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Sociedad

El género influye en la forma de desplazarse por la ciudad

La propiedad sobre los activos del hogar, las diferencias de ingreso entre hombres y mujeres, entre otros factores, inciden en el hecho de por qué los hombres utilizan más el transporte privado.
La propiedad sobre los activos del hogar, las diferencias de ingreso entre hombres y mujeres, entre otros factores, inciden en el hecho de por qué los hombres utilizan más el transporte privado.
Foto: Fernando Sandoval / El Telégrafo
30 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción Séptimo Día

Hombres y mujeres no se desplazan de la misma manera por las ciudades. Las diferencias se hacen más evidentes cuando se estudian los roles de cada sexo en la estructura social, los cuales determinan los motivos, los sistemas y el tiempo en sus movimientos. Este tema también fue debatido en las conferencias paralelas al Hábitat III.

Nicolás Estupiñán, especialista de la Vicepresidencia de Infraestructura de la Corporación Andina de Fomento (CAF), entidad que organizó una conferencia sobre el tema, advirtió que los roles de cada sexo en la estructura social tienen relación con los desplazamientos.

Según explica, la movilidad de las mujeres como de los hombres es distinta y depende, entre otros aspectos, de su rol en la comunidad, el cual está determinado, por su actividad económica o productiva y de su papel dentro de la unidad familiar.

Cada uno de estos componentes tiene particularidades basadas en el género.

Un componente en el que se observan con claridad los distintos patrones de movilidad es el económico debido a la división sexual del trabajo que asigna tareas y responsabilidades de distinto valor social según el sexo.

Es así que —según Estupiñán— el rol de la mujer, socialmente construido, define su desplazamiento en la ciudad.

Este, por lo general, se basa en sus responsabilidades en el cuidado del hogar, de los hijos y de los adultos mayores. “Estas actividades determinan las distancias a recorrer, la cantidad de viajes, los modos de transporte usados y la hora en que se desplazan las mujeres, lo que resulta en diferentes necesidades de movilidad”.

Al mismo tiempo, la propiedad sobre los activos del hogar, las diferencias de ingreso entre hombres y mujeres, y los destinos de mayor frecuencia inciden en el hecho de por qué los hombres usan más el transporte privado, mientras que las mujeres usan más el transporte público y la movilización a pie.

Según un estudio desarrollado por la CAF, los desplazamientos de los hombres tienden a ser mucho más largos y, dado que dentro del hogar suelen tener la exclusividad en el uso del vehículo (automóvil, motocicleta, etc.), esto repercute en un menor uso del transporte público. Por otro lado, los viajes de las mujeres son mucho más cortos, con múltiples destinos: mercado, escuela, hospitales, trabajo, y suelen caracterizarse por una combinación más frecuente de transporte público y de movilización a pie.

En la medida que las mujeres se han insertado en mayores proporciones en los mercados laborales formales, se ha destacado la importancia de mirar las particularidades de género y reconocer que existen patrones distintos de movilidad.

Para Estupiñán, el transporte público y su infraestructura debe repensarse desde el lente de género, no para reproducir los roles tradiciones, sino para hacer que las ciudades sean inclusivas y habitables tanto para hombres como para mujeres.

De igual manera, la mayor inserción de las mujeres al mercado de trabajo plantea retos importantes en relación con el diseño de las ciudades y la prestación de servicios públicos, especialmente los de transporte.

Según el informe de la CAF, la movilidad de los habitantes de la ciudad es un indicador de integración social y de la distribución de la riqueza de una ciudad. Por este motivo, es importante que las políticas de movilidad consideren no solo la perspectiva de género, sino las diferentes necesidades de desplazamiento de mujeres, hombres, niños, de los adultos mayores y personas con movilidad reducida en las urbes.

Uno de los mayores problemas es que las ciudades como Quito, Guayaquil y Cuenca todavía presentan barreras, algunas más visibles que otras, que limitan a las mujeres en la toma de oportunidades de educación, de empleo y de participación en su comunidad. Desde la falta de espacios públicos o centros de salud cercanos hasta una parada de autobús con poca iluminación, las ciudades en general carecen de planificación género-sensitiva. (I)

DATOS

Cuando solo se consideran los desplazamientos relacionados con trabajo o estudios, las mujeres siguen usando más el transporte público y también acostumbran a ir más a pie que los hombres.

La investigadora Carme Miralles-Guasch no duda en afirmar que “en toda su historia el automóvil se ha dirigido preferentemente a la población masculina; existe incluso una relación emocional. El vehículo no seduce a las mujeres o lo hace de otro modo, explica la académica en su estudio. (I)

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Motivos para movilizarse

Las mujeres, en la mayoría de casos, se movilizan por cosas cotidianas

Un estudio efectuado por la académica Carme Miralles-Guasch, de la Universitat Autònoma de Barcelona, advierte que las mujeres se mueven más para tareas que son ineludibles en la cotidianidad, como para realizar las compras básicas, lo que hace falta para la refrigeradora (25,9% del total de la movilidad personal).

Para los hombres este motivo representa solo el 16,6%. Algo parecido ocurre con los desplazamientos que implican cuidar o acompañar a personas (llevar a los hijos al colegio o a personas mayores al médico, por ejemplo), donde ellas tienen más presencia que ellos.

En cuanto a los medios empleados, las mujeres van más a pie y en transporte público que los hombres. Ellas lo hacen en el 66,6% de los casos y ellos en el 48,4%. (I)

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