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Todas las calles de esta ciudadela tienen nombres de obispos, frailes y similares
Una ciudadela levantada hace 45 años con la ayuda de la Iglesia católica
Casas pequeñas y en bloques fueron las primeras estructuras que se construyeron en la hoy ciudadela La Católica.
Algunas de las pequeñas viviendas aún se conservan y en ellas viven sus primeros habitantes, quienes recuerdan los inicios este sector, ubicado al noroeste de Cuenca.
En donde hoy se ubica La Católica, según algunos moradores, fueron terrenos de un cuencano que donó lo predios y junto con una fundación llamada Misereor (Organismo de la Iglesia de Católica Alemana), construyeron las primeras viviendas para personas de escasos recursos.
Manuel Muñoz, de 75 años, llegó al sector en 1981, recuerda que en 1964 la Iglesia católica realizó un congreso eucarístico internacional en Cuenca, en el que los obispos vieron la pobreza en la que vivían varias familias.
Cuatro años después, indicó, llegó a la ciudad un obispo de la organización, enviado por el Papa. “Él ofrece el dinero para que se hagan las viviendas populares y pone el nombre de Misereor”, dijo.
Desde 1969, según este morador, comienzan a ser ocupadas las primeras casas populares hasta 1981, año en que pasa el último grupo, entre ellos él. Para ese entonces, comentó, el sector era conocido como Misereor. “Pero este nombre dura poco porque después el Municipio dice que es muy difícil de pronunciar y le pone el nombre de La Católica, por ser un sitio en donde ayudó la Iglesia católica”, explicó.
Calles con denominaciones de personajes religiosos
Entre 1978 y 1981, la zona ya empieza a ser conocida con este último nombre. Debido a esto, todas las calles de esta ciudadela tienen la denominación de obispos y frailes.
Muñoz explicó que las viviendas fueron ocupadas principalmente por gente que vivía en casas de beneficencia y de asociaciones como la de carpinteros.
Polibio Quizhpe, quien dijo vivir ya 45 años en el sector y ser uno de los primeros en habitar la zona, rememoró que de las aproximadamente 360 casas populares que existían en ese entonces, con el pasar de los años se fueron construyendo más, hasta convertirse en una extensa ciudadela que empieza en la avenida de Las Américas y termina en la quebrada de Milchichig. “Ahora viven personas hasta de otras naciones”, señaló.
Tanto Quizhpe como Muñoz, explicaron que en la actualidad, en las pequeñas viviendas que se conservan, la mayoría de sus habitantes son de la tercera edad. Coinciden en que sus hijos crecieron y decidieron buscar espacios más amplios para vivir con sus familias.
“Entonces, en la ciudadela ahora somos puros viejos. Aquí un viejo, más allá otro y más allá otro viejo”, añadió Muñoz.