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El inicio de las organizaciones sociales de trabajadores en el Azuay
Relato de los aportes investigativos de Adrián Carrasco Vintimilla y Rubén Alvear
Los puntos de vista para analizar el movimiento obrero han sido muy diversos, desde la izquierda o la derecha y merecen un estudio menos apasionado y más objetivo desde tiempos actuales, de eso se trata este texto. También existen nuevos estudios del tema en Ecuador realizados por Maiguashca, Bustos, North, etc. Pero no podemos repensar nuestra historia —nos recuerda Manuel Carrasco—, sin escribirla alejados de los puntos de vista del poder en el que, si bien la zona austral, y específicamente nuestra provincia, aparece como tema ineludible, no ha tenido la profundidad necesaria, quedando muchas veces enmarcada en conceptos errados, como una ‘provincia comodín’ para el poder de Guayaquil y Quito.
El Eco. Adrián Carrasco Vintimilla es el investigador que con más profundidad estudió los inicios de las organizaciones sociales en el Azuay, desde un análisis cuantitativo y descriptivo. Evolución y estructura de las organizaciones de trabajadores del Azuay (IDIS), por ejemplo, es una sesuda y compleja clasificación de los diversos movimientos, en tablas, por fechas, tipo, año, provincia, desde su personería jurídica; con un análisis marxista de corte sociológico y económico.
Partamos de la reflexión hecha por Carrasco V. sobre la carencia del concepto de “conciencia o lucha de clase” en las primeras organizaciones del Azuay, que al no llegar a constituirse en movimientos de lucha política, respondieron a intereses alejados del bien común, la mejora social y de una proyección futura, es decir, no fueron más allá de conflictos específicos reducidos a lo cotidiano. Cuando le consultamos sobre cómo haría una revisión de su trabajo desde estos tiempos afirma: “El proletariado no es el sujeto de la historia, hay muchos sujetos… hoy me fijaría en partidos políticos, en otro tipo de organizaciones, en indígenas, que no tienen ahora mayor importancia en el tema, pero como hipótesis debieron tenerla, el pensamiento de las comunas”. Admite que realizó su trabajo desde una posición política clara “que ya no tengo”. Recordemos que este se escribe en el auge de los partidos de izquierda en Latinoamérica y el Ecuador. Es importante —afirma— en lo sindical, tener en cuenta al Estado promotor en el Ecuador, los sindicatos más fuertes son los del sector terciario (vinculados al Estado) no hubo una burguesía fuerte “¡puede ser una tesis!” —plantea—.
Para volver al tema recomendaría no circunscribirse al Azuay, sino tener un referente ecuatoriano y latinoamericano. Nos recuerda la relación estrecha de Cuenca con Guayaquil, el norte del Perú, Loja, o con la capital que se dio en el marco de lo intelectual y lo político. En un momento de la historia de las organizaciones hay más asociaciones de Guayas y Azuay que de Pichincha. En los setenta y ochenta se demostró que el sujeto de la revolución no era el movimiento obrero, deja así abierta la necesidad de retomar la investigación en el área desde otras perspectivas. Una frase de Carrasco que resume el análisis de su propia posición política al momento de estudiar estos movimientos: “Creímos que los obreros debían hacer la revolución obrera, no fue así, ni será”.
Rubén Calderón Alvear
En 1972 aparece una tesis de derecho del Dr. Rubén Calderón Alvear, la cual —habría anticipado su director el Dr. Carlos Cueva— quedaría para la posteridad. Se trata de un listado de organizaciones hasta 1971. En Los trabajadores ecuatorianos y sus organizaciones tenemos un punto de partida importante para ubicar la evolución de la lucha social. A continuación realizamos una síntesis de lo expresado por Calderón Alvear en entrevista concedida a nuestra compañera a Agatha Rodríguez:
Dolido por la falta de acceso a la educación de las clases populares, las distancias con las élites, los exámenes de ingreso que hacían de filtro social. Tenía un proyecto junto con Celio Romero y César Serrano, con quienes coincidía en “en principios, prácticas y vivencia”, una escuela popular: “darles lo que no tenían: educación, paralela a aquella que recibieron. Apenas hacían la primaria los trabajadores que yo conocía y asesoraba”. Así se funda, ante necesidades palpables, en 1962, la Escuela de Trabajadores de la Universidad de Cuenca, Salvador Allende. Calderón admite que lo hizo sin militar en ningún partido político aunque dice “simplemente era marxista”, adoctrinado con lecturas, como muchas mentes brillantes de la época, pensó que tal teoría podría marcar un después en las condiciones de los trabajadores y sus derechos.
En 1964, fue presidente de una FEUE, desconocida en plena dictadura de Castro Jijón. La persecución —aclara— no tuvo, de ningún modo, el terrible alcance que en otros países de Latinoamérica, pues para él, la época más cruenta en ese sentido para el Ecuador se dio en la década de ochenta. Sin embargo, admite que efectivamente, sí fueron tiempos duros: “Nosotros conocíamos bien el papel que desempeñaron los militares norteamericanos, con el pretexto de asesorar vinieron imponer convenios según los cuales debía combatirse toda ideología ‘extraña’, había muchas incidencia del marxismo tanto del Partido Comunista como el Socialista, el primero siempre dirigido por Pedro Saad y el socialismo que se fraccionó porque había un grupo moderado y los demás nos quedamos con la lucha de clases presididos por el Dr. Manuel Agustín Aguirre Rector de la Universidad Central”.
Mediante una anécdota refleja cómo era la realidad de nuestro país. Buscaban a los sediciosos políticos en ‘carros de pasajeros’ que se dividían en una zona de pasajeros y otros de carga en la que iban sacos de papas, maíz, etc. y “entre ellos iban los indígenas de poncho, no les importaban” (ahí escondidos a los militares ni siquiera les daba por revisar a los perseguidos de poncho prestado, hechos los dormidos porque, cuenta: “no tomaban en cuenta a los indígenas eran un bulto más”. (O)
Carrasco y su aporte a los movimientos
Para estudiar los inicios de los movimientos obreros del Azuay existen 2 autores base desde la mirada local, aunque se deba reconocer que poco se ha escrito. Tuvimos la oportunidad de revisar a su lado, el aporte que significó su labor, si son necesarias relecturas.
Adrián Carrasco Vintimilla replantea algunas de sus tesis y reconoce un apasionamiento político cuando realizó uno de los más importantes trabajos sobre las organizaciones del Azuay, su postura que con los años ha cambiado. No cree que el Ecuador haya estado completamente aislado, ni siquiera Cuenca.
La tendencia a pensar en un aislamiento del Azuay es un prejuicio ideológico frente a la política conservadora, opina, y también que, salvo en México, tempranamente, con la Revolución de 1910, se da paso a un gran movimiento obrero basado en los artesanos… no solo en lo agrario, y quizá de influencia anarquista.
El Dr. Rubén Calderón, siempre involucrado con la clase trabajadora, asesoró a organizaciones laborales, unas 23 en el Azuay. Muestra cómo su trabajo tuvo como motivación los tiempos de lucha por mejoras sociales, que él asumió como una opción de vida. “Con ellos fuimos estableciendo los fundamentos de la revolución clasista haciéndoles conocer que son iguales a todos los demás seres humanos, estaban saliendo de una etapa en la que se consideraba que las cosas estaban hechas como estaban, que respeten la condición de los de la sociedad”. (O)