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Ecuador, 24 de Febrero de 2025
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El Telégrafo

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Entrevista

Lanzamiento de A la sombra de Clío, entrevista a Manuel Carrasco Vintimilla

Manuel Carrasco Vintimilla. Historiador, profesor jubilado de la Universidad de Cuenca. Foto: Fernando Machado/El Telégrafo
Manuel Carrasco Vintimilla. Historiador, profesor jubilado de la Universidad de Cuenca. Foto: Fernando Machado/El Telégrafo
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El 23 de septiembre se lanzó, en el Auditorio César Dávila de la Universidad de Cuenca, la séptima publicación de Cátedra Abierta Editores, A la Sombra de Clío. Escritos de Historia de toda una vida. Este es un homenaje al autor, Manuel Carrasco Vintimilla, quien, en 40 años de docencia ha publicado sus investigaciones en diferentes revistas especializadas. Se trata de la recopilación de una obra —hasta hoy dispersa— y que es un gran aporte por la profundidad de temáticas de la historia local y nacional, así como la riqueza de estilos utilizados.

Esta es una invitación a conocer más sobre nosotros mismos, desde la identidad en el chazo azuayo, a una nueva forma de comprender nuestra historia agraria con la hacienda de El Paso, recorrer las cantinas de antaño, las recetas con sabor a campo, o las problemáticas de los morlacos en tiempos de revueltas e incluso la Historia de la Universidad en Cuenca.

En el libro encontraremos un riguroso trabajo, además de importantes reflexiones teóricas, políticas, sociales y críticas que hacen de esta obra, para un público variado, ávido de conocimiento, un manual, para los estudiantes; un aporte para los investigadores y un disfrute para todos. Inauguramos una nueva colección con este volumen, cerrado ya el convenio Memoria, Identidad y Región, que la Cátedra Abierta de Historia mantuvo con el Consejo Provincial del Azuay; seguir aportando al conocimiento de nuestra región, de difundir la obra de historiadores locales o extranjeros que hayan trabajado temas relacionados con nuestro pasado, enmarcados en un espacio geohistórico con más de 10 mil años de antigüedad.

A la Sombra de Clío presenta una imagen renovada, trabajamos con el diseñador Carlos Cabrera, con una apuesta más arriesgada y fresca, cuidamos mucho los detalles desde el punto de vista editorial. En Cuenca se publica, tenemos una universidad creativa, generadora de pensamiento. Este nuevo libro representa toda una vida de aportes para la historia local, no queríamos quedarnos en la frialdad de una biografía, por eso sus reflexiones en esta entrevista son un mishqui de conocimientos y humanidad.

En cuanto a su larga trayectoria, ¿podemos ubicar momentos, intereses específicos, etapas?

Siempre me atrajo la historia del país, sobre todo dentro de una tónica que luego se planteó insistentemente hacia las décadas de los ochenta y noventa, la reescritura de la historia del Ecuador. No diría que había que reescribir, pero el tema levantó una polémica muy fuerte. La idea no era nueva, yo le había oído esto a mi maestro, Gabriel Cevallos, hay que “repensar la historia” y él lo hizo en muchos aspectos, desgraciadamente el maestro es poco apreciado en nuestro medio.
En la cátedra siempre insistí en que no había que confiar mucho en los libros, hay que investigar, darle la vuelta a nuestra historia. Luego desmitificar las grandes figuras, seguir las líneas del materialismo histórico y, especialmente, de la Escuela de los Annales, la escuela francesa. Pensar que la historia no es solo de las grandes personalidades sino también del conjunto social, la historia cotidiana, de las masas, los grupos sociales. Indudablemente, los grandes hombres nacen en el día, el siglo, o la fecha precisa, pero en realidad la historia está pasando todos los días.

¿Hubo temas por temporadas que le apasionaron, o fue un mosaico de inquietudes?

En los años setenta, recién iniciado en mis labores académicas, me llamó mucho la atención —y creo que está recogida en este libro— la teoría de la historia, especialmente la escuela annalista; con Lucien Febvre y Marc Bloch comencé por el problema de la teoría para poder avanzar, porque en realidad nuestra formación más que de investigado-res era la de docentes y estaba muy ligada a la interpretación del positivismo histórico, de Toynbee, de Spengler, la escuela alemana, en fin... eso, ya personalmente, no me satisfacía y había que seguir buscando. Entonces, recuerdo que llegó por acá el filósofo Horacio Cerutti, quien me condujo a la Escuela Francesa de los Annales, sobre la que trabajé o he intentado trabajar; primero con uno o dos artículos teóricos. Cerca de terminar mi carrera de docente, me interesó la propuesta de la geohistoria, vinculada a los Annales también, con Fernand Braudel quien plantea la percep-ción de los tiempos históricos: la larga, la media y la corta duración, seguida por muchos historiadores, y luego el planteamiento final de que las ciencias sociales, desde el punto de vista epistemológico, son diversas pero la historia y la geografía deben estar estrechamen-te ligadas. Además de la historia nacional he tenido mucho interés por la historia regional.

Sí, efectivamente sabíamos que teníamos que preguntarle por la Hacienda de El Paso y el chazo... temas que tienen una fuerte carga emocional para usted.

Es que eso está muy ligado a mi vida, hay un proverbio, que me parece que escuché a un pariente lejano: “Es fácil que el hombre salga del campo, lo difícil es que el campo salga de él”. Yo siempre me he considerado un trasplantado, nací aquí en Cuenca, pero me crié y nací espiritualmente en el campo, esa es una cosa que no se puede borrar...

¿En Nabón?

Sí, le iba a decir algo: quizás después de mis días pueda seguir soñando con los potros, si es posible después, si no, ya se acaba todo. Mi vivencia en el campo y el interés por la historia regional me llevaron al intento de escribir un libro sobre El Paso, pero la vida me ha conducido por otros rumbos y el intento quedó en un artículo sobre su historia, sobre la hacienda de mis antepasados, donde trascurrió mi vida campesina; a veces siento cierta frustración por no haber escrito ese libro, sucede que, con ciertas excepciones, se ha escrito poco sobre la historia agraria del Azuay, y la región; tengo un borrador de unas 45 o 50 hojas, puede que algún día me anime a terminar el estudio, estimo que sería un buen aporte. Este corto artículo tiene una profunda carga afectiva, siempre había oído a mi padre, a mi tío Pedro, “esta hacienda es legendaria, colonial, que los Coronel de Mora por aquí, los Coronel de Mora por acá”... incluso mi abuelo y mi padre tuvieron la precaución de guardar los documentos relacionados con la vida de la hacienda […] El Paso empezó siendo un hato ganadero y se manejaba solo con 2 peones o 2 mitayos, porque tenían suelto el ganado en las estancias, pero en el siglo XVIII se da una transforma-ción con las “tierras de pan sembrar”, es decir con trigos y mieses, por tanto se da un viraje en la producción, de hatos ganaderos a haciendas productoras de mieses. Se necesita un mayor número de mano de obra y empiezan a aparecer en los documentos los peones conciertos; paradójicamen-te, la hacienda, que había sido muy grande (y esto debe pasar en Cañar y Loja), empieza también a subdividirse en comunidades, como el caso de Charqui…

El lado humano de nuestro campo…

Siempre me llamó la atención cuando se habla de la estructura social; en Cuenca no creo que hubo nobleza pero sí las llamadas elites, luego, los cholos, las cholas, los indios, los negros y me interesé por un personaje campesino que la historia no registra: el chazo. El chazo, aquel mestizo con una tendencia racial más a lo blanco, pero que además de su composición étnica, en el espectro económico, desempeña una serie de funciones vitales para la economía de Cañar, Azuay y Loja, generalmente era el administrador de la hacienda y en los pueblitos el tendero, cantinero, lavador de oro, arriero, vinculado fuertemente a actividades económicas secundarias de comercio, y ahora migrante. Nos han hecho ver arriba a la elite y los hacendados, abajo, los indígenas esclavizados, pero hay una gama no solo étnica sino histórica y económica ¿Quiénes nutrieron los ejércitos de la Independencia, los ejércitos del liberalismo, de Vega contra liberales? generalmente artesanos y chazos de Paute de Gualaceo, etc.

Este libro en lo personal ¿cómo lo define, qué significa para ud.? Entendemos que publicó sobre todo en diferentes revistas... ¿es importante?

Sí, hay un proverbio chino que dice que el hombre que debe tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. He sembrado muchos árboles, tengo 5 hijos, y bueno, este sería un poco el cierre de esa visión: un libro que a la larga ha sido escrito en cerca de 40 años de docencia, yo sé que no es ninguna cosa extraordinaria, pero refleja lo que hemos estado hablado aquí una visión más que de un historiador, de un docente y sobre todo de un apasionado de la vida. (O)

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