Islandia, el país de los glaciares donde la gente no se casa
¿Se imagina una ciudad o país donde nadie lo cuestione porque sigue soltero (a), ya que entre sus prioridades no está casarse? Existe y se llama Islandia, una isla de 103.000 km², ubicada al noroeste de Europa.
Hasta enero de 2016, su población era de 332.000 habitantes. Entre sus atractivos están los glaciares que cubren más de 11.922 km² (4.600 millas²) de la superficie de la isla.
Este país acoge al Parque Nacional Vatnajökull, el más grande de Europa.
Más allá de estos atractivos, Islandia, según una publicación de CNN, es el país con el mayor número de madres solteras. Más de 2 tercios de los bebés islandeses, el 67%, nacen de padres que no están casados.
Esta situación podría ser una distinción vergonzosa en muchos lugares alrededor del mundo. En la tierra de los vikingos, es un punto de orgullo.
La isla pudo ser fundada por brutos merodeadores, pero ahora es la sociedad más feminista en el planeta y, con ese dato tentador, nació el episodio de The Wonder List, un programa de CNN.
Islandia tiene menos gente que Tulsa, Oklahoma y más glaciares, géiseres y agua fresca que países 10 veces más grandes. Las sagas de vikingos y paisajes de otros mundos han inspirado películas y series como El señor de los anillos o Juego de tronos, y después de generaciones de un aislamiento que solo lo empobrecía, la isla experimenta un auge turístico como nunca antes en el país.
Sin embargo, pocos visitantes estadounidenses sospecharían que estas personas, con su idioma enredado, han descartado todo lo que conocen sobre el amor y el matrimonio.
La experiencia de Bryndis
“Ustedes tienen este término terrible en inglés: familias desintegradas”, dice Bryndis Asmundottir mientras bebe café.
“Esto básicamente significa que si te divorcias, entonces algo se ha roto. Sin embargo, eso no tiene nada que ver con cómo son las cosas en Islandia. Vivimos en un ambiente muy pequeño y seguro, y las mujeres gozan de mucha libertad. Por lo tanto, puedes simplemente elegir tu vida”.
Bryndis tiene 3 niños con 2 parejas y ni una pizca de vergüenza o arrepentimiento.
Ella explica que, dado que pocos islandeses son religiosos, no hay un estigma moral relacionado con el embarazo fuera del matrimonio.
Su país garantiza algunas de las licencias por paternidad más generosas del mundo: 9 meses con 80% de sueldo (3 meses para la mamá, 3 para el papá y otros 3 para que los dividan).
Como resultado, las mujeres son animadas a iniciar una familia sin importar si sus parejas atendieron el consejo de Beyoncé de ‘darles el anillo’.
“Creemos que los diamantes son malignos”, dice Bryndis entre risas, y explica que es normal que una pareja pase años juntos como padres antes de considerar el matrimonio.
Sin embargo, la cultura estadounidense tiene una influencia enorme en Islandia, así que el concepto de las despedidas de soltera y los anillos de compromiso se vuelve menos extraño con cada comedia romántica que disfrutan en Netflix.
Además, luego de que la crisis bancaria de 2008 casi hundiera su economía, muchos tienen profundas deudas, y la tentación de reducir la asistencia social que beneficia a las madres es más fuerte que nunca.
Con el derretimiento de sus glaciares y la cantidad de turistas, esta tierra volcánica parece estar al borde de un cambio sísmico. Sin embargo, cuando se trata de intercambiar votos y licencias matrimoniales, en lo que a los islandeses respecta, lo único que necesitas es amor.
Su antecedente
En 1949, tras la Segunda Guerra Mundial, Islandia se incorpora a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y al Consejo de Europa. Al no disponer de un ejército propio, en 1951 el Alþingi (Parlamento Nacional de Islandia) acordó que las fuerzas armadas estadounidenses operaran en la base aérea de Keflavik, utilizando las instalaciones que EE.UU. ya había construido durante la Segunda Guerra Mundial. Los norteamericanos permanecieron allí hasta 2006.
En 1915 se estableció en Islandia la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, obteniendo el derecho de voto y de representatividad política.
En junio de 1980 Vigdís Finnbogadottir es elegida presidenta de la república de Islandia, convirtiéndose en el primer país europeo en el que una mujer gana unas elecciones.
Si bien hasta inicios del siglo XX, Islandia era uno de los países más pobres de Europa, con su independencia no tardó en crear lo que sería una de las economías mundiales más desarrolladas, manteniendo un estado de bienestar que provee de asistencia sanitaria universal y educación superior gratuita a sus ciudadanos. (I)