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Personas que sufren del hígado o el riñón las toman a diario
Las "agüitas milagrosas" de las calles de Machala
Son las 07:00 y cientos de personas transitan por el casco central de Machala. La mayoría va rumbo a sus trabajos, otros a la universidad, escuelas o colegios, pero antes de llegar a sus destinos, algunos se detienen en la esquina de la calle Guayas y Pasaje, donde está el puesto de venta de las aguas medicinales de don Cristian Argudo.
Él instala su carretilla, al filo de la vereda, en él lleva una olla con agua de varias hierbas, vasos plásticos, 16 botellas que contienen diferentes esencias medicinales y las hojas de sábila, que son los insumos especiales para iniciar su venta.
Los clientes las llaman “agüitas milagrosas”. Se trata de agua medicinal de sábila con miel de abeja, para quienes la han consumido, los malestares en el hígado, riñón, páncreas, vesícula, vías urinarias y otros órganos son supuestamente aliviados gracias a la ingesta frecuente de esta bebida.
A la misma hora, van llegando otros vendedores con sus coches de metal a varios puntos del mercado central de Machala, donde se ubican para ofertar las aguas medicinales. En algunas de las esquinas de la capital orense, especialmente en las paradas del transporte público y afuera del estadio 9 de Mayo, se instalan estos puestos adonde acuden cientos de clientes.
Armando Franklin Laínez se detiene al menos 3 veces por semana para tomar la famosa agüita. Él asegura que ha logrado eliminar toxinas de su organismo y mejorar su salud. “Lo tomo más para limpiar mi estómago, es preciso después de hacer deporte (trotar), lo que más me gusta es tomar ingapuri, que es para curar la gastritis”, señala Laínez.
Y es que el vendedor le explica que cada botella contiene diferentes esencias para cada mal. En la primera está el ingapuri, para la gastritis; en otras, valeriana, para los nervios; algarrobina para evitar la anemia; ortiga, que purifica y mejora la circulación de la sangre; masha, especial para los hombres, pues combate los problemas de próstata; y noni, que elimina el colesterol.
Cuando un cliente llega, con un cucharón, el vendedor sirve el extracto en una jarra, entonces utiliza su habilidad para combinar bien los ingredientes. Un vapor humeante sale de los recipientes, con mucha sutileza raspa las hojas de sábila para luego mezclar ese extracto con un sinnúmero de esencias que, según las personas que adquieren el producto, le dan un sabor exquisito.
Durante la mezcla, el vendedor agrega el líquido de las otras botellas que le acompañan, más una gota de limón. En cada envase hay una infusión de hierbas para distintos males, como la chancapiedra, la uña de gato y el boldo que sirven para “curar los riñones”, explica, mientras realiza con movimientos rápidos y precisos, la preparación de la bebida.
Algunos vendedores, como Orlando Cajamarca, atribuyen a la bebida poderes curativos, mientras otros clientes manifiestan sentirse atraídos por el sabor. Los compradores eligen si beben un pequeño vaso de estas esencias, dependiendo de su necesidad, o si lo combinan con las aguas aromáticas y la sábila. El precio del vaso del “agüita milagrosa” es de $ 0,50, “pero viene con yapa, para que el cliente vaya satisfecho”, dice don Cristian, aunque si le pone la esencia medicinal, el precio es de $ 1,00.
Un trabajo muy sacrificado
Don Cristian contó que aprendió de su padre el arte de la preparación de las aguas medicinales. Se levanta a las 04:00 a hervir el agua, a la que le añade linaza, toronjil, panizara, menta y hierba luisa. Las plantas las trae desde Aguas Verdes (Perú), pues asegura que allá se encuentran todas y a menor precio.
“Todo lo realizamos de manera manual. Primero se enfría el agua compuesta del zumo de las plantas, con el uso de 2 jarras de metal se la mezcla con un poquito de las famosas aguas medicinales”, explicó don Cristian, quien agregó que la finalidad de esta destreza es que se vea llamativa la actividad y que los clientes se sientan atraídos y por ende compren el producto. (I)
DATOS
En las calles de Machala los compradores esperan aproximadamente 4 minutos hasta que esté lista la preparación de la bebida. Todos la consideran saludable.
Francisco Toledo, habitante de la ciudad de Machala, dice que toma esta agua desde hace 48 años y que eso le ha servido para mantener una buena salud, sobre todo cuidar el hígado y el páncreas.
Esta bebida es comercializada en muchas partes del país. En Cuenca, por ejemplo, los vendedores salen a las calles de la ciudad desde las 6:00 para ofrecer estas pócimas para aliviar múltiples dolencias.
Los mejores clientes de quienes venden estas bebidas, en Cuenca, son quienes trotan por las calles y avenidas, los taxistas y también las personas que laboran en las construcciones.