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El Telégrafo
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En La Florida ya no se escucha a Compay Segundo; muchos cubanos se han ido

En La Florida ya no se escucha a Compay Segundo; muchos cubanos se han ido
Fotos: Miguel Jiménez, Álvaro Pérez y Daniel Molineros / EL TELÉGRAFO
05 de febrero de 2017 - 00:00 - María Elena Vaca Burneo

En la calle Juan Jota Paz y Miño en el barrio La Florida (norte de Quito) ya no se escucha la música de Compay Segundo. Ahora hay silencio donde antes sonaban los acordes del tradicional ‘Chan Chan’ que hacían retumbar los vidrios de las casas vecinas.

“Ya la mayoría de cubanos se ha ido”, grita Richard Espinosa, quien ayuda desde hace más de 10 años a parquear vehículos en la Calle 8, como bautizaron al sitio los primeros caribeños que llegaron al país en su afán por pisar Estados Unidos.

Su acento costeño se confunde con el “oye chico”. Se siente cubano. Aprendió a preparar arroz moro y ropa vieja, y una que otra vez se fuma un habano regalado. Se arrima a una silla de madera gastada.

Convive más de 12 horas con los pocos cubanos que quedan en la estrecha calle. Allí hay 2 restaurantes, una carnicería,  una tienda de ropa y peluquerías atendidas por los isleños, además de un local de internet que ahora está vacío. En los vidrios del establecimiento aún se lee: ‘Se recargan celulares de Cuba; $ 25 para 20 pesos cubanos’.

Bigail Pérez llegó con su esposa hace 2 años. Atendía un restaurante de parrilladas, pero dejó el puesto y ya no encontró otro empleo. “Saben que eres cubano y te discriminan; es difícil encontrar un trabajo”.

Para las entrevistas laborales, que por lo general son para trabajar en restaurantes (ayudantes de cocina y lavaplatos), peluquerías, como conductores  y en la agricultura, le tocó cambiar sus zapatos blancos, camisa floreada y pantalones apretados por buzos y pantalones flojos.

Ha visto cómo los cubanos dejan Ecuador desde mediados del año pasado, y no desde enero cuando la administración del entonces presidente Barack Obama decidió poner fin a la política de ‘pies secos, pies mojados’, que funcionó durante más de 20 años. Con esa norma, todo cubano que alcanzaba el territorio estadounidense podía quedarse en EE.UU., aunque hubiera entrado de forma ilegal.

“Se fueron antes, sabían que tenían que hacerlo, cuanto antes, mejor”, reflexiona Pérez, quien tuvo muchas oportunidades de salir, pero se quedó.

Cuando Pérez habla de Ecuador se refiere al ‘puente’. Sí, la vía para conseguir el ‘sueño americano’. Cuenta que algunos de los que arribaron lo hicieron por horas, por paso. ¿Cómo lo hacían? La pregunta inquieta a Pérez. La evade.  ¿Cómo se contactaban con los coyotes? Prefiere terminar la entrevista, pero Richard Espinosa se arriesga. Camina unos pasos hasta la calle Jaime Chiriboga. Señala la esquina: “Aquí se paraban unas camionetas y llevaban a los cubanos a la frontera con Colombia, luego cruzaban la selva a pie, adentro les esperaban avionetas que les llevaban a Costa Rica, Nicaragua, Panamá. México; llegaban por mar o a pie a Estados Unidos”. Salían en grupos de 10, 15, 20... Les tomaba más de 2 meses llegar.

Ese trayecto les costaba entre $ 4.000 y $ 6.000. Muchos lo consiguieron y ahora le envían cartas o le llaman por teléfono. Otros desaparecieron. Recuerda a Misael, de 23 años. Su sueño era encontrarse con sus padres y hermanos. Solo tenía $ 2.000 y los coyotes, que en su mayoría eran cubanos —dice— le ofrecieron “hacer lo que se pueda”. Nunca llegó; murió en el trayecto dentro de un camión.

No hay cifras sobre el flujo migratorio irregular

Cerca del mediodía, Luis Palmero (72 años) espera a las afueras de una tienda de ropa, en cuyas estanterías cuelgan zapatos deportivos de hombre, de color amarillo, rojo, morado y rosado. Desde hace un año vende en la tienda. Llegó hace 6 años y trabajó en haciendas florícolas, pero el frío afectó su salud. “¿No ves que soy de tierra caliente, chica?”, bromea el hombre, quien arribó por ‘paseo’ a nuestro país y terminó ‘enamorado’ hasta de la sopa de fideo.  

Un total de 193.516 personas arribó al país entre 2012 y 2016, según el Ministerio del Interior. Desde el 25 de noviembre de 2015, Ecuador decidió imponer el visado —que se suprimió en 2008— para quienes llegaban de la isla. Sin embargo, cifras de esa entidad revelan que en 2015 llegaron más ciudadanos de ese país. En ese año arribaron 79.173 cubanos y salieron 49.233.

La Cancillería no cuenta con cifras para evidenciar si existe o no una disminución en el flujo migratorio regular o irregular de cubanos a Ecuador luego de derogarse la ley de ‘pies secos, pies mojados’ en enero de 2017. Pero las cifras del Ministerio del Interior precisan que desde 2012 llegaron 193.516 ciudadanos y salieron por vía regular 139.154, restaría un saldo migratorio de 54.362 personas aún en Ecuador.

La Cancillería defiende la necesidad de la visa “para protegerlos de las bandas de trata y de tráfico de personas que, falseando los propósitos migratorios, usaban nuestra apertura y nuestro territorio para que transiten hacia EE.UU. de manera irregular”, respondió en un comunicado la entidad a EL TELÉGRAFO.

Confirma que los informes migratorios de Ecuador, de Cuba y de terceros países indicaban que desde Ecuador los cubanos se desplazaban por Colombia a Centroamérica y México, siendo víctimas de extorsión, abusos y, en ocasiones, de abandono y muerte.   

Abel F.  (27 años) fue estafado por sus compatriotas hace un año y medio, cuando llegó a Ecuador.   Entregó $ 2.500 a quienes prometieron llevarlo a EE.UU. “Le vendieron tiquetes y pasaportes, así como una visa americana falsa, lo perdí todo”. En su país se desempeñaba como médico traumatólogo, ahora trabaja en un restaurante y recibe un salario mínimo de $ 375. Para ahorrar vive en el propio local. “Es difícil conseguir trabajo en mi profesión y, bueno, tengo que salir adelante”. Espera recuperar el dinero que perdió y regresar a su país.

Ángel Chacón (27 años) trabaja en una peluquería en la avenida La Florida, a pocas cuadras de la Calle 8. Llegó al país a mediados de 2015 y también trabajó en un restaurante de comida colombiana por un salario básico. “Llegué con un pantalón de cuadros, una camisa fucsia, gafas y zapatos blancos, ya se imaginará cómo me quedaron viendo. Me tocó vestir sencillo”.

Chacón sintió discriminación por su forma de vestir y hablar. No consigue trabajo con facilidad. “Te preguntan: ‘¿Eres cubano?’. Les digo que sí y me dicen ‘no, muchas gracias”. Tampoco le rentaban un departamento. “Piensan que les vamos a robar, no nos dan la oportunidad de conocernos”.

Las casas fueron desocupadas en el sector La Florida

En la calle La Florida, desde mediados del año pasado, hay departamentos en arriendo. Marcia Caiza alquilaba el segundo piso de su vivienda. “Arrendé a 2 cubanas que estuvieron 2 años aquí, luego me contaron que se iban a EE.UU. No tuve problemas”.

Según la moradora del sector, el 60% de los departamentos que arriendan estuvo ocupado por  cubanos; ahora —estima la vecina— hay 30% de viviendas desocupadas.

Si bien —cuenta— los ciudadanos cubanos se distinguían por las fiestas y por hablar en voz alta, no tuvo ningún inconveniente con sus inquilinos. Pero, ¿por qué llegaron a La Florida? La cercanía con el antiguo aeropuerto Mariscal Sucre, según José Miguel Montes, vicepresidente de la Asociación de Cubanos Residentes en Ecuador, fue la razón de que hayan decidido asentarse en ese barrio. “Llegábamos y lo primero que veíamos era este lugar, en donde había hostales y hoteles. Muchos llegaron por comercio”.

Para Montes, la comunidad cubana se redujo en el país desde el año pasado y solo quedan los residentes. Atribuye el éxodo a que no lograron la legalización. A su criterio, han salido desde 2010 hasta ahora. “Ecuador era un puente, pero muchos llegaron con la esperanza de establecerse, sin embargo, luego se fueron a EE.UU.”. 

Cree que la ley de ‘pies secos, pies mojados’ causó “irregularidad y muerte”. No tienen cifras oficiales de fallecidos o desaparecidos en su intento por llegar a EE.UU., pero estima que fueron más de 100.

El embajador Rafael Dausá Céspedes afirma que en el país hay más de 20.000 cubanos, de ellos, 550 son colaboradores del área médica, de proyectos de cooperación en áreas de biotecnología y para la creación de una fábrica e insumos biofarmacéuticos. Asegura que los residentes cubanos son médicos, maestros y se dedican al comercio.

Alejandro Carín (47 años) lleva 5 años en el país. Es licenciado en Educación Física. Llegó con visa de trabajo y ahora es profesor en una escuela. “Nunca fue mi sueño irme a EE.UU. Siempre quise venir acá y trabajar”. Hace 3 años trajo a su esposa. Su última hija es ecuatoriana. “En mi trabajo me respetan y valoran mi esfuerzo, no he tenido problemas”.  

Miriam Reyes es también licenciada en Educación Física, pero trabaja en una peluquería. “Aprendí por necesidad”. La mujer sí sintió discrimen. “Hay gente que no confía en nosotros”. Gana un salario básico y trabaja más de 10 horas. “Ayudo a mi familia en Cuba”. Siente nostalgia, suspira.

Joel Cintra trabajó desde 2012 como guardia en una empresa privada, pero hace 4 meses perdió el empleo. “No me decepciono, sé que debo seguir adelante”. Ali Castiño trabajaba en el Instituto de Nutrición en Cuba, pero hace un año y medio vino al país. Ha dejado más de 100 carpetas en clínicas y hospitales, pero labora en una licorería donde también vive. “Es duro dejar los estudios, la familia, la comida, el hogar, pero me motiva el hecho de progresar”.

Es hora del almuerzo y los restaurantes de comida cubana de la Calle 8 ahora se llenan con ecuatorianos. (I)

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Más de 2.000 ecuatorianos decidieron estudiar en la isla

Según el embajador Rafael Dausá Céspedes, los ecuatorianos viajan a Cuba para estudiar medicina y áreas afines. Estima que hay más de 2.000 ecuatorianos graduados en la isla.

Considera que el aporte entre ambos países es bilateral. “Los médicos cubanos han aportado mucho a este país y a la vez hemos recibido muchas cosas lindas de Ecuador, entre ellas el cariño de su gente”.

A criterio del embajador cubano, los ciudadanos de ese país llegaron desde el triunfo de la Revolución Cubana, incluso sostiene que hubo mucha gente del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, liderado por Fidel Castro y fundado en 1953,  que llegaron a Ecuador. “Siempre hubo intercambio como parte de esa hermandad entre Ecuador y Cuba”.

Sin embargo, el cónsul José Julián Calá cree que los cubanos llegaron masivamente a Ecuador desde la década de los ochenta. “Los ecuatorianos dicen que dieron vida a los negocios”. Atribuye que el amor entre cubanos y ecuatorianos motivó a que llegaran de ese país. Así como la colaboración artística y cultural con pintores como Oswaldo Guayasamín y más tarde la fundación que lleva su apellido trajo varios museólogos; también restauradores visitaron el país. “El amor, el arte y la cultura dio origen a la llegada de cubanos a Ecuador”. Pero, según el cónsul, la medicina no es la única carrera que siguen en la isla, sino también ingenierías y veterinaria. (I)

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