Javier Loyola es una parroquia rural del cantón Azogues. Su infraestructura es limitada. Pequeñas tiendas, calles angostas, escasez de restaurantes y sitios de alojamiento; sin embargo, esto ha motivado a un grupo de moradores a prepararse para enfrentar los cambios que el sector está experimentando con la presencia de la Universidad Nacional de Educación (UNAE).

Desde abril unas 64 personas, direccionadas por el Instituto de Economía Popular y Solidaria (IEPS) en conjunto con la Universidad Nacional de Educación (UNAE), decidieron agruparse para constituirse jurídicamente y capacitarse para ofertar diferentes servicios.

Limpieza, jardinería, alimentación, lavandería y construcción son algunas de las propuestas que los comuneros de esta parroquia piensan ofrecer a los estudiantes y docentes, que arriben a la comunidad.

“La idea fue conformar una organización con las personas que están  dentro de la zona de influencia de la UNAE, para que sean ellos los que brinden estos servicios y evitar que las grandes empresas se apoderen de este sector”, dijo Viviana Mejía, asesora provincial de IEPS en Cañar.

Mejía señaló que por el momento se está constituyendo la organización.  El nombre elegido por los socios fue Multiservicios Javier Loyola, en honor a la parroquia, que  ya ha sido enviado a la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria. Esperan, durante la próxima semana, mandar los estatutos para obtener la personería jurídica. “Son gente joven y también adultos mayores, quienes están  muy  entusiasmados por querer trabajar”, explicó la funcionaria del IEPS.

Desde abril unos 19 estudiantes cursan la etapa de nivelación, para los habitantes su presencia aún no ha generado mayor movimiento económico, ni social en el sector; sin embargo, consideran que en septiembre, cuando inicie el nuevo periodo lectivo el número de alumnos será mayor. “Ahora nosotros estamos preparándonos, capacitándonos para dar un buen servicio a las personas que van a venir y evitar que contraten prestaciones de Azogues o de Cuenca”, dijo Manuel Avendaño, presidente de la asociación.

“Hasta el momento ya hemos  cumplido con el 50%  de los tramites”, acotó el dirigente, quien espera que estos concluyan en agosto. La idea de que los miembros de la comunidad ofrezcan los servicios a la UNAE representa una ilusión para otra de las socias, Marisol Altamirano, quien señaló que se trata de una posibilidad de prosperidad para la parroquia.

“Es una alegría grande saber que vamos a ser productivos. Sabemos que van a venir unas 500 personas para septiembre y nosotros para esa fecha planeamos estar preparados para ofrecer los servicios y tener  ingresos”, dijo.

Los socios consideran como una desventaja que en la parroquia no existan sitios de alojamiento.  Ellos esperan que las viviendas dentro de la UNAE se construyan lo más pronto.