Parque Ancestral Pumapungo guarda historia, flora y fauna
Apenas se recorren los primeros metros del Parque Ancestral Pumapungo, ubicado entre la calle Larga y avenida Huayna Cápac, es posible recordar los hechos que marcaron la historia del país y disfrutar de la naturaleza.
Luego de pasear por la zona arqueológica, el primer escenario que presenta este terreno, de tres hectáreas y media, en donde se halla el Qurikancha (quri: oro, kancha: espacio), lugar que era destinado a la liturgia religiosa por el pueblo cañari; y la Collca, un pozo de 3 metros de diámetro, que utilizaban los miembros de este imperio para mantener frescos sus alimentos, se puede observar, abajo, cerca a las riberas del río Tomebamba, los sembríos de plantas medicinales, frutales y granos.
“Este es el segundo escenario que tenemos. Aquí, en el área verde, hay una diversidad de plantas medicinales, cultivos de maíz y árboles de frutas que ahora son desconocidos por todos los niños”, manifestó Cecilia Aguilera, responsable del lugar.
En este espacio aparecen plantas medicinales, como lo conocida ‘oreja de burro’, que sirve para curar la tos. También están la violeta, la manzanilla y la horchata, entre otras 220 especies.
Además de acompañar a los visitantes, Aguilera se encarga de hacer el recorrido de manera didáctica, explicando los beneficios que tiene cada uno de estos arbustos.
“Anualmente nos visitan varios alumnos de escuelas de las zonas rurales y urbanas para aprender más acerca de las plantas”, comentó.
A unos 10 metros, se encuentran laborando José Suconota y Manuel Monje, quienes forman parte de los 10 obreros que se encargan de dar mantenimiento a la tierra, sobre todo a la cosecha y siembra de productos como: maíz, papa china, ají, zanahoria blanca, entre otras 200 clases de estos productos.
“Nosotros debemos cambiar las plantas cuando están malas (…) esto (la labor que despliegan) nos gusta porque siempre hemos trabajado en el campo”, dijo Suconota, de 61 años, quien habita en la parroquia de Santa Ana, en donde su padre le enseñó a trabajar en la tierra, cuando era niño.
Continuando con el recorrido se llega a la zona de árboles y plantas medicinales, donde se observa el ataco, soyo y el guabisay, entre otros.
En este sector el encargado de vigilar que todo esté en orden es José Quille, quien labora en el Parque Ancestral Pumapungo desde hace 13 años.
“El ataco sirve para los golpes (como desinflamatorio). También hay árboles de coco, de tocte, que producen bien”, manifestó el trabajador.
En la parte final del recorrido, se llega hacia el centro de rescate de aves y fauna, que atraviesa por un proceso de mejoras, en parte de su infraestructura, para brindar más comodidades a las especies rescatadas del tráfico ilegal.
“Incluso cuando la gente los compra, luego los vienen a dejar acá porque no saben qué trato dar a las aves”, dijo Aguilera. En los cubículos se observan guacamayos, tucanes y loros.
“Comen tres veces al día (...) en la mañana les damos frutas y en la tarde granos”, explicó Sebelina Castro, encargada de velar por estas especies.
A pocos metros, quienes gustan de las llamas pueden apreciar a diez de ellas. Siete son hembras.
Todo el recorrido tiene una duración de, aproximadamente, dos horas y media.
Desde hace tres años el Parque Ancestral Pumapungo está a cargo del Ministerio de Cultura, luego de haber sido administrado por el Banco Central del Ecuador.
El director cultural del Ministerio de Cultura en Cuenca, Jonathan Koupermann, aseguró que 90.000 personas visitaron el Parque Ancestral Pumapungo en 2013. “El parque es un pulmón verde de la ciudad”, señaló el funcionario.