Eran las 09:23 de ayer y uno de los socios de Coopera iba por la página 27 del libro La bibliotecaria de Auschwitz.

Era lo que había podido leer desde las 18:00 del día anterior, desde que decidió, junto con otras cinco personas, iniciar nuevamente una huelga de hambre en reclamo al pago de sus depósitos en la cooperativa de ahorro y crédito Coopera.

La entidad entró en liquidación desde junio pasado.

Esta vez la medida de hecho se cumple en la glorieta del parque Calderón. Paredes de plástico y pancartas los protegen del frío.

Los manifestantes aseveraron que de ese lugar no los retirarán, pues cuando se tomaron el ingreso a la Alcaldía fueron retirados.

No quiso dar su nombre, pero aseguró que es un apasionado de la lectura, a quien la desesperación lo obligó a tomar un libro y a sentarse en una colchoneta en espera de alguna solución. Su criadero de pollos en Gualaceo tendrá que esperar, pues afirmó que estará hasta el final de la manifestación.

A su lado izquierdo, Manuel Rivera, con dolor en uno de sus pies, esperaba que con la medida las autoridades le ayuden a recuperar sus 136 mil dólares. Ese ahorro le permitía vivir sin ningún problema por los 700 dólares que recibía mensualmente de intereses. Desde hace seis meses, según dijo, vive de lo que sus hijos le dan.

En la parte derecha, Ruth Montenegro, por orden médica, debía permanecer en reposo, por sus cinco meses de embarazo, sin embargo decidió estar en la glorieta del parque. En 2006, ella junto a su esposo llegaron a Ecuador, oriundos de Perú. Desde 2008 habían ahorrado 40 mil dólares que los depositaron en Coopera.

No le preocupa mucho su estado, ni el de su primer hijo, puesto que confía en que Dios los protege. “Dios es grande y sabe que estoy reclamando por algo justo y Él me ayudará hasta que solucione todo”.

Ellos son tres de los más de 600 socios que fueron perjudicados con el cierre de la cooperativa desde el 12 de junio y que aún no recuperan sus ahorros.

Los huelguistas planean medidas más drásticas, como encadenarse e incluso desangrarse. “Estoy dispuesto a todo, si me sacaron mi dinero ya no tengo nada que perder”, dijo Carlos Mele, otro manifestante.
Gustavo Quito, asesor de un grupo de ahorristas, confirmó que sus compañeros están dispuestos a hacerlo. Si hasta el próximo viernes no reciben respuestas, iniciarán acciones más radicales.