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Ecuador, 11 de Febrero de 2025
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El Telégrafo

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La encrucijada de Cuenca en la lucha política y de armas del 5 de julio de 1896

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Al tomar fuerza en Cuenca la propuesta del coronel Antonio Vega Muñoz y de Alberto Muñoz Vernaza, un movimiento de carácter restaurador tomó las armas y buscó el retorno al poder a manos de los progresistas y de las propuestas constitucionales y antiliberales radicales, a raíz de la revolución del 5 de junio de 1895, que surge al final del período liberal progresista, y del gobierno de Luis Cordero.

Es así que se formó en la ciudad de Cuenca una oposición que limitaba el poder liberal y que tenía cierta dificultad para expresarse en la ciudad y región.

Entre los pocos miembros del círculo liberal se encuentran: Luis Malo Valdivieso y sus hijos; Gabriel Arsenio Ullauri y Federico Malo; el importante político liberal José Peralta y otros personajes de los que hablaremos en otra oportunidad en esta misma columna.

La resistencia al gobierno liberal de Alfaro fue creciendo en Cuenca, a pesar de todo lo que Luis Malo Valdivieso y su grupo hicieron para conseguir respaldo para este.

El pequeño círculo liberal de Cuenca conferenció con Alfaro, que se encontraba en Guayaquil, cuya respuesta fue enviar un contingente armado para derrotar a las fuerzas comandadas por el grupo ‘conservador’. La fuerza liberal estuvo dirigida por los coroneles Manuel Serrano, Gabriel Arsenio Ullauri y José Luis Alfaro y, en Cuenca, por Belisario Torres.  Alfaro, en el mes de mayo de 1896, había designado como gobernador de la Provincia del Azuay a don Luis Malo Valdivieso.  

Los enfrentamientos y luchas entre las fuerzas liberales y la resistencia o los restauradores de Cuenca, comandados por Vega Muñoz y Muñoz Vernaza, no se hizo esperar. Un día clave fue el 5 de julio de 1896 cuando se produjo un combate en las calles de Cuenca, con la colaboración en el interior de la ciudad de mujeres del pueblo, clérigos y niños, campesinos e indígenas, abiertamente declarados contra los liberales alfaristas.    

La muerte de Luis Malo: diferentes versiones

Lo que se puede afirmar casi 120 años más tarde y unas cuantas generaciones después de lo sucedido, tiene mucho que ver con la tradición oral y testimonios que sobreviven, de ambos bandos, liberales y conservadores, en Cuenca, que forman parte de la memoria colectiva.

La memoria y los relatos de ambos lados nutrieron las conversaciones con mis abuelos durante mi niñez y juventud, el amor a la historia hizo el resto; la investigación a través de documentos y libros permitió indagar y profundizar en el tema.

Esta corta investigación ofrece luces sobre la historia política de Cuenca de finales del siglo XIX, enriquecida por la presencia de múltiples actores sociales, que refleja la situación vivida en Cuenca en la época de la Revolución alfarista. Esta investigación se basa en un estudio más amplio realizado por el Dr. Antonio Borrero Vintimilla, que me ha cedido para este artículo. Revisa variadas publicaciones que permiten acercar al lector a múltiples testimonios y voces, para que pueda llegar así a sus propias conclusiones. 

El 5 de julio de 1896 retorna a Cuenca la expedición de tropas del coronel Antonio Vega Muñoz, que luchaba contra el gobierno alfarista, con 200 hombres, se toman la ciudad Cuenca y se imponen ante la guarnición de la plaza, que cae vencida. Este triunfo es efímero, ya que las tropas gobiernistas aplastarán sucesivamente a los contrarios, pero por corto tiempo, la ciudad se convierte en un baluarte anti-Alfaro, que cesa con la batalla del 22 de agosto de 1896, cuando este entra triunfante a Cuenca. 

Los enfrentamientos, según nos narran algunos autores, dieron como resultado mil bajas en sus tropas, que ascendían a 4 mil hombres  cuando los defensores de Cuenca apenas llegaban a 600, convirtiendo al momento en heroico para los restauradores.

José Peralta, del círculo liberal, en su obra Mis Memorias Políticas dice que Malo sucumbió “asesinado por mano cobarde y a traición”: alguien penetró en la casa, lo acechó y descargó un tiro mortal por su espalda.

Carlos Aguilar Vázquez, en sus Obras Completas, dice que cuando retornaba a su vivienda después de exhortar a las tropas liberales (entre ellos su hijo Carlos), una certera bala disparada del lado opuesto de la plaza hirió de muerte a Malo.

Luis Monsalve Pozo en La Patria y un Hombre afirma que el gobernador Malo fue asesinado en su propia casa, sigue la afirmación de Peralta.

Manuel María Borrero, conocido liberal, en ‘El Coronel Antonio Vega Muñoz y su última campaña militar’ afirma que el gobernador Malo, “caballero de acendrado liberalismo, hombre valiente y activo”, murió en el reducido escenario de la acción, junto con los jefes Leandro Paladines y Víctor Rivadeneira.

Por su parte, Rafael Arízaga Vega, en la obra Antonio Vega Muñoz el insurgente, dice que en la batalla murieron Malo, Paladines y Rivadeneira y que los alfaristas fueron reducidos a prisión. María Rosa Crespo, en ‘Los morlacos y la Cruzada Alfarista’, relata la participación del pueblo y de las cholas en la toma de Cuenca, “muriendo en la refriega Luis Malo, el primer Gobernador liberal de la provincia”.

Finalmente, Daniel Toral Malo, sobrino carnal de Luis Malo, en su libro Memorias, relata —como testigo presencial— que la Plaza de Cuenca fue defendida por “2 mil hombres bien armados…”, siendo el grupo restaurador pequeño y mal armado, pero, a pesar de ello, las tropas cuencanas conquistaron las calles con el grito de “¡Viva Vega!”. Victoria enlutada por la muerte de su tío Luis Malo que, como Gobernador, momentos antes, alentaba a los soldados liberales, cuando una bala “que no se sabe de dónde vino” lo hirió de muerte.

Toral Malo relata que junto con su hermano encontró muerto a su tío, en el almacén de la planta baja de la vivienda (del Gobernador), y comenta entristecido: “era el precio alto de la toma de Cuenca”. (O)

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