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La Merced, barrio donde vivieron ilustres hombres cuencanos

Frente al templo del barrio se encuentra la casona de la Sociedad Alianza Obrera del Azuay, en donde habitaban artesanos, obreros y gente pobre, quienes tejían sombreros en paja toquilla. FOTOS: JOSÉ LUIS LLIVISACA/ EL TELÉGRAFO
Frente al templo del barrio se encuentra la casona de la Sociedad Alianza Obrera del Azuay, en donde habitaban artesanos, obreros y gente pobre, quienes tejían sombreros en paja toquilla. FOTOS: JOSÉ LUIS LLIVISACA/ EL TELÉGRAFO
11 de mayo de 2014 - 00:00

Julio María Matovelle, persona de letras, jurista, historiador, poeta, legislador y maestro, es uno de los personajes más reconocidos en el barrio La Merced, ubicado en el centro histórico de Cuenca.

En el corazón de este sector, en la calle Presidente Borrero, entre Calle Larga y Honorato Vázquez, se levanta su monumento, inaugurado el 3 de noviembre de 1966, delante de una pared en la cual está tallada una leyenda que evidencia la admiración que la gente sentía hacia él.

“Gran apóstol azuayo, muy niño, emitió voto de castidad. Defendió en las cámaras los derechos de la iglesia y la patria, hizo justicia y caridad. Fundador de las señoras de la Caridad en Cuenca...”, señala parte del enunciado.

Frente a la estatua se halla una amplia casona que pertenece a la Sociedad Alianza Obrera del Azuay, fundada en 1904, en donde habitaban artesanos, obreros, aprendices y gente pobre, quienes laboraban tejiendo sombreros de paja toquilla y obras manuales.

Matovelle nació el 8 de septiembre de 1852. Disciplinado, responsable, sabio y solidario, consiguió el titulo de abogado en noviembre de 1877. Luego, se inclinó por la vida sacerdotal en la que hizo énfasis para crear  y mantener empresas religiosas católicas, desde el año de su ordenación el 21 de febrero de 1880. Cuatro años más tarde ya estableció la Congregación de Oblatos del Corazón de Jesús.

Además del monumento y el parque en homenaje al intelectual, está el colegio que lleva su nombre, que cumple una labor de enseñanza a centenares de adolescentes, desde hace décadas.

La iglesia, una obra levantada con el diseño del padre Matovelle

Visitada por los fieles a la religión católica, desde hace casi un centenario, la iglesia de La Merced se ha constituido en un icono de este barrio.

Luego de la fundación del convento de mercedarios, acontecido el 12 de mayo de 1712, su primer comendador, el padre Pablo de Santo Tomás, inicia la construcción de este templo y su convento, informan las páginas del libro Guía de Arquitectura de Cuenca.

El convento fue adjudicado a los padres oblatos, cuyo creador, Julio María Matovelle, fue quien finalmente diseñó y construyó el establecimiento religioso entre 1884 y 1918.

Desde esas épocas, pese a que en 1960 las congregación de oblatos decidió renovar el convento, la imagen de la iglesia mantiene su estilo sin muchas transformaciones.

La casa del prócer

Dentro de la rica historia que rodea a la Merced está la vivienda en la  que habitaba un personaje que forma parte de  las páginas de gloria de la historia ecuatoriana.

Se trata de la casa  del poeta, político, hombre de letras y docente, Remigio Crespo Toral, ubicada en la calle Larga y Presidente Borrero, sector conocido como el Barranco del Tomebamba.

Esta estructura de ladrillo visto, estilo francés, 94 habitaciones y 5 niveles y 2 frentes —uno hacia el centro histórico de la ciudad y otro hacia el sector de El Ejido—, fue arrendada en 1967 para acoger al museo público de Cuenca, que lleva el nombre del prócer nacional.

En 1983, este establecimiento fue adquirido definitivamente por la Municipalidad de Cuenca, bajo el apoyo del gobierno nacional, dice un comunicado de la página web del municipio.

Allí reposan cerca de 30 mil piezas valiosas de la historia de la ciudad, como su acta de fundación, además se puede observar  una  colección arqueológica de más de 18 mil piezas de culturas ancestrales de la región.

La vivienda donde Emmanuel Honorato Vázquez vivió en matrimonio junto con una de las descendientes de Remigio Crespo es otro de los lugares que llaman la atención en La Merced.

De ladrillo visto, esta estructura fue levantada por etapas desde 1917, según datos del libro Guía Arquitectónica de Cuenca. Actualmente, el inmueble es utilizado como departamentos en planta baja y sótano, mientras que en la planta alta funciona un restaurante.

El primer hotel de la ciudad

El hotel Crespo abrió sus puertas a turistas nacionales y extranjeros que llegaban a Cuenca en 1946, constituyéndose así en el primero de su estilo.
En datos divulgados por la página web de esta entidad, se informa que la construcción de la casa en que funciona data de los años 1800, cuando su primer propietario, en sus constantes viajes a  Francia por motivos de trabajo, contrató a un arquitecto de ese país para que viniera a elaborar las casas de la familia Ordóñez Lazo.

Zona de bares y discotecas

Hoy La Merced presenta escenarios distintos: el positivo es la cantidad de negocios como bares, discotecas,  y restaurantes que fomentan el turismo y el empleo; mientras que el negativo es que varios de los transeúntes denuncian robos, microtráfico, riñas  y otros escándalos.

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