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El Telégrafo
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Una marcha que sirvió para protestar “por todo”

Una marcha que sirvió para protestar “por todo”
15 de septiembre de 2012 - 00:00

Para María Pilco ayer fue un día anormal. Salió de su casa en Guamaní, una parroquia capitalina. Su desayuno ayer consistió en agua de anís con dos panes, como para “coger fuerzas” para lo que se le vendría en horas posteriores. Mientras avanzaba cuesta arriba por las calles del centro de Quito, la señora confesaba que asistía a la manifestación organizada por la Coordinadora Plurinacional de las Izquierdas, porque “los municipales no nos dejan vender en las calles”.

Ella, junto con dos compañeras, vende frutas en Quito, asistió a la marcha que reunió, desde antes de las 08:00, a más de 100 personas en el parque El Arbolito. Sin embargo, la confusión invadió a Pilco y sus acompañantes cuando empezaron a escuchar otros “gritos de guerra” vinculados a reclamos contra el Consejo Nacional Electoral. Cuando se le preguntó sobre su posición frente a la descalificación de firmas presentadas por Pachakutik (PK) y el Movimiento Popular Democrático (MPD) por parte del  ente electoral, su expresión quedó en blanco por unos segundos y respondió: “Mmm... claro es por eso también”.

Como ella, varias personas que llegaron hasta los exteriores del CNE azuzadas por dirigentes de la Coordinadora de Izquierdas no conocían bien el motivo de la convocatoria o lo confundían con sus propios intereses o demandas sectoriales. Así como hubo amalgamas de reclamos también lo había de movimientos. Se veían ondear unas decenas de banderas arcoiris de PK, las coloradas de la Juventud Revolucionaria del Ecuador (JRE), las camisetas azules del movimiento Participación, el color negro de unos roqueros.

Pasadas las 09:30 empezó la música de dos bandas de pueblo. El son de esa melodía era la señal de partida. A estas alturas no más de 500 personas empezaban su peregrinaje en “defensa de la democracia”. “Vamos todos juntos para que sepan que los compañeros de Esmeraldas somos varios y muy unidos”, gritaba un hombre alto y fornido que intentaba dirigir a su grupo de seguidores.

Una veintena de comerciantes firmaban veloces unos formularios de inscripción. Según una joven, que no se identificó, los dirigentes los obligaron que asistieran y llenaran formularios, a cambio de tramitar en el Municipio un permiso para vender en las calles. La mujer llevaba en su camiseta bordado el logotipo de la Federación de Comerciantes Minoristas de Pichincha.  

A las 10:15 inició la manifestación de manera oficial. Unos 15 simpatizantes del movimiento Montecristi Vive se apuraban para conseguir un buen sitio. “Esta es una lucha por el país. En el agro estamos ofendidos porque nos tienen abandonados. Luego de que nos afectó inmensamente la sigatoka, recién el Gobierno se hace el que se preocupa”, aseguró Manuel Santillán.

Lo raro de la jornada que arrancaba era la ausencia de aquel que los había convocado: Alberto Acosta, el novel candidato a ocupar la silla de Carondelet. Este llegaría atrasado, unos treinta minutos después, a toda carrera intentando unirse a los dirigentes que lideraban la movilización que, a estas alturas, tenía unos 500 seguidores. “Es el tráfico que había, también la Policía nos impedía pasar”, dijo Acosta mientras se escurría entre los periodistas. Hubo uno que le repreguntó si los uniformados lo habían obstaculizado. Acosta prefirió guardar silencio.  

El tumulto avanzó desde El Arbolito hasta el CNE por la caotizada avenida 6 de Diciembre. Los simpatizantes se   dispersaban. Para las 13:00 no quedaban más que unas docenas de ellos. Sus líderes estaban en el interior conversando con los funcionarios del CNE. Muchos partieron esperando que su pedido, aunque no esté vinculado para nada al tema de las firmas, sea atendida.

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