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El Telégrafo
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En los colegios están a prueba de patadas y golpes contra las paredes

La mochila, confidente de los estudiantes secundarios

Las mochilas son parte de la rutina diaria de los estudiantes, pero también son confidentes de los alumnos, ya que en su interior no solo van cuadernos sino también otros elementos. Foto: José Luis LLivisaca
Las mochilas son parte de la rutina diaria de los estudiantes, pero también son confidentes de los alumnos, ya que en su interior no solo van cuadernos sino también otros elementos. Foto: José Luis LLivisaca
02 de marzo de 2014 - 00:00 - Jenny Guachún y Jennifer Guamán, estudiantes del colegio Benigno Malo

La mochila estudiantil no siempre está cargada de cuadernos, esferos o elementos para la clase. Cuando se abre, en su interior hay muchas sorpresas para quienes miran.

Dado que un joven pasa 5 días a la semana durante 7-8 horas con un apretadísimo horario de 8 asignaturas diarias, por ley su mochila tendrá que estar muy bien equipada.

Andrés Jiménez mostró su mochila y dentro de la misma se encontró cuadernos, libros, esferos y ‘algo de platita’, pero contó que la mochila tiene más valor de lo que está adentro: “no recuerdo bien, pero costó cerca de 30 dólares”.

Andrés dijo que en ciertas ocasiones su mochila le causa molestias, ya que lleva muchas cosas para su clase y esta se abulta y a la vez se vuelve ‘pesada’.

Pero en la mochila de Richard Llapa no solo van libros, cuadernos, esferos y todos los útiles que se necesitan a diario en el colegio. El joven estudiante tiene que llevar todo su uniforme para los entrenamientos de casi todos los días. “Esta sí es una mochila muy bien equipada”, dijo, pero recalcó que no le importa mucho porque ya está acostumbrado a llevar estas cargas sobre sus espaldas. “Sí pesa, pero no me ha dado incomodidades y respecto al valor tiene un costo que está entre los 40 y 50 dólares”, dijo.

En los colegios las mochilas forman parte de la rutina diaria del estudiante. Se convierten en ayuda para poder llevar todos sus libros desde sus casas.

Juan Carlos Vélez mostró una mochila nueva, pero en su interior no solo tenía cuadernos sino que además portaba una camiseta, goma, y un par de revistas, pero en su caso él dijo que no tenía ningún problema por el peso y que no ha tenido ninguna molestia durante este tiempo. Los jóvenes prefieren en la actualidad mochilas con varios compartimientos, los mismos que son utilizados hasta para guardar una bebida o llevar un sánduche.

La complicada mochila de la mujer
La mochila de la mujer tiene grandes diferencias con la de los varones, comenzando desde el color, los servicios que presta y los elementos que están dentro de la misma.

Al abrir la mochila de Yadira Padilla, a más de sus libros, cuadernos, esferos, borradores y más, aparecen maquillaje, crema, perfume, espejo, toallas y un poco de papel.

“No tengo problemas en llevar todo lo que sea necesario”, dijo la joven estudiante, tras indicar que la mayor parte de la semana la mochila va ‘bien cargada’, pero manifestó que todo suma un costo aproximado de $80. “La mochila de la mujer es más valorada, más ordenada y más cuidada que la del hombre”, acotó.

Adriana Tapia dijo que no son muchas las cosas que lleva, pero que no olvida lo básico: libros, cuadernos, esferos. Comentó asimismo que sí sentía un poco de incomodidad, pues estaba bastante pesada porque aparte también había traído ropa y dos pares de zapatos, pero que ella no tiene problemas con llevar su mochila, aunque siempre tiene que tener cuidado de los delincuentes.

Mientras tanto, Flor Illescas dejó revisar su mochila y aparte de todos sus cuadernos, lápices, libros, también se encontró dentro de su mochila una blusa, algo de maquillaje y estaba muy pesada cuando la levantó, aunque ella dijo que el peso no era exagerado: “mi mochila nunca pesa, este o no esté llena, ya me he acostumbrado a ella”, indicó.

Flor comentó que prefiere una mochila de no mucho costo porque puede ser presa de los delincuentes y que prefiere pasar inadvertida antes que un malhechor le cause algún tipo de susto en la calle o en el bus.

Los estudiantes de hoy van con su mochila y algunas veces son asaltados por delincuentes o se convierten en el blanco de los que hurtan en el transporte urbano.

“La mochila de una mujer comparada con la de un hombre es totalmente diferente. Ellos no llevan muchas cosas, pero en cambio una chica aparte de tener elementos del colegio se asegura de que en su interior haya útiles para su diario vivir”, dijo Flor Illescas.

Agregó que la mochila se ha adaptado perfectamente a las ‘exigencias’ de los estudiantes porque son el blanco de las patadas y hasta de golpes contra las paredes, ya sea por alegría o por tristeza.

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