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Ecuador, 27 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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El proyecto tuvo el impulso necesario durante el Liberalismo

La llegada del ferrocarril a El Tambo, un hito en la historia del Cañar

Foto: Cortesía
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Entre los recuerdos de mi niñez siempre existió uno en especial que llamaba mi atención: la vieja estación del ferrocarril y una casa antigua que conservaba el nombre de Hotel La Estación. Mis abuelos decían que hubo un tiempo en que aquel lugar estuvo lleno de gente que venía de Quito, Guayaquil, Riobamba, de todas partes del país con la intención de llegar hasta Cuenca. ¿Me pregunto cómo fue que a la pequeña parroquia de El Tambo llegó tan importante obra y qué fue lo que representó para los pueblos del Austro?

Desde mediados del siglo XIX, durante el gobierno de García Moreno, la idea de construir un ferrocarril que uniera a las distintas ciudades separadas por la geografía y malos caminos, usados desde los tiempos de la Colonia, había estado presente, pero la inestabilidad de un país en ciernes y los distintos gobiernos que se sucedieron en el poder hizo que la obra fuera lenta; los ‘progresistas’ avanzaron tan solo pequeños tramos y otros descartaron la idea como señala la historiadora Kim Clark en su libro La Obra Redentora. El ferrocarril y la nación en Ecuador 1895-1930.   

El Ferrocarril tuvo un verdadero impulso con el triunfo de la Revolución Liberal en 1895. Así Clark señala que “el 13 de marzo de 1897 Archer Harman y Edward Morley llegaron a Quito desde los Estados Unidos para negociar. El 14 de junio de 1897 el primer contrato con Harman fue firmado” iniciando así el dificultoso trabajo que representó la construcción del ferrocarril, sobre todo porque no se contaba con el presupuesto y el mismo Harman tuvo que negociar con inversionistas estadounidenses y luego con ingleses el dinero necesario.

El asunto no fue fácil pues Ecuador tenía fama de no pagar a tiempo debido a la deuda contraída durante la independencia, pero Harman logró el financiamiento en Londres; junto con él serían los ingleses los principales accionistas. El ferrocarril llegó a Quito el 25 de junio de 1908 uniendo la Costa con la Sierra y enlazando a ambas regiones, social y económicamente, de forma más rápida y contribuyendo con el progreso nacional.

Una vez cumplido este anhelo había aún mucho por hacer ¿Qué pasaba en ese momento con el Ferrocarril del Sur? Guayaquil y Quito habían logrado conectarse gracias al tren que había superado la zona de cordillera conocida como la ‘Nariz del Diablo’ gracias al ingenio de sus constructores. La idea de llevar el tren hasta Cuenca era igual de antigua y tan necesaria como la gran obra ejecutada por Harman.

El Ferrocarril del Sur fue descartado por varias ocasiones antes de la llegada del Liberalismo, se construyeron en su lugar caminos de herradura como el llamado ‘camino Flores’ en honor al presidente Antonio Flores Jijón quien pensó que era una mejor opción durante su administración.

Para la construcción del tramo Tipococha-El Tambo, dentro de la planificación de la línea Sibambe-Cuenca hubo 3 propuestas: una de una empresa italiana, la de la norteamericana con Simons y Dobbie y la de la Compañía Nacional Azuaya que se formó con capitales cuencanos y tenía como representante a Roberto Crespo Ordoñez y que, según una crónica aparecida en enero de 1925 en El Mercurio, encontró una fuerte oposición por parte de los azuayos y ecuatorianos. En febrero de 1925 la compañía italiana a través del Ing. Rubini felicitaba a dicha empresa por haber obtenido el contrato para la construcción. Pero en julio de 1926 se firmó el contrato con el Sr. Dobbie por el cual se encargaba de la gerencia y construcción del Ferrocarril del Sur por 3 años, lo que fue calificado como “una solemne bofetada a las Provincias del Sur” por un diario guayaquileño al retirarle el contrato a la Compañía formada en Cuenca y que acusó al Gobierno de servilismo con los Estados Unidos.   

La llegada del ferrocarril a El Tambo

El actual cantón El Tambo, a principios del siglo XX, era una pequeña parroquia perteneciente al Cañar. La ruta del Ferrocarril del Sur preveía que este pequeño pueblo fuera la siguiente estación del añorado tren que debía unir a las provincias del Austro con el resto del país. Desde 1903 ampliar el tramo hacia Cuenca se venía discutiendo en los gobiernos de Eloy Alfaro y Leonidas Plaza.

La primera década del siglo fue en extremo agitada. El presidente Lizardo García gobernó solo 4 meses ya que mediante un golpe militar el general Alfaro se hizo nuevamente con el poder. Durante el segundo mandato de Alfaro los trabajos en el tramo Sibambe-Cuenca avanzaron lentamente y se paralizaron cuando la conmoción política provocó el arrastre de los Alfaro y empezó el segundo período de Leonidas Plaza.

La profesora Lupe Bustamante en su tesis ‘El Tambo en la historia’, aún sin publicar, narra los hechos que rodearon la llegada del ferrocarril a El Tambo. En primer lugar fue necesario que llegue a la presidencia de la República el Dr. Alfredo Baquerizo Moreno (1916-1920) para que los trabajos se reiniciaran, fue su compromiso con la ruta Tipococha-El Tambo lo que llevó al pequeño pueblo a cambiar su nombre por Baquerizo Moreno.

Como se explicó, muchos fueron los inconvenientes que rodearon al contrato para realizar este tramo, pero la responsabilidad recayó en los norteamericanos Simons y Dobbie que desde 1926 enfrentaron este reto. Bustamante reconstruye este hito a través de 3 entrevistas y señala que “el Estado construyó la línea del ferrocarril hasta Tipococha, pero que desde ahí hasta El Tambo lo hizo la Compañía Simons y Dobbie; algunos trabajos complementarios quedaron inconclusos; sin embargo, estos contratistas dejaron la locomotora en Bayo Cruz esto es, en la parte alta de Charcay, correspondiendo más tarde terminar con los trabajos al Batallón Montúfar. Todos los entrevistados coinciden en afirmar que los trabajos entre Sibambe-EI Tambo tardaron 15 años. (O)

El tren llegó a El Tambo el 30 de octubre de 1930

No es fácil describir la emoción que provocó en la pequeña parroquia de El Tambo la llegada de la locomotora, los recuerdos de las personas que presenciaron este hecho son confusos pero coinciden en que hubo gran alboroto y regocijo entre la población cuando observaron al “maquinista Thomas Silveres de la locomotora N° 1, que hizo sonar el silbato anunciando que el tren se acercaba y pidiendo despejar la vía” según lo narra Bustamante en sus tesis.

El verdadero significado de la llegada del tren no fue tan solo simbólico. Para El Tambo y la provincia del Cañar supuso un crecimiento económico. Estos pueblos, por algunos años, se vieron beneficiados por la constante llegada de pasajeros y carga a la estación de El Tambo desde donde debían tomar camiones u otro tipo de transporte hasta Cuenca que era su destino final.  

En aquella época y durante varios años El Tambo se convirtió en el lugar donde se movían cientos de personas que iban y venían como pasajeros, los comerciantes debían hacer un alto ahí y a veces pasar la noche en el Hotel La Estación ubicado a pocos metros de la estación del Ferrocarril.

En 1924 el cantón Cañar propuso la construcción de una estación del Ferrocarril que llevaría el nombre de Estación Córdova en honor al presidente, pero no era viable por lo que la estación se quedó en El Tambo y tuvieron que pasar 30 años para que llegase a Cuenca el tan anhelado tren. (I)

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