Diez sectores no autorizados para la matanza de ganado vacuno y porcino han sido clausurados en lo que va del año, en Cuenca.  
Dos de ellos en los últimos tres meses. Uno situado en el sector de Patamarca y otro en Morocho Quigua.

Santiago Rubio, comisario provincial de Salud, comentó que los centros de faenamiento  no presentaban las garantías sanitarias y técnicas para su funcionamiento. 

El primero de  estos  fue cerrado de manera definitiva, ya que sus propietarios reincidieron en las irregularidades higiénicas, mientras que  el segundo se clausuró de manera temporal.
“Actualmente los propietarios de los  locales de desposte de animales clausurados están en proceso de juzgamiento”, acotó el funcionario.

Rubio aseguró que en la capital azuaya   se desconoce el número de camales clandestinos, aunque existen denuncias   en  sectores cercanos a  la avenida Ordóñez Lasso y el barrio  Virgen de Fátima, por los malos olores. En la zona se realizan investigaciones.

Estéfano Toracchi, director regional del Ministerio del Ambiente, señaló que los centros ilegales afectan el ecosistema, ya que los desechos de los animales son lanzados a los ríos. Esto genera la aparición de bacterias que pueden perjudicar a los seres humanos.

El funcionario comentó que una vez que determinan el lugar donde trabajan estos espacios, informarán a las autoridades del Ministerio de Salud para su clausura.

“En el último año hemos colaborado para que desaparezcan entre siete y diez de estos lugares”, manifestó el responsable regional de la cartera de Estado.

Denuncias de estudiantes y de moradores

Profesores y estudiantes del colegio  Ciudad de Cuenca, ubicado al oeste de la ciudad, forman parte de los  afectados por el supuesto funcionamiento de camales clandestinos.
 Rosario Carpio, rectora del plantel, expresó que hace un par de años se había denunciado  la existencia de uno de estos establecimientos en la intersección de la avenida Ordóñez Lasso y Los Cerezos. Sin embargo, los olores nauseabundos persisten en la zona.

“La situación es terrible, sobre todo en los días soleados y calurosos. Esperamos que las autoridades den atención a estas peticiones y vengan a conocer lo que sucede”, manifestó.
Una situación similar se vive en el sector de Yanuncay, al suroeste de la capital azuaya.

Laura Mogrovejo, moradora del sector, afirmó que desde la madrugada se despostan chanchos, para luego ser vendidos en diferentes sectores de la urbe.
“Desde tempranas horas  se escuchan los gritos de los animales. Hemos pedido a las autoridades mayor control en este sector, pero no han hecho nada”, dijo la ciudadana.
 Añadió que es común encontrar sangre en las aceras y una gran cantidad de perros merodeando el  sitio.