Estudiantes dan asistencia social a grupos vulnerables
Desde las 11:30 varios niños, niñas y adolescentes comienzan a llegar a la Unidad Educativa Borja.
No son alumnos, pero ingresan a la sala de obra social e inmediatamente se lavan las manos, regresan al comedor y con una persignación rápida, agradecen los alimentos que se van a servir.
Son alrededor de 100 personas entre menores de edad y adultos mayores las beneficiadas de la obra social Jorge Carrión, que emprendió el plantel desde el 2006 al cumplirse 100 años del milagro de la Virgen Dolorosa.
“Surge la necesidad de que nuestros estudiantes sean solidarios y cumplan con la misión de Ignacio de Loyola: de ser más para servir mejor”, dijo Leonardo Vázquez, rector de la institución.
Autoridades, padres de familia, profesores, voluntariado y estudiantes hace seis años realizaron un sondeo en la parroquia Baños, (sector donde se ubica el establecimiento), para evaluar la situación socioeconómica de sus habitantes.
De esa actividad quedaron registrados 80 menores, de 5 a 15 años, y 20 adultos mayores con carencias de alimentos, medicina, afecto, recreación y refuerzo escolar.
Apoyo a necesitados
María Isabel Ordóñez, coordinadora de la obra social, explicó que el propósito de la institución no es entregar dinero, sino constatar las necesidades de las personas y apoyarlas en temas escolares, actividades lúdicas, talleres con los padres de familia y en lo relacionado a la salud.
Señaló que son los alumnos de los cuartos y quintos cursos quienes colaboran. “Primero para cumplir con la disposición del Ministerio de Educación de participación estudiantil, pero lo más importante es que esto forma parte integral de su educación, que es lo más importante”, remarcó.
Los estudiantes de los cuartos cursos se encargan de la atención en el comedor, mientras que los de quinto año conjuntamente con una maestra tutora, ayudan a los menores en el refuerzo escolar.
Según el rector, no solo acuden los beneficiarios directos de la alimentación, sino también otros pequeños que pertenecen a las escuelas fiscales del sector y que por información de las mismas autoridades conocen que tienen desfases de aprendizaje y los nivelas en distintas materias.
Además un transporte de la institución, conjuntamente con estudiantes, acude todos los días a entregar los alimentos a los adultos mayores, quienes por problemas de movilización o por su estado de salud no pueden dirigirse al plantel.
Vázquez señaló que complementariamente al tema de la alimentación “que pude parecer como un tema de asistencialismo sin mayor connotación de valores, se suman otras actividades como agasajos navideños, festejos de cumpleaños, actividades recreativas, capacitaciones, entre otras”.
“Lo que resaltamos es el contacto entre los estudiantes con las personas que viven de forma diferente a ellos, creando valores y mejorando sus condiciones de vida”, explicó.
A esta obra social se suma el apoyo de varias instituciones pública, privadas y la colaboración de los ex alumnos de la institución.