Las manos que atajan los goles
¿Se acuerdan los hinchas de los arqueros? ¿Cuántas atajadas han quedado en la memoria, a diferencia de los goles, que son siempre los más celebrados? ¿Cuántos arqueros ha tenido la selección? Pocos conocemos la complejidad de este oficio que exige una condición: tener nervios de acero. El guardameta, también llamado arquero, portero, guardavallas realmente es un héroe, porque, en pocas palabras, es el defensor del equipo.
Durante muchos años, el legendario Pablo Ansaldo defendió la portería de la Tricolor y del equipo con la mayor hinchada del país: el Barcelona. Como todo buen arquero tuvo fortaleza mental, habilidad para desplazarse con facilidad en el aire, una envidiable visión de campo y la agilidad suficiente para manejar la pelota.
Dicen que el arquero es un desafortunado del mundo, porque se encarga de evitar la alegría más grande: el gol. Ansaldo está de acuerdo, pero no parece importarle. “Un buen arquero no usa guantes”, comenta. Él nunca los usó. Al menos no en un partido oficial de la selección ecuatoriana. Solo una vez durante un entrenamiento en Bolivia se puso unos, porque hacía frío.
En una ocasión, un arquero de un equipo europeo dijo: “Lo bueno del oficio es que siempre te escogen al inicio de cada partido, porque nadie más quiere el arco.” Ansaldo, a su 70 y tantos, sigue soñando con aquellas épocas de atajadas y gambetas. Lo hace desde su casa, ubicada en el norte de Guayaquil.