La venta indiscriminada de animales, las malas condiciones de sus jaulas y la falta de registros médicos preocupan a las organizaciones que defienden a estas especies.

En el mercado de la feria libre son alrededor de 16 los puestos que se dedican a comercializar perros y gatos, pero también animales  de consumo humano como cuyes, gallinas, conejos, codornices y patos.

En el caso de los dos primeros, estos pasan largas horas  en pequeños reductos a la espera de que alguna persona  los compre y adopte  como mascotas. 

Este mercado es el lugar preferido para adquirir un animal a bajo costo, sin embargo,  nadie recibe un historial sobre su estado de salud.

Fabián Toral, director de la fundación ecológica Mazán, señala que a las malas condiciones en que los ofertan  se suma la venta ilegal de animales silvestres.

“Permanentemente  voy para  este mercado  y el  tráfico de aves silvestres es  común”, dijo. Él, al igual que otros colectivos similares, tiene claro que a pesar de existir una ordenanza para la protección, no hay  control permanente para disminuir el comercio.

Hace unas tres semanas esta organización y otras presentaron a los concejales un proyecto con el que se busca mejorar las condiciones de los animales que se comercializan en la feria libre. “No existe vigilancia y por eso viendo estas deficiencias como grupo queremos actuar en los dos frentes: en la defensa de los derechos de los animales y el control de la vida silvestre”, dijo Toral.

La iniciativa propone hacer un diagnóstico de la situación de las mascotas, además  implementar un programa de vigilancia a través de los colectivos. Para el efecto, planean capacitar a las personas  en el mercado y llegar a acuerdos  para que se organicen y cumplan las mínimas normas de higiene y protección.

Nubia Hurtado, activista en las redes sociales por los derechos de los animales,   explicó que  la idea “no es causar  conflictos sino que mejoren, poco a poco, ciertas prácticas de manejo de animales”.

Los vendedores de mascotas de este sector señalaron que bajo ningún concepto dejarán de comercializar   animales, pues ha sido el trabajo que han realizado por más de 20 años.  “De esto vivimos y por eso cuidamos a los animalitos. Si uno está enfermo y se nos muere, perdemos”, dijo Narcisa Bautista.