En declive la fabricación artesanal de ladrillos en Cuenca
La producción de ladrillos artesanales se ha reducido notablemente en Cuenca. Según datos proporcionados por los fabricantes del sector de La Dolorosa, al oeste de la ciudad, un 60% han desistido de continuar en la actividad.
Una de las primeras industrias de esta zona perteneció a Nicanor Pacheco, quien laboraba desde hace más de 50 años en este mercado.
Su hija, Felicia, comenta que el negocio se vino abajo a finales de los años noventa, debido a que el valor que se pagaba por cada unidad no compensaba la inversión ni dejaba ganancias.
“Hace varias décadas esto era un buen negocio, pero desde 1999 todo era pérdida. Créame que mi papá -hoy fallecido- tenía que sacar dinero de sus ahorros y de otros negocios para pagarles a los empleados”, comentó.
En la actualidad la situación es la misma. Según Alberto Guevara, quien produce unos 1.000 ladrillos mensuales en su horno, para elaborarlos invierte alrededor de unos $0,25 que dejan una ganancia de $0,05. Él se encarga de conseguir el 100% del material. Aseveró que con las nuevas disposiciones en materia laboral es imposible contratar personal.
Contó que las épocas de prosperidad del negocio fueron los años 80. En esa década, afirmó, fabricaba alrededor de unas 6.000 unidades cada mes y la ganancia representaba un 35% o más por unidad.
“Yo conozco a bastantes personas que han destruido los hornos donde se les da el proceso final. Creo que es un producto que puede desaparecer del mercado porque el precio es bajo y la mano de obra costosa”, manifestó.
Llegó la industrialización
En vista de la situación, algunos productores artesanales que no querían cerrar sus hornos optaron por empezar a fabricarlos a nivel industrial.
Fernando García, por ejemplo, comentó que su padre inició fabricándolos sin ningún tipo de equipos hace más de tres décadas.
Sin embargo, hace 10 años adquirieron maquinaria para procesarlos de otra manera. Este proceso requirió de una inversión de aproximadamente $150.000.
“Nos dimos cuenta de que invirtiendo en equipos nos ahorraríamos en la mano de obra y podríamos triplicar la producción mensualmente y así fue al inicio”, enfatizó el microempresario.
Empero, señaló que en los dos últimos años las ganancias se han reducido por varios aspectos. Uno de ellos es que cuentan con cuatro empleados, a quienes, de acuerdo a la ley, deben cancelarles una remuneración básica, más beneficios de ley.
Calculó que cada unidad de este producto utilizado para la construcción de edificaciones representa una inversión de 0,28 centavos frente a un precio de venta de $0,38.
Sostuvo que a pesar de las nuevas implementaciones realizadas en su pequeña planta es difícil garantizar el desarrollo de una empresa en este mercado.
“Existe una competencia desleal. Hemos pensado innovar con nuevos productos porque de otra manera la situación nos puede llevar a cerrar la fábrica”, comentó.
Para Xavier Arévalo, quien trabaja en el sector de la construcción, hoy en día la baja en la producción de ladrillos se debe a que para levantar edificaciones, arquitectos y otros profesionales optan por utilizar bloques, sobre todo por el factor costos. Si bien el precio por unidad del bloque ($0,38) es mayor al de un ladrillo artesanal ($0,22), su longitud es mayor y eso permite abaratar gastos al terminar la obra.