Nueva Loja.-

La explotación petrolera ha sido por décadas la principal actividad económica de la Amazonía. Desde 1964, año en el que se inició la exploración del crudo en lo que hoy es Lago Agrio, la zona ha sido considerada una de las más ricas del país, produciendo 1,7 billones de barriles de petróleo durante los últimos 20 años, según datos del Banco Central.

Sin embargo, el capital generado no se refleja en obras que garanticen la buena calidad de vida de sus habitantes, especialmente en las comunidades indígenas asentadas cerca de los sectores de extracción, que por años han sido las mayores afectadas por esta actividad.

Por ello, el Gobierno Nacional  inició varios proyectos que pretenden retribuir a los habitantes parte de las rentas petroleras que durante años les fueron negadas.

Los proyectos tienen como base la reforma a la Ley de Hidrocarburos, vigente desde el 10 de julio de 2010, que estipula que todas las regalías provenientes de la explotación de los recursos naturales deben beneficiar de forma prioritaria y directa a los habitantes de los sectores donde se desarrollan los proyectos hidrocarburíferos o mineros.

En la comunidad A’i cofán de Dureno se construye la cuarta de las 11 Comunidades del Milenio que se realizan con recursos provenientes de las utilidades o excedentes del petróleo y las regalías de la actividad minera.

Ciento ocho viviendas conforman el proyecto que beneficiará a los más de 600 habitantes que integran esta comunidad, uno de los pueblos ancestrales ubicados en Nueva Loja.

A decir de Nicolás Ortiz, coordinador de Nacionalidades del Cantón Lago Agrio y habitante de la zona, la construcción de Comunidades del Milenio representa un gran aporte, no solo porque mejora la calidad de vida de sus habitantes, sino también porque permite que se mantengan sus tradiciones.

“El proyecto busca la modernidad, sin afectar al ambiente ni a la tradicional forma de vivir del pueblo A’i. Está planificado y trabajado según sus propias construcciones”, comenta Ortiz. Los materiales con los que se construyen las viviendas son propios de la zona. “Solamente sus bases son de cemento, el resto es de madera y caña guadúa”, explica uno de los trabajadores.

Cinco aulas de forma pentagonal constituyen el centro educativo de la comunidad, en el que enseñan profesores nativos. Foto: Miguel Jiménez / EL TELÉGRAFO

Las viviendas cuentan con sala, cocina, comedor, un baño y 3 dormitorios, que estarán adecuados para recibir a una familia promedio de 4 miembros. Además, la construcción contempla todos los servicios básicos como luz eléctrica, agua potable y alcantarillado.

El proyecto, cuya inversión supera los $ 6 millones, ha mejorado significativamente la economía del sector, creando varias fuentes directas de empleo. Actualmente, 40 miembros de la comunidad forman parte del equipo de construcción, además el alquiler de canoas, servicios de alimentación, entre otras actividades.

Dentro del proyecto se ha contemplado también la construcción de un centro educativo, que permite a los niños y jóvenes aprender en instalaciones de primera, en el que se educan tanto en español como en a’ingae (idioma nativo).

El proyecto se presentó en 2013 y desde hace un año es ejecutado por la Empresa Pública Ecuador Estratégico. Se tiene previsto que finalice en el mes de mayo próximo.

Los A’i aspiran a convertir a su comunidad en un referente del turismo comunitario, que permita a los turistas conocer sus costumbres de una manera directa, donde además podrán comercializar sus artesanías y platos típicos. (I)