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La madre de un compatriota caído se puso el uniforme de su hijo a manera de homenaje
Los excombatientes de Ecuador y Perú también sellaron la paz
El sargento primero Carlos Viteri, ambateño de nacimiento pero residente en Guayaquil, desempolvó ayer su viejo uniforme militar para acudir al llamado en la frontera sur.
Esta vez no para coger un fusil y defender a su patria, sino para sellar la paz con sus similares de Perú que también combatieron en el Alto Cenepa, entre enero y febrero de 1995.
Los veteranos de guerra que participaron en esas operaciones, así como los que lucharon en 1941 y en 1981, estuvieron presentes en una ceremonia realizada en Huaquillas, en la que los exsoldados firmaron un acuerdo de paz, similar al rubricado por los respectivos gobiernos.
María Gonzales llegó al cantón fronterizo desde su natal Santa Elena. Ella es madre de un excombatiente que murió defendiendo al país en el Oriente.
La mujer, de 79 años, muy orgullosa, se vistió tal como lo hacía su hijo con el uniforme militar, para rendirle un homenaje de esa manera tras casi dos décadas del deceso.
Entre lágrimas rememoró que no quería que su vástago vaya a la guerra.
“Él siempre me decía que ese era su sueño y que, si le tocaba, no le importaba morir por su país. En aquella época fueron 4 meses que no supe nada de él. Algunos me decían que ya había muerto, pero después lo busqué y ahí supe que aún seguía en el conflicto”, recordó.
Hasta esta población orense llegaron 175 exmilitares ecuatorianos y 25 representantes del lado peruano para formalizar su compromiso de no volverse a enfrentar.
Uno de los momentos más emotivos fue la entonación de los dos himnos nacionales.
Los otrora soldados recordaron esos momentos fatídicos que tuvieron que enfrentar.
“Todo por la culpa de los gobernantes de turno, quienes se limitaron a mirar desde un sillón, mientras el más pobre iba a la selva a combatir”, dijo Carahúnco Taipe, exsargento primero del Perú.
Viteri, quien también es dirigente de los excombatientes de la provincia del Guayas, recuerda el oficio que le tocó desempeñar en la guerra.
“Yo era enfermero de combate, vi morir a tanta gente, pero también tengo la satisfacción de haber ayudado a muchos compañeros. El trabajo que desempeñé era el más peligroso porque tenía que ayudar y no podía defenderme”, dijo conmovido.
“Somos hermanos y jamás empuñaremos un fusil. Nosotros no iniciamos la guerra, nos mandaron, que fue distinto. Dejamos a nuestras familias que también las consideramos unas excombatientes por todo el dolor que tuvieron que vivir”, expresó Javier Vargas, exsargento primero del Ejército.
Pablo Terán, reconocido como Héroe Nacional por el Gobierno ecuatoriano, informó que el acto que realizaron ayer en el auditorio del Municipio de Huaquillas es el primero en efectuarse después de 19 años del conflicto armado.