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Ecuador, 11 de Febrero de 2025
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El Telégrafo

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En el campeonato denominado Mundialito de los pobres hay dirigentes que invierten hasta $ 8 mil

Jugar indor fútbol, una forma de ganar dinero

Los torneos de indor fútbol han crecido en los últimos años en Cuenca, todos ofrecen premios económicos a los equipos que ocupen los primeros lugares. Fotos: Fernando Machado/El Telégrafo
Los torneos de indor fútbol han crecido en los últimos años en Cuenca, todos ofrecen premios económicos a los equipos que ocupen los primeros lugares. Fotos: Fernando Machado/El Telégrafo
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En el rectángulo de cemento se disputa un encuentro entre 12 hombres que fácilmente podrían llegar a jugar en la primera división del fútbol nacional.

Es un partido reñido en el que las barras no paran de alentar a su equipo, donde cada patada va dirigida a una pierna o al balón.

En uno de los equipos juega Marlon, un exfutbolista profesional, quien con su uniforme rojo plagado de publicidades, pisa el balón como si fuera el césped que tuvo bajo sus pies desde la niñez.

El ganador se define por tiros penales dejando como finalista al equipo del joven exfutbolista. Marlon, en menos de 60 minutos, pudo ganar lo que una persona hace en un día de trabajo. Este el primer partido de los 15 que fácilmente llega a jugar los fines de semana.

Marlon nos cuenta que su paso fugaz por las reservas del Deportivo Cuenca le dio la catapulta para dedicarse al indor fútbol, un deporte que no era de su agrado por la dureza que conlleva jugarlo. “Jugar indor es algo que nunca pensé hacer, pero es por eso que me reconocen en toda la ciudad. Esto de ser indorista es chévere”.

Marlon lleva jugando indor 4 años en cualquier equipo que lo invita. Su nombre está como uno de los más cotizados de la ciudad.

A Marlon le llegan a pagar $ 10 por partido, sin importar los resultados, lo que significa que gana más de $ 100 en un fin de semana. En su celular jerarquiza la importancia de los partidos, anota si es una semifinal, final o un partido en fase de grupos, es así que con un recordatorio nunca se olvida en dónde y a qué hora debe jugar.

Para estos torneos, los jugadores tienen que equiparse adecuadamente, ellos consideran que este deporte es uno de los más duros.

¿Se podría llegar a vivir solamente del indor?

“Mira, yo lo hago por gusto mas no por dinero, y si cobro es porque la mayoría de dirigentes pagan sin que uno se los pida; pero sí, existen personas que viven solamente del indor”, señala el deportista.

Marlon ha jugado 2 años en el campeonato conocido como Mundialito de los pobres, representando a 2 barrios diferentes, pero nunca ha llegado a instancias finales.

Como Marlon, muchos indoristas juegan para barrios en los que nunca han vivido o en ocasiones ni siquiera saben dónde están. Este fenómeno se da porque los contratos se manejan por la suma de dinero que se dé al jugador, no por representar al barrio donde nació.

Es así como el Mundialito de los pobres, que se juega en el mes de julio y agosto de cada año, se ha convertido en una fuente de ingresos para los jugadores.

Los montos que se manejan en los diferentes equipos son impensables para una persona que no conozca del tema. En 2014, un equipo llegó a gastar cerca de $ 8 mil solo en contratación de jugadores, eso sin contar el gasto que implica comprar uniformes, comida, zapatos, aguas, transporte y entrenador. Este barrio, que pide que se guarde en reserva su nombre, se dio el lujo de gastar casi el doble de lo que paga el premio, lo cual no fue tan bien visto por la fanaticada del mundialito.

Otro barrio contrató solamente a jugadores de la provincia de El Oro, gastando en transporte terrestre para los 12 jugadores cada vez que tenían partido.

Este acto fue muy criticado por algunos cuencanos, quienes piensan que se pierde la esencia del indor en Cuenca con contrataciones de jugadores que ni siquiera conocen la ciudad. “El indor, con el pasar de los años, ha ido perdiendo la identificación con el origen del jugador: todo el furor, el ñeque y toda la adrenalina ahora se mide según la plata que un jugador va a ganar”, dijeron.

A un jugador del Mundialito de los pobres, se le llega a ofrecer lo siguiente: uniforme externo y 2 uniformes internos, bolso con el nombre de cada jugador, zapatos de goma de marca, las mascotas que el jugador pida, un contrato y —en ciertos equipos— se les da ropa de presentación y ropa de entrenamiento.

Boris Romolerux, gloria del indor, recuerda que años atrás “solamente con te que regalen un par de zapatos venus bastaba para jugar por tu barrio, sin importar contra quien sea. Todo era por amor a la camiseta”, dijo.

La habilidad de los jugares conlleva a que los dirigentes paguen por sus servicios y les contraten para que defienda a un barrio o quizás a un club.

El movimiento económico también está en los barrios

El fenómeno de contratar a los mejores jugadores no solo se da en el Mundialito de los pobres, sino en muchos de los campeonatos que existen dentro y fuera de la ciudad.

La relación entre dirigentes y jugadores es como un matrimonio: si el dirigente mantiene contentos a sus jugadores con todo lo que ellos pidan, nunca se van a ir de su lado; y si el dirigente no lo hace, simplemente llegan otros, les “calientan las orejas y se irán”.

Edgar Saquicela, dirigente por más de 15 años, ha logrado 3 campeonatos de los cientos de participaciones. “Yo creo que es el gusto que uno tiene desde niño por este deporte y cuando se saca un equipo para cualquier campeonato no le importa gastar”. Ser dueño de un equipo es lo más difícil del indor, ya que el nivel de estrés que un dirigente tiene durante todo el campeonato solo se compara con el de un padre de familia con muchas deudas que tiene que pagar.

Carlos Ayora es dirigente 2 años, pero ya es reconocido en el indor cuencano. Una de sus preocupaciones principales es tener los $ 80 para el siguiente partido, que fácilmente se van en gastos de árbitro, aguas, comida, saldo para su celular, transporte y pago de los jugadores, y el abono de la inscripción del campeonato.

El día del partido se puede ver a Carlos 60 minutos antes de la hora pactada con la organización del campeonato, con un tabaco en la mano y en la otra su celular. Insistentemente llama a sus jugadores para que estos lleguen lo más pronto posible al partido. Todas sus estrellas le responden que ya están en camino.

Faltando 20 minutos para jugar, solo 2 de los 10 jugadores han llegado, el estrés cada vez se intensifica más en Carlos, insiste varias veces con su celular y siempre le dan la misma respuesta. Al final, Carlos pierde 8 por cero en menos de 20 minutos de comenzado el encuentro, sus jugadores estrellas nunca aparecieron dejando eliminado y humillado a su equipo. (I)

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