Trasplantes dan esperanza a Alfredo, Misael y Jonathan
El pasado 20 de abril, la Unidad de Trasplantes de Órganos y Tejidos del Hospital Luis Vernaza de la Junta de Beneficencia de Guayaquil realizó tres trasplantes: dos hepáticos y uno renal, amparando así a familias con bajos recursos económicos. Uno de esos casos fue el de Alfonso Sornoza Macías, un manabita de 56 años a quien le diagnosticaron cirrosis hepática en etapa terminal, pero gracias a una operación que duró más de 6 horas pudo reemplazar el órgano afectado.
Sornoza, alojado en la habitación 223, cuenta que su vida estuvo llena de excesos: la ingesta de comida chatarra y de alcohol lo llevaron a su enfermedad. Sin embargo, en enero pasado ingresó a la lista nacional de órganos en espera de un donante y luego de tres meses salió favorecido para iniciar la cirugía.
A pesar de ser una operación de alto riesgo cuenta que no se presentaron complicaciones y que ahora espera que se fomente la donación de órganos. “Esto es una nueva oportunidad de vida”.
En la habitación 212 descansa Misael Cercado, joven de 26 años a quien la insuficiencia renal lo obligó a utilizar una máquina de hemodiálisis tres veces por semana desde hace 6 años. “Esta es mi segunda vida, pues gracias al trasplante ya no estaré sometido a una máquina”, manifestó el paciente.
Pedro Cercado, padre del joven, estuvo cerca de su hijo durante el proceso. Cuenta que la llamada para recibir el trasplante se la hicieron a las 4:30 y que ese mismo día acudieron al hospital. El tercer beneficiado es Jonathan, de 17 años, quien tenía insuficiencia renal.
Él también recibió un trasplante de riñón, pero luego de la operación quedó delicado de salud.
Sin embargo, sus padres estaban felices porque su hijo muy pronto dejaría el hospital.
Los donantes de órganos son personas cuyas edades alcanzan hasta los 70 años o más, pero gozan de buena salud.
A un donante se lo clasifica como tal cuando se tiene un diagnóstico de muerte cerebral. Ahí empieza una serie de procesos con la familia del paciente y luego se realiza la prueba de compatibilidad con los posibles receptores, asegura María Candela Cevallos, coordinadora de la Unidad de Trasplantes y jefa del Banco de Tejidos.
El promedio de vida para quienes reciben un órgano trasplantado es de 15 a 20 años. (I)