En San Francisco prevalece la solidaridad y el comercio
Hablar del barrio de San Francisco es alinearse con la solidaridad, por un lado, y con el comercio, por otro; y hasta por la informalidad.
Este rincón de Cuenca se ha caracterizado por presentar alternativas para los más necesitados, y también a quienes aspiran a intervenir en el comercio, siendo compradores o vendedores.
La iglesia, ubicada en la intersección de las calles Presidente Córdova y Padre Aguirre, se ha convertido en un ícono para los seguidores de la religión católica.
Según textos recabados del Ministerio de Turismo, sobre su tiempo de construcción, los franciscanos vinieron con la fundación de Cuenca y se ubicaron en el lugar en donde se encuentra el templo actualmente. Las naves de la iglesia fueron reconstruidas a finales del siglo XIX y la torre terminada en 1930.
Solidaridad con los necesitados
El 13 de junio de 1934 fue fundado uno de los íconos que presenta San Francisco, el orfelinato Antonio Valdivieso.
Ubicado en la calle Padre Aguirre 6-17, entre Juan Jaramillo y Presidente Córdova, este lugar se ha encargado de acoger a niños en situaciones de riesgo, pues han nacido en hogares sin uno o dos de sus progenitores, donde impera la crisis económica, la drogadicción, el alcoholismo y otros factores que pueden poner en riesgo su desarrollo.
El fundador de este orfelinato fue monseñor Daniel Hermida, conocido como el ‘Obispo de los Pobres’, mientras que su ejecutor fue Honorio Vega Larrea, gobernador de la provincia en ese entonces.
La historia indica que la primera directora del establecimiento fue sor María Blondet y su similar Clotilde Rivera. Desde los primeros años esta casa de servicio a los más necesitados estuvo a cargo de las Hijas de la Caridad.
Además, en el libro Rostros de los Barrios de Cuenca, se explica que Alejandro y Gabriel Vélez, Telmo y Celso Argudo, Luis Valdivieso y Luis Cabrera fueron los primeros niños del orfelinato.
Han pasado casi 80 años desde la creación de este centro y, en la actualidad, el propósito es el mismo: dar la posibilidad de vivir en condiciones estables, con alimentación y educación a niños.
Para potenciar la enseñanza, en 1954, en un espacio adjunto al orfelinato, se fundó la escuela Daniel Hermida Ortega.
El objetivo de este centro educativo desde un principio se basaba en servir a los niños que eran ayudados en el orfanato, con educación de calidad.
“Hoy se continúa dando educación de calidad a 214 alumnos que fueron los inscritos durante el período 2013- 2014”, manifestó sor Mariana Cueva, directora de la escuela.
Conforme a lo establece la Ley de Educación en nuestro país, este establecimiento fiscomisional, a más de becar a los niños del Antonio Valdivieso, da cabida a los hijos de los comerciantes que trabajan en lugares próximos al establecimiento, como el mercado 10 de Agosto y la plaza San Francisco.
Mercados, una tradición
Otro de los hitos que han marcado a San Francisco son sus mercados: el 10 de Agosto, la plazoleta de los comerciantes minoristas y el mercado de las artesanías.
El primero de ellos fue fundado en la fecha que lleva su nombre de 1954. Sus instalaciones fueron renovadas en la última década, manteniendo su tradición en la comercialización de verduras, frutas, carnes, plantas para aguas medicinales, ropa y demás.
Mientras que en la plaza San Francisco es una tradición encontrar la serie de productos relacionados a plásticos, vestimenta, accesorios de belleza, ollas, platos, plásticos... todo a precios módicos, lo que la ha convertido en sitio favorito para los compradores.
Joaquín de la Torre nació en Otavalo, pero llegó a Cuenca, junto con su madre, cuando tenía 14 días de vida.
Hoy, que tiene 40 años, dice sentirse parte de la plaza San Francisco, en donde expende ropa para niños, elaborada con distintos materiales, entre los que resaltan: la lana de alpaca, acrílico, tela lienzo, además de vender productos artesanales confeccionados con madera y tagua.
Este sector de la ciudad, en los próximos meses, sobre la base de un proyecto, será intervenido para su remodelación, brindando así mayores comodidades a negociantes y a quienes llegan para adquirir lo que allí se expende.