Pese a que la Organización de  las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), sugiere recordar el Día del Maestro el 5 de octubre, en América Latina y Europa se rinde tributo a los docentes en diferentes fechas.

En España, por ejemplo, la labor del docente es reconocida cada 27 de noviembre, en honor a José de Calasanz, sacerdote y pedagogo aragonés. Ese día, pero en 1583, este personaje fue ordenado como sacerdote. Paralelamente a sus enseñanzas espirituales y morales, durante décadas impulsó la educación colectiva en una época en la que la instrucción estaba destinada solo a hijos de políticos y de personas adineradas. En México, uno de los países más notables e influyentes de América, el Día del Maestro se recuerda el 15 de mayo, en conmemoración de la Toma de Querétaro, realizada en 1867.

Los educadores venezolanos  celebran la ocasión a inicios de cada año. Cada 15 de enero se conmemora la conformación de la Sociedad Venezolana de Maestros,  gremio de defensa de los derechos laborales de los docentes, en plena dictadura de 1932. Al igual que en estos ejemplos, el resto de naciones vecinas festejan al educador en importantes fechas de su historia, como nacimiento de personajes ilustres, gestas heroicas o declaración de independencia.

En Ecuador, los maestros son honrados el 13 de abril. Ese día, autoridades locales, institucionales, padres y alumnos organizan programas que incluyen reconocimientos públicos por su arduo trabajo, entrega de presentes y poemas.

Pero, ¿por qué se eligió esta fecha para destacar una profesión tan estresante, incesante, y que demanda mucho tiempo y paciencia?

La respuesta se encuentra en la esquina de las calles Montalvo y Bolívar, ubicadas en pleno centro de Ambato, donde  se levanta la vivienda, que también alberga un museo sobre su vida y obra, de quien fuera el pensador Juan Montalvo.

La Casa de Montalvo por dentro

Quienes visitan la Casa de Juan María Montalvo Fiallos, destacado escritor y ensayista del siglo 18, aseguran que su legado literario, ideológico y cultural aún retumba en las paredes de la modesta vivienda.   

Su vida, obra y herencia fueron y son tan significativas que en 1920 el entonces presidente Alfredo Baquerizo Moreno escogió el día de su nacimiento, 13 de abril, para festejar el Día del Maestro Ecuatoriano.    

Allí se encuentra una gran colección de sus textos más notables, así como muebles, prendas de vestir, pinturas y más artículos personales de la familia Montalvo.    

Bolívar Lara, guía del Museo Montalvino, como también se conoce a dicha casa, explica importantes detalles sobre el lugar. “La vivienda se abrió al público en 1988. Las anchas paredes, que fueron construidas con piedras ‘pishilata’, una variedad de roca que se usaba para construir edificios antiguos, aún permanecen inmaculadas. También se conservan el techo de teja y las puertas de tablón, que son los mismas que resguardaban la vivienda donde nació Juan Montalvo”, explica Lara.

La pinacoteca está conformada por 6 salas, en las que se guardan iconografías y objetos familiares del escritor.  

Además allí pueden observarse escenas de la vida política de Montalvo y de personajes de la época, su producción periodística, un registro fotográfico de la llegada de sus restos mortales a Ambato, entre otros.

Uno de los espacios más notables de la céntrica casa es el mausoleo.

En la parte alta de este auditorio fúnebre descansan los restos embalsamados del novelista, quien fue llamado el ‘Cervantes de América’, por su elocuencia y prosa.     

El 13 de abril de cada año hasta allí llegan cientos de arreglos florales de instituciones públicas, planteles educativos y  autoridades.  

Herencia cultural

El año de su natalicio es 1832. Según varios historiadores esta fecha marcó un antes y un después en la historia del país.

Uno de ellos es Pedro Reino, cronista oficial de Ambato.

Reino considera la figura de este ambateño como básica en la construcción de la cultura de la urbe: “Sin duda, Juan Montalvo clavó un hito significativo en el desarrollo de la capital tungurahuense. Su ideología liberal ha inspirado a muchos literatos y novelistas modernos,  quienes citan sus frases y obras al momento de hablar de su mentor”.

“La soberbia es el abismo donde suele desaparecer hasta el mérito verdadero” y “Hagamos revoluciones, pero hagámoslas dignas de la libertad y la moral”, son frases muy recordadas de Montalvo.

A decir de Pedro Reino, quien cada año participa en el encuentro nacional de historiadores, uno de los textos más fascinantes del ambateño es Capítulos que se le olvidaron a Cervantes.

“Esta novela fue publicada en 1895, poco después de la muerte del autor. El texto contiene numerosas referencias de libros antiguos de caballerías, y es una notable obra sobre lo que Montalvo mismo denominó un ‘libro inimitable’”, agregó Reino.

Datos biográficos

Los padres del novelista ambateño fueron Marcos Montalvo, hijo de un inmigrante andaluz, y Josefa Fiallos Villacrés.

Tuvo siete hermanos y su niñez transcurrió entre su casa y una pequeña quinta ubicada en el barrio Ficoa, considerado junto a Miraflores huertos naturales de la urbe.  

De muy joven vivió dos acontecimientos que lo marcaron de por vida: enfermó de viruela, la cual le dejó secuelas irreparables en su rostro, y padeció el arresto, encarcelamiento y destierro de su hermano mayor, por oponerse a la dictadura de Juan José Flores.    

Según el escritor Galo René Pérez, escritor quiteño, el destierro de su hermano le “dejó una lesión moral de la que no se recuperó jamás”, llevándolo a odiar las dictaduras.   

Este evento ocurrió cuando Montalvo tenía once años, edad en la que continuaba su educación en una humilde escuela que funcionaba en una rústica vivienda  de una sola planta.

Posteriormente estudió filosofía en el seminario San Luis de Quito, donde recibió el grado de maestro y después ingresó a la Universidad de Quito para estudiar Derecho.  

Entre 1855 y 1880, 9 años antes de su muerte en Francia a causa de una pleuresía, escribió todos sus libros.

Ya sea en el ámbito político, como en el judicial y hasta en el religioso, las ideas de Montalvo impactaron en su época.

Sus libros más destacados son Los Siete Tratados, Capítulos que se le olvidaron a Cervantes, La Dictadura Perpetua, El Cosmopolita, Las Catilinarias, El Espectador, El Regenerador, Geometría Moral, La Mercurial Eclesiástica, entre otros.

Ojeada sobre América, escrito en 1866, es un ensayo más extenso y también un buen ejemplo del estilo de su prosa.

Allí el autor describe la realidad política y económica de los países vecinos, en el siglo XVII, y su preocupación por el futuro de América.

Quinta de Montalvo

A diferencia de la Quinta de Juan León Mera, uno de los ‘Tres Juanes’, junto a Montalvo y Juan Benigno Vela, la Quinta del ‘Cervantes de América’ es mucho más pequeña.

Se encuentra a un costado de  la avenida Los Guaytambos, en el barrio Ficoa, tiene 2 siglos de existencia y cuenta con una hectárea de extensión.  

En su interior reposan otros mobiliarios de la familia Montalvo, como un piano, una cama, cuadros y varias cartas.

En la parte externa está la pileta ‘de los deseos’, la cual adorna sus jardines. (I)

Datos

Al inicio de cada año lectivo, la Prefectura de Tungurahua reparte gratuitamente a estudiantes de la provincia los libros “Montalvo para Niños” y “Cátedra Montalvina”.

El primero está destinado a alumnos de entre 10 y 11 años y contiene en sus páginas escenas de episodios importantes de la vida del escritor ambateño.

“La Cátedra Montalvina” se entrega a jóvenes de planteles secundarios de los 9 cantones. El libro incluye los viajes y las frases  significativas del escritor.