálogo debe ser encaminado hacia lo positivo, coinciden los psicólogos Pamela Castro y Ricardo Berrios.

Uno de los errores en los que incurren muchos padres es tratar la sexualidad como algo negativo, inmoral o dañino, enfatiza Castro. “Esto hace que el tema se vuelva tabú y por lo tanto sea evitado. Es importante ser claro con la información que se les da a hijas e hijos para evitar confusiones respecto a lo que conlleva la sexualidad, valores personales y reciprocidad afectiva”.

Berrios destaca la necesidad de llamar a las cosas por su nombre y no saturar las menores. El especialista recomienda no utilizar palabras erradas o necias que modifiquen la educación sexual hacia las hijas.

Por ejemplo, decirles frases como: “Cuando seas grande, lo sabrás”, “De eso no se habla”, “Esas son cosas sucias” o “Es mejor que sepan de sexualidad cuando crezcan”, no es lo más idóneo. “La información distorsionada y sin fundamentos se convierte en el enemigo primordial de la realidad”, refiere.

Una división del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, dedicada a la salud de los adolescentes, elaboró una guía para iniciar una conversación con ellas y entre las recomendaciones útiles para los padres sugiere utilizar noticias recientes, cultura pop o situaciones que se presenten en su círculo social para hablarles de sexo, relaciones sanas y métodos anticonceptivos.

El diálogo debe ser regular y este debe incluir todos aquellos “temas difíciles” como métodos anticonceptivos y la orientación sexual. Además, es prioritario dar atención a las relaciones románticas intensas porque es más probable que tengan relaciones sexuales, especialmente si su pareja es unos años mayor. La apertura no solo debe ser con las hijas, sino también con los varones para que reciban la información necesaria. (I)

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