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Ecuador, 21 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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La “fuente de los deseos” el atractivo de Guaraynag

La primera sensación que tienen los visitantes al llegar a Guaraynag, parroquia del cantón Paute, provincia del Azuay, es de un regreso al pasado: El centro parroquial está rodeado de casas antiguas e incólumes, con gente que aún conserva el andar sin prisa para cumplir las tareas cotidianas. En un domingo de sol lo que se escucha es el bullicio de los niños en los juegos infantiles y el regateo de las amas de casa con las comerciantes en la feria.

Hasta el año 1860  la parroquia tenía el nombre   Huaraiñan que significa “Camino de los Vientos”, un caserío que pertenecía a la parroquia Taday del cantón Azogues. Ese año, las autoridades civiles y eclesiásticas decidieron adherirse a Paute con el nombre Guaraynag. Desde hace años, los hermanos Marcos y Santiago Solórzano, dos entusiastas jóvenes de Guaraynag, difunden las bondades del lugar que guarda mucha historia y   leyenda, en un recorrido inolvidable.

La “Fuente de los Deseos”

A cinco minutos a pie desde el centro parroquial se llega a “El Baño del Inca”,  un espacio bajo el nivel del suelo y a cielo abierto diseñado con piedra antigua en donde siempre fluye el agua con la misma presión.

Al cerro “Loro Pico” se llega por un sendero en donde se aprecian construcciones aborígenes talladas y formas caprichosas de piedras gigantescas que emergen de la tierra. El “Loro Pico” es un mirador desde donde se contempla a plenitud el embalse del río Paute que se formó luego de la construcción de la Central Hidroeléctrica Mazar.

Uno de los destinos que   llama la atención es la “Fuente de los Deseos”, lugar al que se accede desde la carretera principal por la montaña en un camino de zigzag, se atraviesa un riachuelo que forma una cascada junto a la cual está una cueva en cuyo interior brota “agua cristalina y pura filtrada de la roca sagrada”, explica Marcos Solórzano, quien enfatiza que antes de tomar el agua “hay que ponerle fe” y   pedir un deseo secreto que después se cumple.

Alejado del centro parroquial se encuentran las cuatro cascadas de Celel, un lugar enigmático “para la purificación espiritual y el encuentro con los elementos sagrados de la naturaleza: el agua, el  aire, el fuego y la tierra”, manifiesta Santiago Solórzano.

Guaraynag produce maíz, fréjol, arveja, trigo, cebada, lenteja, papa, cañaro, manzana, reina claudia, durazno, capulí, pera, granadilla, tomate, luma, chirimoya, fresa, mora, babaco, aguacate, limón. Los habitantes también se dedican a la crianza de ganado vacuno, lanar, caballar, porcino, ovino y al cultivo de la trucha. El tejido del sombrero de paja toquilla es otra fuente de ingreso de los pobladores, y ahora sueñan con un proyecto de paseo en embarcaciones por la represa del río Paute.

El mito

“Se sabe que en el cerro Iñauri hay  vestigios arqueológicos, y en   Guaraynag se conoce de entierros antiguos. Existe oro encantado por los incas en diferentes lugares de la parroquia.   Cuentan los habitantes que han visto arder una llama azul amarilla en el Iñauri. Son testigos que en el “Loro Pico” han visto  abrirse la montaña a   medianoche de un viernes santo y que en el interior han observado gallinas, pollos, becerros, maíz y joyas  preciosas. Y, en un abrir y cerrar de ojos la montaña vuelve a su estado natural.

Relatan la historia de un gato inalcanzable, “la cucuya”, que se pasea con la cabeza cargada de joyas preciosas”. Estas son las historias que cuentan los hermanos Solórzano. 

Para Horacio Valdez, visitante frecuente del lugar, a Guaraynag se debe nombrar patrimonio cultural y natural del Azuay “por la arquitectura de antaño y los vestigios arqueológicos”.

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