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Una antigua casa transformada para promocionar el sombrero de paja toquilla

Una antigua casa transformada para promocionar el sombrero de paja toquilla
12 de abril de 2015 - 00:00

Una vieja casa construida en 1880, ubicada en la calle Rafael María Arízaga, entre Borrero y Luis Cordero, al norte de Cuenca, fue restaurada y desde hace 4 meses contribuye a la investigación, promoción, resguardo y difusión del tejido del sombrero de paja toquilla como Patrimonio Intangible de la Humanidad.

El museo abrió sus puertas a la ciudadanía con 4 salas de exhibición permanente. Los visitantes pueden apreciar el arte del tejido del sombrero de paja toquilla a través de videos, fotografías, objetos y materiales utilizados a lo largo del tiempo para esta labor artesanal practicada desde épocas precolombinas.

Según Gerardo Machado, director de este museo, se ha logrado convertirlo también en un museo vivo ya que los miembros de varias asociaciones de las parroquias rurales del cantón Cuenca están permanentemente en este sitio tejiendo y mostrando al público cómo se elabora un sombrero de paja toquilla.

En este sitio se capacita a personas que gustan del tejido, “queremos seguir manteniendo esta tradición patrimonial”, indicó Machado.

El Museo Municipal Casa del Sombrero es parte del programa Espacios de la Memoria del plan de Salvaguardia del Tejido Tradicional del Sombrero de Paja Toquilla, impulsado por varias entidades a nivel local y nacional.

El 5 de diciembre de 2012, la Unesco declaró al tejido tradicional del sombrero de paja toquilla ecuatoriano como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Esta nominación ha promovido la ejecución de varias iniciativas por parte de diferentes actores, que permitan mantener y desarrollar el urdido del sombrero de paja toquilla como una valiosa práctica artesanal patrimonial.

Para Dora Orellana, integrante de la Asociación de Tejedores de Sidcay, es importante el apoyo a las personas que se dedican a esta labor, “es duro y muy sacrificado este trabajo, por eso muchas personan han fallecido tejiendo el sombrero”, manifestó Orellana, tras indicar que los sombreros de hebra gruesa se venden desde los $ 15 hasta los $ 18, mientras que los de hebra fina, que son los más buscados por los extranjeros, se vendes hasta por $ 25.

“Tratamos de mostrar y vender nuestro producto en este museo a precios más bajos que en otras partes, pero con la misma calidad”, dijo la tejedora de Sidcay. (I)

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