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Ecuador, 23 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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Rockeros rompen el mito con el deporte y la ayuda

Redacción Regional Sur
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Desde algunos sectores sociales   los relacionan con  la  música extravagante, el libertinaje y otros actos. Sin embargo, los rockeros   han demostrado que pueden ser iguales o más productivos que cualquier persona, pues brindan servicios a la sociedad e impulsan a la juventud a practicar el deporte.


Fue hace cinco años que, precisamente motivados por  dejar de lado los  estigmas y mitos,  cientos de fanáticos cuencanos   rockeros  dejaron de lado por un momento   aquellas canciones de artistas de cabello largo y voz ronca,  para demostrarle a sus detractores, mediante el deporte,  que son parte importante en el desarrollo de la sociedad.


Hace una semana finalizó la quinta edición del torneo “Rock and Fútbol” que acogió a 24 equipos de gente seguidora de este ritmo popular del  siglo XX. Si bien es cierto en la ciudad  no existe una organización que los acoja, ellos están bien organizados y tienen metas ambiciosas para seguir integrando a los jóvenes que se apasionan por este género.

Algunos rockeros dicen no conseguir trabajo por el solo hecho de ser amantes de esta música


“La idea nació en 2008 y, un año después,  ya iniciamos con el campeonato. Es una lástima que la sociedad a veces discrimine a quienes gustamos del rock, pues somos personas iguales a cualquier otra. Por eso incluso todos ven que en este evento, por ejemplo, hay gente que destaca haciendo deporte; unos jóvenes y otros  ya adultos”, manifestó Juan Baculima, organizador.


La cita deportiva tuvo una duración de aproximadamente tres meses. Cada equipo integró a  13 jugadores, de los cuales 10 como mínimo debían  ser aficionados a esta música. Pero más allá de la cancha de juego, estas personas destacan en su vida laboral colaborando en distintos ámbitos.


Por ejemplo, Franklin Abad, el capitán del equipo Osos, campeones de la justa, labora en una fundación que acoge a niños y adolescentes, hijos de padres privados de la libertad. Este sociólogo debe ayudar para que los descendientes de quienes pagan años de reclusión en la cárcel de la ciudad se formen de manera íntegra.
“En lo personal me gusta el trabajo que hago. El hecho de que alguien escuche rock no quiere decir que sea insensible. Somos personas normales, que tenemos sentimientos. En mi caso procuro ayudar para que los chicos se adapten y se restituyan a la sociedad y sean personas de bien”, aseguró.

5
años consecutivos llevan haciendo deporte y compartiendo experiencias con sus amigos  rockeros


Idea similar tiene Andrés Ulloa, del club Kaos. Su gusto por el rock inició desde que tenía uso de razón y, ahora, con 32 años, sigue todavía con vehemencia a grupos como Dimmu Borgir, Children of Bodom, Tristania, entre otros. Trabaja como secretario en la Sociedad de San Vicente de Paúl, una entidad cuyo  objetivo es ayudar a los pobres para aliviar su sufrimiento y fomentar su dignidad e integridad humana.


“A veces, a quienes somos rockeros no nos quieren dar trabajo por los prejuicios que hay”.


Ulloa dijo que,  contrariamente a  lo que se rumora sobre los hábitos que tienen sus semejantes en gustos de géneros musicales, él nunca ha fumado ni bebe alcohol.

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