En la capital azuaya inició la extracción y quema de biogás en el relleno sanitario de Pichachay.

Se trata de una primera etapa del proyecto, pionero a escala nacional, con el que se capta y destruye el gas metano producto de la descomposición de desechos y con ello se reduce la emisión de gases de efecto invernadero. En una segunda fase se aprovechará el hidrocarburo para generar electricidad.

“Cuando se depositan los residuos y se los tapa con tierra, se genera un producto final que es el biogás. Este es una mezcla de diferentes gases, pero el que predomina es el metano (CH4)”, explicó César Alvarado, director técnico de la Empresa Municipal de Aseo de Cuenca (EMAC).

El fluido es captado a través de 30 pozos de extracción que fueron colocados a una profundidad de 15 a 30 metros, en una “montaña de basura” que se depositó desde 2001 hasta 2009. Estos gases son llevados a través de conductos a un bioprocesador que se encarga de separar los componentes, para luego enviar el gas purificado a un motor que finalmente generará la energía, la cual será llevada a un transformador conectado al Sistema Nacional Interconectado (SNI).

Las pruebas de generación de energía están previstas para enero y la venta de electricidad a partir de marzo. Con esta planta se espera producir inicialmente 1 megavatio/hora (MW/h); la energía será vendida a la Empresa Eléctrica Regional Centro Sur. Cada kilovatio (kW) será vendido a $ 0,11 y la empresa planea tener un ingreso mensual de $ 70 mil.

Andrea Arteaga, gerente de la EMAC, señaló que con el proyecto se reduce la emisión de aproximadamente 60.000 toneladas de CO2 por año. “Cuando estamos quemando los gases es como quitar de circulación 14 mil vehículos”, dijo.

Los funcionarios explicaron que por encima de los beneficios económicos están los ambientales, pues se reducirá la cantidad de gases de efecto invernadero y los olores que emanan y afectan a las comunidades cercanas. (I)