Si hablamos de la ciudadela “Cooperativas de Viviendas de Cuenca”, quizás muchos no van a identificar el sector, pero si decimos: Ciudadela Uncovía, todos saben en donde está situada, saben de sus problemas, de sus necesidades y también de sus adelantos. Con organización los moradores han podido superar varios inconvenientes de su sector, entre ellos el tema seguridad.

“Antes esto era una zona roja, ni los taxis querían venir porque eran asaltados, y era imposible estar tranquilos”, dijo Roberto Carchi, presidente del barrio los Cipreses, que forma parte de esta ciudadela. Desde hace cinco años decidieron organizarse y formar brigadas barriales; de esta forma todos los jueves, viernes y sábados, desde las 21:00 hasta las 2:00, un grupo de ocho a 10 personas realizan recorridos por todo Uncovía.

En esta ciudadela, ubicada al noroeste de la ciudad, habitan alrededor de 2.000 personas. Está conformada por cinco barrios: Cipreses, Santa Catalina, Uncovía centro, Praderas y Rivera del Machángara. Según sus habitantes, surgió a finales de los años 70, cuando era conocida como Unión de Cooperativas de Viviendas de Cuenca, pues estuvo conformada por cinco cooperativas, de allí surge las siglas Uncovía, como se la conoce actualmente.

Los habitantes se quejan por el intenso ruido y los gases que se emanan desde el parque industrial

Por muchos años, según sus moradores, han debido vivir con incomodidades, como la mala iluminación, la falta de infraestructura vial, de espacios de recreación y la falta de policías. Estas necesidades, según Carchi, han sido atendidas en los últimos años. Sin embargo, señaló que el problema de la seguridad, que era lo que más les afectaba, ha sido enfrentado, principalmente, por la organización de las brigadas barriales.
“Antes, muchos de los dueños de las casas decidieron migrar a otros barrios, porque era sector inseguro, por eso la mayoría de viviendas son arrendadas”, dijo Carchi, quien además indicó que con la intervención de los brigadistas inicialmente y la colaboración de la Policía en este último año, han podido controlar este problema. Sin embargo esperan también controlar la venta de licor del sector, con la nueva ordenanza que el Municipio elabora sobre las bebidas alcohólicas.

Una ciudadela que ha ido creciendo rápidamente

Según Lorena Figueroa, quien vive desde hace 20 años en el lugar, el crecimiento del sector ha sido acelerado y positivo, pero trajo consigo otros inconvenientes. “Antes eran solo cuatro viviendas y terrenos, ahora es una miniciudad que se encuentra muy cerca del parque industrial”, dijo.

Actualmente a los moradores les preocupan los fuertes olores que provienen del parque industrial, que colinda con la ciudadela y en donde se emplazan gran cantidad de fábricas. La vivienda de Daniel Durán, morador del barrio Santa Catalina, está ubicada a 200 metros del parque, según él hay días en que los olores son insoportables. “Los vecinos que están más cerca a las fábrica dicen que la situación, ahí, es peor”, acotó.

Lo mismo indicó otra moradora, quien además señaló que en el barrio existen muchas personas con enfermedades como asma y alergias. Ella presume que eso se debe a que viven cerca de las fábricas. “Yo tengo rinitis y creo que es por el olor y humo que emanan las fábricas”.

Ellos han decidido nuevamente organizarse para emprender acciones sobre este tema y esperan la colaboración de las autoridades. “Lo más preocupante es por lo niños, por eso sí esperamos que se coloque alguna máquina que pueda medir o calcular los niveles de contaminación en el aire de la ciudadela”, dijo Durán.

Una ciudadela que acogió a personas de la Costa

La cercanía al parque industrial, generador también de fuentes de trabajo, provocó que desde hace más de seis años 200 personas procedentes principalmente de Machala y Guayaquil hayan visto en este barrio un lugar para afincarse.

Todas las mañanas, tardes y fines de semana es común ver carpas en la calle principal, en donde se vende desde encebollados hasta bolones y comida típica de la Costa. También existen almacenes de ropa y calzado, entidades financieras, farmacias y restaurantes.

Sus moradores consideran que tienen “un pedacito de la Costa en Cuenca”. “La gente es divertida todas las tardes abren los negocios, los niños juegan en las calles, las canchas se llenan y comienzan los partidos”, dijo Gloria Serrano, quien añadió que continuarán organizándose para enfrentar cualquier problema que se presente y que afecte a Uncovía. “Con huevos en la mano evitamos que una telefónica ponga en funcionamiento una antena dañina para la salud, y asimismo seguiremos haciéndolo para que sea un barrio más tranquilo”, acotó. Los jugadores no dejan de recordar al futbolista Juan José Govea, que jugó en el Deportivo Cuenca y ahora está en México, pues dicen que allí nació y aprendió a jugar.

Para sus moradores, la Uncovía es considerada como una ciudad pequeña, cuya vía principal, camino a Patamarca, está llena de servicios y grandes locales, desde papelerías, panaderías, cybers, lavanderías de ropa, peluquerías, y cuya virtud principal es la organización de sus moradores, con lo que han hecho que ahora sea un barrio seguro, dinámico, con vecinos que buscan mejorar la imagen del sector.