Se encienden faroles como acto religioso
Desde las 18:00 del viernes, personas pertenecientes a la pastoral Dominicana empezaron a colocar faroles de distintos colores a los largo de las calles Gran Colombia y Padre Aguirre, mientras los visitantes se alistaban para apreciar el encendido de más de 5.000 velas. El acto sirve para conmemorar los 79 años de coronación de la Virgen del Rosario.
A esa hora las cuatro calles que se utilizaron, lucían con figuras de ángeles, flores, campanas y cruces formadas por los faroles. Mientras que en la plazoleta se dibujaba la imagen de la Virgen Morenica.
El alumbrado público no se encendió y desde las 18:30 los visitantes atraídos por las luces de las velas iban llegando a la plazoleta para ser partícipes de la Eucaristía en honor a la Santa Madre, que inició a las 19:00.
La tradición de encender las luces en el Centro Histórico se celebra desde hace cinco años, cuando a la ciudad llegaron desde Colombia padres Dominicos que realizaban esta actividad en su país. “Y con ellos se adquiere esta tradición para dar realce a la Virgen Morenica del Rosario e incrementar la devoción de los cuencanos”, dijo Fray Gonzalo Suárez, superior del convento del Santísimo Rosario.
Este año la cantidad de faroles colocados fue menor por una disposición municipal. “Antes usábamos diez cuadras donde colocábamos más de 10.000 faroles; este año no pudo ser así por permisos municipales”, dijo Suárez.
Las manos de 120 personas de los cuatro grupos de la pastoral del Convento del Santísimo Rosario fueron las que elaboraron desde hace dos meses los faroles hechos con cartulina, papel de seda de varios colores y botellas.
La atracción de la luces que se conjugó con el encanto de la noche, se convirtió en un verdadero espectáculo que atrajo a chicos, grandes y a turistas. Teresa Collins, quien llegó a Cuenca hace una semana desde Chicago, dijo que le parecía una actividad religiosa única. “Mis hijos y yo estamos felices tomándonos fotos para mostrarlas a mi esposo en Estados Unidos”.
Y así como ella, cientos de personas se retrataban en las calles, mientras otros subían a las torres de la iglesia para presenciar el espectáculo de luces desde lo alto. El esplendor iluminó la noche hasta las 22:00, cuando la intensidad del viento apagaba algunas velas y las personas se despedían, para llegar a sus casas con la bendición recibida.