Timbres sin funcionar, asientos rotos y monederos en mal estado son algunos de los daños que se pueden observar a diario en el interior de los buses urbanos que circulan por la ciudad.

Las máquinas receptoras de monedas ya no marcan la cantidad a pagar y constantemente las piezas se quedan atascadas por lo que los choferes deben introducir cucharas o tijeras para desbloquearlas. “Por esto las personas nos estafan. De $ 25 que hacíamos por cada recorrido ahora solo se hace $ 10”, expresó José Calle, conductor de la línea 8.

En otros buses, en cambio, los timbres tampoco funcionan. “Lo que pasa es que la gente los presiona mucho y se queman”, dijo Calle, quien manifestó que cada semana debe cambiar los switchers de estos aparatos para no tener problemas. “Y si a veces no funcionan es porque no los hemos podido arreglar”, explicó José Espinoza, chofer de la empresa Cuencana, quien añadió que otro daño muy común en los buses  son los asientos deteriorados. “En mis cinco años como chofer he hecho tapizar ocho veces los asientos de mi carro”.

Ni los paneles ni la voz de información ya no avisan los paraderos. “Ya no hay cómo cambiar porque eso trajo una empresa china y son costosos”, indicó. Mientras que de los dispensarios con las hojas de reclamos ya no quedan señales. “Eso es solo para adornar”, afirmó Amada Carrión, quien coge diariamente dos buses para llegar a su trabajo.

Luis Padilla, otro usuario que utiliza el transporte urbano y la tarjeta Urbania para pagar, se quejó porque también tiene inconvenientes: “Uno no sabe cuándo se termina el saldo y tengo que ir corriendo a buscar algún lugar para recargar y hasta eso se va el bus”. 

Iván Quishpi, presidente de la Cámara de Transporte de Cuenca, manifestó que los daños al interior de los buses son provocados por los usuarios.

“Es necesario que los ciudadanos aprendan a cuidar los bienes que en realidad son para su servicio”, acotó. Además, manifestó que los aparatos necesitan ser cambiados, lo que representaría que el costo de operación se incremente. “Nosotros permanentemente estamos haciendo reparaciones para tratar de tener en óptimas condiciones las unidades”, remarcó.

Por su parte, Darío Tapia, gerente de la EMOV, indicó que tanto las cámaras como los timbres funcionan con normalidad. En el caso de no ser así, los transportistas tienen la obligación de pagar una multa de hasta $ 600.

“Nosotros trabajamos bajo denuncias. Con solo un mensaje o llamada nosotros actuamos porque se terminó la burocracia de esperar pruebas”. Agregó que con las cámaras de seguridad no existe ningún problema, ya que  gracias a su presencia se ha podido resolver algunos conflictos entre transportistas y usuarios. “La semana anterior hubo dos sancionados que fueron destituidos”, aseveró.