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Flor María forjó su personalidad en el colegio Benigno Malo
En la memoria de Flor María Salazar viuda de Tenorio, aún están intantactos los recuerdos de su paso por el colegio Benigno Malo.
Los pasillos, los maestros, los compañeros y las anécdotas forman parte de su historia como estudiante. Ella es una de las alumnas más antiguas de la institución centenaria.
Nació el 4 de junio de 1932. Desde pequeña, en su casa, recibió de sus familiares más cercanos constantes enseñanzas de cultura general.
La pasión por aumentar sus conocimientos, la impulsó a ingresar en la escuela José Mejía Lequerica, aunque no permaneció allí por mucho tiempo, pues para tercero y cuarto grado, se pasó a la 3 de Noviembre. Sus dos últimos años de educación primaria los vivió en la escuela la Inmaculada.
Para 1945, se cumplió uno de los acontecimientos que han marcado su vida: ingresó al colegio Benigno Malo, en ese entonces dirigido por Alfonso Cuesta Cuesta.
Claros están en su memoria, los nombres y los cargos que tenían sus maestros, entre otros, los de Gabriel León (Literatura y Ortografía), Manuel Muñoz Cueva, conocido por los estudiantes como “Chugo” (Letras y Castellano), y Julio Peralta (Historia), quienes forjaron parte de lo que hoy es su vida.
En un colegio dotado más por integrantes del género masculino, era poco común observar a las mujeres pelearse por ser parte de sus listas de alumnos. Ello aunque, hubo quienes dejaron paradigmas atrás para conformar el “blanco y negro”, como se conoce al plantel.
No fue la primera en llegar. Como sus antecesoras estuvieron las hermanas Carlota y Matilde Moscoso, quienes ya se habían graduado para cuando ella ingresaba a la secundaria. También en las listas de estudiantes estaban Laura y Nélida Neira, en quinto y cuarto año, respectivamente.
Una motivación representó para Flor María llegar al tercer año, pues en esa época ingresó al colegio su hermana, Lilia Salazar González, con quien compartió los recesos y otros momentos especiales de la vida de aprendices.
La mayoría de ellos como “benignista” fueron positivos para ella. Uno de aquellos la marcó y fue cuando ascendió un escaño, al graduarse de bachiller de la República.
La historia que la vinculó con la institución educativa, que este 2014 cumple 150 años de servicio a la sociedad, no terminó allí. El destino quiso ligarla al centro educativo por más tiempo.
Después de algunos años, Flor María cambió el rol de aprendíz por el de maestra. Fue el momento de enseñar lo aprendido y dejar un legado.
Comenta que hubo infinidad de anécdotas. Una de ellas, rememora, es que en cada curso la mayoría eran varones, y, pese a marcar superioridad numérica, no se aprovechaban de las mujeres; al contrario, les brindaban su apoyo y protección.
Sobre el trato hacia los alumnos, dice haber sido muy rigurosa y determinante para generar en ellos disciplina y códigos de humanidad.
Un ejemplo de eso es que los obligaban a ponerse de pie, en señal de respeto, cuando ingresaba al aula el portero.
“La manera de ser y no dejarse de nadie, de guardar silencio cuando debo callar, de hablar cuando debo hablar”, es una de las enseñanzas más importantes que acopló a su vida, mientras formó parte del colegio fiscal.
En la actualidad manda un mensaje de positivismo y orgullo a los nuevos alumnos de la institución fundada en 1858, reconociendo los nutridos aprendizajes que tuvo cuando pasó por sus aulas.
“Los estudiantes del Benigno Malo nunca han sido amigos de la droga, del delito... todo lo contrario, han sido amigos de la rebeldía, de la verdad, del honor y de la dignidad”, finaliza.