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Ecuador, 22 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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La cascada de Musap es un tesoro protegido por la comunidad shuar

La cascada tiene una caída de aproximadamente 60 metros que forma una laguna de 15 metros de diámetro.
La cascada tiene una caída de aproximadamente 60 metros que forma una laguna de 15 metros de diámetro.
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“Vamos, vamos que el camino es largo”, dice Leonardo Salgado, un hombre que dedica su vida a mostrar los atractivos de Macas a través de la compañía turística Tsuirim.

Aquí se dice que nadie sabe más de historia macabea que él. La hora de recorrido que separa el centro de la ciudad de la entrada a Santa Isabel es casi imperceptible, y a partir de ahí el camino asfaltado se transforma en una vía de tercer orden. ¿Cuánto falta?, preguntan los que van junto al guía. “Ya estamos en Chuchaentza”, contesta don Leo.

“De aquí estamos a cuarto de hora”. Así tranquiliza a los viajeros. 

Después de un viaje de ochenta minutos se llega al destino, un lugar donde la naturaleza cubre todo el sector. Es posible distinguir viviendas típicas shuar, levantadas con madera y selladas a manera de techo con hojas de paja toquilla.

“Ahora sí, a caminar, son unos 20 minutos”, señala Leo. Un gran tronco figura como puente; su capacidad se reduce a una persona para atravesar a trancos lentos y cautelosos. Al otro lado, el paisaje selvático da la bienvenida a los visitantes. 

El camino empinado demanda el uso de calzado deportivo; transitamos entre senderos elaborados con tronco y paso a paso la exuberante flora y fauna amazónica se apoderan del recorrido.  En efecto, la travesía toma el tiempo previsto.

Al final del camino nos recibe expectante Antonio (su apellido se lo guarda), líder shuar que reside a pocos metros de la cascada. 

“Para entrar en sintonía con la naturaleza tienen que pintarse el rostro”, anticipa Leonardo Salgado.

Antonio sostiene entre sus manos un recipiente elaborado en madera, en su interior reposa una mezcla de achiote y agua, conocida como wituk. Este producto es empleado para dibujar figuras en el rostro, generalmente relacionadas con animales de la zona. 

Luego del saludo shuar todos son parte de un nuevo ritual que tiene por objetivo limpiar las fosas nasales, permitiendo así que el aire puro pase sin problemas. Para ello, los invitados aspiran un compuesto que surge de hojas de tabaco aplastadas y “amortiguadas” con agua.

Al inicio el sabor es fuerte, pero el esfuerzo vale la pena. El aroma del guayacán y el laurel conjugados con el sinfín de plantas de la zona se apodera de todos los que llegan al sitio.

“Aquí la laguna sirve para todo…la laguna es todo”, reflexiona Antonio mientras mira cómo los visitantes disfrutan del paradisíaco lugar, herencia de su pueblo. 

La cascada de Musap es uno de los principales atractivos turísticos de Macas, Morona Santiago. Posee aproximadamente 60 metros de caída que dan lugar a una piscina natural que supera los 15 metros de diámetro, ideal para nadar y para practicar pesca deportiva.

El ingreso a este lugar tiene un valor de $ 3 y para acceder a él es preciso contactar a las operadoras turísticas del área.   

La forma en la que se hallan distribuidas las rocas permite a los visitantes ascender hasta una cueva natural formada en medio de la cascada.

Según la leyenda, para despertar al Dios que resguarda este lugar se debe gritar a viva voz y, paralelamente, bañarse en sus aguas.

El clima cálido, la temperatura templada de las aguas cristalinas, el contacto con la naturaleza y la melodía producida por las aves dan lugar a un ambiente propicio para relajarse y liberar el estrés. 

“Ahora sí, luego del baño viene lo bueno: la comida. Vamos por unos ayampacos”, añade Salgado.

Todos caminan siguiendo el aroma que emana de la vivienda de Antonio. Se sientan en un comedor elaborado con restos de madera y luego de una breve espera llegan los ayampacos. Este platillo se elabora con pedazos de pescado, pollo o cualquier tipo de carne, sazonados únicamente con palmito y cebolla, acompañados de yuca y verde.

Estos ingredientes se envuelven en hojas de bijahua, se sellan con ramas de toquilla y se cocinan a la brasa. Jarras de agua de guayusa, cebolla picada y tomate, además de un gran tazón de ají macabeo acompañan el almuerzo.      

Los rostros de los comensales reflejan el regocijo luego de probar los alimentos. Una voz desde el fondo del comedor señala: ¡Qué ricos han sido los ayampacos!

María José Real, turista cuencana y miembro de la Agencia Candonga Viajes, tras esta aventura muestra su satisfacción por todo lo que encierra la Amazonía.  

“No había escuchado nunca sobre la cascada de Musap. Uno no imagina todo lo que puede encontrar en el país. La cascada es maravillosa, la comida riquísima, llena de identidad y cariño”, dice la empresaria que está dispuesta a difundir estas riquezas de Morona Santiago. (I) 

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