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La rutina laboral también deprime
Cuando las vacaciones se terminan cuesta retomar la rutina diaria que impone el trabajo. Cuesta tanto que a muchos les da por enfermarse. Se descompensan, se debilitan, se entristecen. Regresar a la misma oficina, al mismo puesto de trabajo, solo los sume en la depresión.
Son hombres y mujeres que sufren el síndrome posvacacional, una enfermedad que para muchos psiquiatras no existe, es una mera invención humana. Una ‘invención’ que tiene su origen en el mundo regido por las emociones. De alguna manera, las actitudes negativas influyen en el organismo. Hay especialistas que aseguran que no existe separación entre lo que sucede en nuestra mente (pensamientos y sentimientos) y lo que ocurre en nuestro organismo.
Quizá eso explique por qué hay personas que se deprimen y se enferman cuando tienen que retomar sus actividades laborales. La depresión, en muchos casos, también va acompañada de irritabilidad, insomnio e incluso ansiedad: todas surgen al volver al trabajo. Hoy, se asume que las vacaciones pueden convertirse en un arma de doble filo, sobre todo, porque estas, al inducirnos a un estado placentero y de bienestar, también pueden provocar el efecto contrario.
El reencontrarnos con la realidad del trabajo puede ser devastador. En muchos casos, este síndrome se relaciona con crisis emocionales desencadenadas por la incapacidad para concretar propósitos individuales. Si este síndrome es realmente una invención, habría también que reinventar la forma de hacer que la vuelta al trabajo sea menos traumática.