El Arca de Archidona acoge a 48 especies
Cuatro kilómetros es la distancia que separa el casco urbano del cantón Archidona, en la provincia de Napo, de la acogedora y productiva parroquia Cotundo.
Este tramo es el que cientos de turistas, nacionales y extranjeros, recorren cada fin de semana para visitar uno de los refugios de vida silvestre más fascinante y completos de la Amazonía ecuatoriana.
Se trata de El Arca, albergue que acoge a cerca de 300 animales de 48 diferentes especies. Entre ellas mamíferos, reptiles, aves, peces e insectos, tanto de la región amazónica y andina como de otros continentes.
De acuerdo con César Chalá, administrador y guía experimentado del establecimiento, un aproximado de 40.000 mil visitantes arriban al lugar cada año.
“El Arca es un espacio dedicado a la protección, conservación y mantenimiento de fauna silvestre que ha sido rescatada por el Ministerio y Policía de Ambiente, de lugares no aptos para el desarrollo de la vida. Desde 2005 está constituido legalmente como refugio, no obstante su acción en reforestación, cuidado ambiental y habilitación de áreas verdes, así como de reproducción de especies arborícolas, la viene realizando desde hace 20 años”, explicó Chalá.
La mayor parte de la fauna que allí convive ha sido rescatada de viviendas, bodegas, fincas y almacenes de la provincia de Napo y la región amazónica, por no brindar las condiciones adecuadas para la alimentación, crecimiento, reproducción y descanso de los ejemplares.
El albergue, que localmente es conocido también como zoológico, ocupa un área de 10 hectáreas de terrenos reforestados. Los animales viven en un ambiente de semi cautiverio donde pueden caminar, trepar y volar libremente. Entre ellos los bulliciosos monos, tucanes, papagayos, loros y guacamayos, leones, jabalíes, guatusa, pumas, tapir, cocodrilos, entre otros.
Para su mantenimiento y protección se necesita un aproximado mensual de $ 4.000, recurso que se consigue con la recaudación diaria por concepto de entradas de los visitantes.
“El Arca atiende todos los días del año de 08:00 a 17:00. El valor del ticket para niños es $ 2 y $ 3,50 en el caso de adultos; cuenta con vegetación apropiada para facilitar la vida animal, un ejemplo de ello es el extenso bosque de bambú, entre otras especies arborícolas, que rodea las fascinantes caminerías del predio”, agregó Chalá.
Especies más visitadas
Tal como se indica este enorme y resistente tallo originario de zonas subtropicales de América, Asia, África y Oceanía, engalana los senderos por los que se debe recorrer a fin de observar las diferentes especies en sus respectivos espacios.
“Cada mes, las instituciones educativas de la zona suelen organizar excursiones al zoológico con el fin de inculcar en los estudiantes la cultura de respeto hacia la Naturaleza. Los niños aprenden sobre hábitos alimenticios, comportamiento de acuerdo con el hábitat, interacción en grupos y simbiosis, gracias a la explicativa guianza del personal del lugar”, señaló Norma Fuentes, docente.
Una de las áreas más visitadas es el hogar de la avestruz, donde chicos y grandes se hacen fotos con los hermosos plumajes de estas aves de fondo.
“La recomendación de rigor es que ningún turista se acerque demasiado a las rejas debido a que por más hermoso e indefenso que puede parecer un animal, hay que tomar en cuenta que es salvaje. Gracias a la observación de esta recomendación no hemos lamentado accidente alguno en estos años”, mencionó Laura, una de las guías del lugar.
Otro de los sitios preferidos por los visitantes es la jaula de los leones africanos, así como las charcas donde se refrescan caimanes y un enorme cocodrilo.
“La gallardía con que juguetean y caminan las avestruces, así como el rugido de los leones y la fascinante coraza que cubre el cuerpo de los lagartos, convierten a estos animales en los más visitados del refugio; las diferentes familias de monos también llaman la atención especialmente de los niños”, expresó Luis Tapia, visitante recurrente del zoológico.
En el ingreso de la finca además se puede apreciar a diversos ejemplares de peces de ríos amazónicos, exhibidos en grandes tanques de agua. Entre otras especies, allí se encuentra una pareja de pirañas rojas, la cual es considerada uno de los más feroces depredadores de la Amazonía.
“Es menester que los turistas, sobre todo los más jóvenes, aprendan a diferenciar entre peces inofensivos y los peligrosos. Uno de ellos las pirañas, las cuales son fácilmente identificables por sus bien dotadas, vistosas y afiladas dentaduras que sobresalen de sus bocas”, aseguró Lourdes Masías, bióloga y visitante del refugio.
Cerca de allí está el río Misahuallí, una de las fuentes naturales de agua más representativas de Archidona, así como hogar de aves e insectos. Debido a la razón social de El Arca (centro de rescate faunístico), personal de este refugio puede receptar llamados sobre abuso animal.
“Si alguien conoce de ejemplares heridos en vías, disparados, mutilados o enjaulados, así como de maltrato de especies silvestres en Napo, puede darlo a conocer a los teléfonos 0987250640-2889954. De inmediato, personal de El Arca da parte al Ministerio del Ambiente a fin de agilitar el rescate”, puntualizó César Chalá. (I)
DATOS
El objetivo de El Arca es promover la conservación de la vida silvestre por medio de la educación ambiental y recreativa, así como impulsar la investigación biológica y la protección de especies amenazadas y en vías de extinción.
El clima al interior del refugio es cálido-húmedo, con precipitaciones que varían entre los 4.000 y 5.000 mm anuales, y una temperatura media de 24 °C. Se encuentra a 568 metros sobre el nivel del mar, lo cual facilita el cultivo y floración de especies arborícolas de climas subtropicales, tales como el bambú, árbol del que se alimentan muchas aves.
El Mandayacu es uno de los afluentes que está cerca al albergue animal, así como el río Misahuallí. Ambos han sido catalogados como hogar de cientos de familias de aves diminutas así como insectos. Por esta razón sus riberas constituyen una importante zona de observación aviar del país.
Un aproximado de 40.000 visitantes llegan al lugar cada año. Muchos de ellos viajan desde Norteamérica, Asia y Europa y son parte de recorridos que los trasladan desde Quito y Guayaquil hasta los cantones amazónicos de Mera, Pastaza, Palora, Tena, Morona, entre otros. (I)