Miles peregrinaron ayer hasta Azogues
Miles de devotos motivados por la fe llegaron al convento Franciscano de Azogues para acompañar, como todos los años, a la Virgen de la Nube en su recorrido por las calles céntricas de la urbe.
Alrededor de 40.000 fieles, primero, acudieron al templete del colegio Diego de Alcalá, para ubicarse en las escalera y patios, para ser parte de la misa campal, presidida por los obispos Carlos Altamirano de Azogues, Luis Cabrera de Cuenca y superiores de la comunidad Franciscana del Ecuador. La eucaristía se realizó a las 10:00 y a las 12:00 la Virgen fue trasladada al templete para iniciar la procesión que duró más de tres horas.
El clima fue favorable para los devotos. “Por suerte no hizo sol como los años anteriores”, manifestó Sofía Fernández, quien llegó, junto con 60 personas más, desde Gualaceo y por quinto año acompaña a la imagen. José Guzmán alzaba sus manos mientras caminaba detrás de la Virgen de la Nube. “Es para agradecerle que me permitió regresar a mi país y ahora contar con un trabajo”, dijo.
Guzmán migró hace 15 años a Estados Unidos y tenía temor regresar al país y no conseguir empleo. Según él, su esposa lo encomendó a la Virgen de la Nube y prometió estar cada año junto con sus tres hijos en la procesión. Por su parte, Romel García llegó con 15 personas más desde Riobamba. “La Virgen de la Nube es la patrona de nuestro hogar, y no nos importa la distancia con tal de venir a verla”, expresó García.
Entre la multitud, resguardada por miembros del Cuerpo de Bomberos y policías, la Virgen cargada inicialmente por sus Caballeros, y luego por los devotos, abría paso por la estrechas calles de la urbe, mientras que varios devotos desde los balcones le lanzaban flores.
Cada dos cuadras los devotos se cambiaban para cargar la imagen. Fausto González no se separó de la Virgen de la Nube hasta que le tocó el turno para llevar la imagen.
Al llegar a la calle 24 de Mayo González sonrió pues su turno llegó, mientras su esposa buscaba el mejor sitio para fotografiarlo. “Es una devoción de él porque vivía diciéndome que quería cargar a la Virgen y hoy lo pudo hacer”, expresó su esposa. Ni los empujones impedían que niños, ancianos, enfermos, adultos y discapacitados siguieran a la Virgen en su recorrido de alrededor de cuatro kilómetros. Los devotos llegaron de distintas partes del país.