Todavía provoca gran desconcierto que en el mundo haya primos que decidan contraer matrimonio. Pocas relaciones afectivas están tan marcadas por los prejuicios morales y religiosos como esta. Son relaciones censuradas en países como China y Taiwán e incluso en Estados Unidos, donde hay estados que tampoco ven con buenos ojos estas uniones entre parientes.El principal motivo de controversia está ligado a los potenciales peligros de tener hijos con malformaciones.

El tema no ha sido zanjado por el mundo científico, pero uno de los aspectos en los que parecen coincidir está relacionado con los porcentajes de riesgo. Los genetistas sostienen que las probabilidades de que los bebés de estos matrimonios vengan al mundo con problemas genéticos es solo 1,7% mayor que el de las parejas que no tienen lazos sanguíneos. Al parecer los riesgos que corren los hijos de primos no son mayores a los bebés que nacerán de las mujeres que sobrepasan los 40 años de edad. Al contrario de lo que se cree, una pequeña minoría de niños hijos de parientes nacerán con alguna anomalía.

Los científicos abogan por la utilización de las herramientas moleculares para definir los riesgos genéticos en la descendencia de este tipo de uniones y cuestionan las creencias, carentes de cualquier fundamento científico, que regidas por los prejuicios no solo descalifican este tipo de relaciones, sino que las tachan de pecaminosas. Muchos coinciden en que el amor entre primos es complicado. Cuando el amor es verdadero no hay vínculo de sangre que impida la unión.