Pese a su edad ignacio ochoa de 82 años es el encargado de excavar la tierra para construir los tajamares
Los escudos van contra la corriente
Cuatro personas han decidido enfrentar cada año a las fuertes lluvias que se presentan en el barrio Santa Cruz, parroquia Malacatos, cantón Loja.
Ellos poseen importantes cultivos de maíz, tomate, caña y granos en una explanada junto al río. La agricultora Piedad Rosillo (parte de la iniciativa) relata que están obligados a construir tajamares para salvar sus sembríos.
“Hacer un tajamar no es fácil, —dice Hugo Rosillo—, se necesitan técnica y experiencia para colocar adecuadamente las ramas y los enormes palos de eucalipto, incluso se alquila yunta o toros para el traslado de la madera. Las labores son complejas, estamos a la orilla del río Malacatos con el riesgo de perder la vida”. Añade que este tipo de actividades son parte de las costumbres de los campesinos de la zona.
Los tajamares poseen otra ventaja, son rellenados con arena, aunque durante los últimos tiempos esto no sucede, confiesa Piedad, porque la corriente se ha vuelto más intensa, “el río en vez de dejar la arena, se lleva todo a su paso, porque debido a la explotación minera, su cauce cada vez es más profundo”, añadió.
Los agricultores aspiran a que este año las autoridades intervengan en el sector. Actualmente Santa Cruz posee deficiencias en el sistema de riego, carece además de un asesoramiento técnico para la siembra y la obtención de semillas mejoradas.
Dentro del grupo de agricultores de Piedad Rosillo se encuentra Ignacio Ochoa de 82 años, él es quien tiene la responsabilidad de excavar en las zonas donde se ubicará el material.